Una fastuosa presentación hizo de marco para dar a conocer a la opinión pública el mentado proyecto de reforma judicial. La ironía del destino, o el cinismo de quienes nos gobiernan, hizo qué esto tuvieron lugar el día en el que se cumplieron 20 años de la muerte del Doctor René Favaloro. Argentina es un país en el que, en un día en el que se debía conmemorar la memoria y el trabajo de este prócer de la medicina, se terminó consagrando la impunidad.
[su_note note_color=”#0A8C06″ text_color=”#ffffff” radius=”10″ class=””]La impunidad, que es hermana de la corrupción, la misma que fue motivo del suicidio del Doctor Favaloro. Y es que fue el asco que le provocaba la corrupción lo que lo término de empujar hacia el abismo hace dos décadas. Veinte años después, parece como si nada hubiese cambiado en la Argentina, ya que los nombres de quienes gobiernan, así como los espurios manejos que detentan, siguen siendo los mismos que tuvo que soportar el honorable médico.[/su_note]
En una metáfora triste, Argentina se encuentra hoy igual que como lo estaba hace 20 años la fundación que presidía René Favaloro. Es decir, presionado por dificultades económicas y financieras a las que el Estado no pudo, no supo, y/o no quiso responder. Y cuándo el médico solicitó ayuda a uno de los organismos dependiente del Estado, como es el Pami, recibió como respuesta el pedido de una coima para interceder. Algo que le costó la vida al facultativo.
Justamente, ese pedido de coimas fue la gota que rebalsó el vaso de los múltiples episodios de corrupción que tuvo que atravesar su fundación, para que el médico terminara viendo sus sueños hechos añicos. Y es que, precisamente, ese mal hábito argentino que es la corrupción hace que 20 años después, el presidente Alberto Fernández estaría buscando institucionalizar utilizando la reforma judicial como una especie de caballo de Troya para adentrarse en la Justicia.
Una iniciativa que a todas luces buscaría consagrar la impunidad a Cristina Kirchner, sus hijos, y los funcionarios que la acompañaron en su gestión y que hasta el día de hoy son investigados. Justamente, en este día tan emblemático en el que el mundo entero recuerda los aportes a la medicina realizados por René Favaloro, también asiste a la presentación de un proyecto que buscaría quebrar al tercer poder en el que se apoya la República.
Y es que el Gobierno intentaría lograr formar una Corte Suprema que le sea funcional a sus intereses. El problema de esto, y qué tal vez la sociedad comience a vislumbrar de aquí en más, es lo que implica el hecho de que se pierda a la Justicia como poder independiente del poder político de turno. Tal vez, algo de esa reacción ciudadana si haya evidenciado anoche con los cacerolazos que se escucharon en varias ciudades del país. Y es que, de lo contrario, no sólo la impunidad quedaría consagrada si prospera en el Congreso esta reforma judicial. Sino que, además, daría pie a la formación de un gobierno tiránico, en la cual el Estado se resumiría en la voluntad del Poder Ejecutivo y significaría el fin de la Argentina como República. Se perdería al país como un Estado de Derecho, ya que quedaría sometido a la voluntad de quienes no sólo saquearon las arcas, sino que también pretenderían saquear a la Justicia.
