Hasta hace un año, las exportaciones y la inversión se encaminaban a ser los motores de la recuperación económica. Con el consumo fuera de escena por la pérdida del poder adquisitivo del salario, estos dos drivers prometían traccionar la suba. Pero al cierre de 2018 y tras tres años de gestión de Cambiemos, solo las exportaciones se mantenían en pie. La inversión cayó 25% y como porcentaje del PBI ocupa el escalón más bajo desde 2002.
Los datos del INDEC muestran que la inversión, entendida como “formación bruta de capital fijo” en términos macroeconómicos, bajó 25% en el cuarto trimestre de 2018 respecto del mismo período del año anterior. Esta caída se debió al decrecimiento de 13,8% de la inversión en construcciones, a la baja de 6,3% del rubro “otras construcciones”, a la disminución de 30,5% en maquinaria y equipo y a la merma de 48,2% en equipo de transporte.
Los datos de la consultora Invenómica marcan que en 2018 la inversión equivalía al 14,4% del PBI. Es el guarismo más bajo desde 2002, cuando representaba el 12%. La persistencia del déficit primario entre 2016 y 2018, el aumento de la emisión de deuda publica en moneda dura, el atraso cambiario y la inflación indomable deshicieron la ilusión macristas de que con el cambio de gobierno habría un caudal de inversiones.
Horacio Larghi, director de Invenómica, plantea que “estos bajos niveles de inversión complican el crecimiento del PBI y apuntalan la inflación“.
En los primeros años de la década del ’80 la participación de la inversión en el PBI era más alta en Argentina que en Chile. “Pero esto se quebró en 1988, y a partir de entonces Chile mantuvo siempre un ratio inversión/PBI muy superior a la Argentina. Chile logró reducir la inflación de dos dígitos a uno luego de años de profundas reformas económicas que atrajeron una enorme cantidad de inversiones”.
Según Larghi, la receta chilena -que incluyó apertura comercial, fomento de exportaciones, reducción de la deuda externa y equilibrio del gasto público- les permitió “obtener elevadas tasas de inversión en relación al producto que contribuyeron a una continua reducción de la inflación junto con un crecimiento sostenible del PBI. Los resultados en Argentina son precisamente opuestos y, sin cambios radicales en la política económica, la elevada inflación y bajas tasas de crecimiento del PBI continuarán destacándose en el corto plazo”.
De acuerdo con el Monitor de la Inversión, herramienta que elabora mensualmente la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional, “en febrero los indicadores de inversión se mantuvieron en terreno negativo, aunque continuaron mostrando signos de reversión en la tendencia, impulsados principalmente por la reactivación de la construcción y el crecimiento de la demanda de equipos para proyectos en energía eólica”.
En 2018, la Inversión Extranjera Directa (IED) superó los US$12.100 millones y representó el 2% con respecto al PBI. Se trató de la mejor marca en los últimos siete años.
La inversión como porcentaje del PBI se puede medir de dos formas: a precios corrientes, como lo hace Invenómica, o a precios constantes, tomando como base los valores de 2004, como lo hace la consultora Ecolatina. En esta medición la relación inversión/PBI para 2018 es 19,8%, con una caída a 17,7% en el cuarto trimestre.
“Nuestra proyección es que en cualquiera de las dos mediciones la inversión va a caer mucho. Este año va a caer 9% a precios constantes, lo que llevaría el ratio contra el PBI de 19,8% a 18,3%“, dice Lorenzo Sigaut Gravina, director de Ecolatina.
“Ese ratio debería estar en 20 ó 25% puntos para poder crecer 3 o 4% anual. Esto es en formación bruta de capital, pero también tenés que tener inversión en capital humano, para lo que necesitás invertir en educación. Igual que en otros momentos de la historia reciente en el que el ratio era bajo -como en 2004 cuando era del 15% del PBI-, esta vez hay mucha capacidad ociosa. Para aumentar la producción más que hacer crecer la inversión lo que hace falta es que se incremente la demanda“, indica Sigaut Gravina.
“Este año la perspectiva es que la inversión va a seguir bajando un poco. Una muestra de esto es que las importaciones de bienes de capital están cayendo más que el promedio,” apunta Larghi. En el primer trimestre, las importaciones generales bajaron 27% y las compras de bienes de capital desde el exterior se desbarrancaron 40%. “El ratio inversiones/PBI de este año va a ser más bajo que el año pasado”, sostiene Larghi.
Para que la inversión repunte “primero tiene que haber un aumento del consumo y estabilidad en las principales variables macroeconómicas”, dice Larghi y pone como ejemplo al sector automotor, que anunció fuertes inversiones en los dos primeros años de Cambiemos, cuando se esperaba que el mercado local llegara a ventas por 1 millón de unidades al año. “Ahora se prevé que venderán medio millón de autos, entonces las empresas suspenden personal y postergan inversiones“.