En medio de una cada vez más difícil negociación en torno a la deuda con los acreedores externos, sumada a la intransigencia del Gobierno nacional para moverse de su propuesta y sentarse a negociar con los bonistas, sorprendió la decisión que tomó Martín Guzmán. Y es que el Ministro de Economía estuvo detrás del proyecto de ley de ampliación del presupuesto que el Poder Ejecutivo envió a la Cámara de Diputados, una iniciativa que carga con una característica particular.
Y es que el Gobierno habilita que los acreedores que poseen sus bonos en pesos puedan dolarizarse. Esto significa que la ampliación del presupuesto no sólo tiene como fin el reforzar las partidas de gastos y recursos para hacerle frente a las erogaciones propias de la crisis de la pandemia. Y es que esconde un gesto a los poseedores de bonos en pesos, ya que les deja vía libre para canjear esa tenencia por bonos valuados en dólares.
Para decirlo de forma más clara, lo que el Gobierno intenta es que aquellos inversores que tengan bonos en pesos, puedan utilizarlos como instrumento de pago para adquirir nuevos títulos, pero en dólares. Y es que la estrategia de Martín Guzmán pasa por pretender captar a la mayor cantidad posible de acreedores externos con esta operatoria. Para conseguir así la cantidad de tenedores del exterior necesarios para lograr el canje de deuda, a pesar de la negativa de Black Rock y compañía.
[su_note note_color=”#0A8C06″ text_color=”#ffffff” radius=”10″ class=””]El problema es que esto significa lisa y llanamente la dolarización de la deuda en pesos. Una decisión que va a contramano de lo que debería ser la política económica en el marco de la severa restricción de disponibilidad de dólares que atraviesa la Argentina. Se trata de una anormalidad que le acarreará al Estado un costo mayor, al punto de que el propio economista, Roberto Lavagna salió al cruce de esta iniciativa del oficialismo.[/su_note]
El ex candidato a presidente en las elecciones pasadas, explicó que las economías en desarrollo cómo lo es la Argentina, que padece de amplios desequilibrios económicos y sociales, debería renegociar sus deudas tratando de mermar la parte emitida en dólares. Ya que el fin debería ser el de aumentar lo emitido en moneda local. Calificó de insólita la idea del Martín Guzmán, y es que un accionar como el propuesto, a la larga resulta en un costo mayor para el Estado.
Lo cual implica qué se trata de un costo que terminará pagando la sociedad vía mayor presión impositiva en un país que paga impuestos como en Suecia, pero que recibe servicios públicos del tercer mundo. Pero, además de ello, el contexto de post pandemia que se viene hace más insólito todavía esta propuesta de parte del oficialismo. Un Gobierno más ocupado en reformar la justicia que en generar un acuerdo económico y social.
La pifia del Ministro de Economía pasa por ignorar que el dólar, al tratarse de una moneda dura de reserva, se transformará en uno de los bienes más escasos de la economía local por mucho tiempo. Por lo que, lejos de permitir que abandonen el país, debería generarse condiciones para que ingresen. Pero el supuesto gobierno nacional y popular busca favorecer, de esta manera, a unos pocos que especulan financieramente con los pocos dólares con los que cuenta Argentina.