En el día de ayer, se vivió una jornada bochornosa en el Congreso de la Nación que pasará a la historia. Y es que luego de 8 horas de discusión acalorada a puertas cerradas entre diputados del oficialismo y del principal partido opositor de Juntos por el Cambio, no se pudo llegar a un acuerdo unánime a la hora de restablecer las sesiones parlamentarias de forma presencial. Sin embargo, el kirchnerismo hizo valer su mayoría y prolongó las sesiones virtuales una mes más.
De esa mayoría se aferró el titular de la Cámara baja de Diputados, Sergio Massa, para darle continuidad al debate parlamentario en torno a dos proyectos de ley como si nada hubiera ocurrido. Y es que el ex intendente de Tigre incurrió en una maniobra vergonzosa, debido a que su papel implica que sólo debe actuar como una especie de moderador. Sin embargo, tomó parte y cumplió de forma obediente la intención del kirchnerismo.
De todas formas, es innegable que su accionar fue lamentable ante los ojos de la ciudadanía. Mientras que su imagen negativa crece en las encuestas debido al mal concepto que de él tiene gran parte de la sociedad y de la opinión pública. Por su parte, anoche los diputados de Juntos por el Cambio brindaron una conferencia de prensa en la que aseguraron que judicializarán la decisión tomada por el oficialismo e irán en pos de sesionar de manera presencial.
De todas maneras, el margen de maniobra del kirchnerismo pareciera acotarse cada vez más. Y es que, tal como denuncia la oposición, el primer objetivo pasa por lograr que la reforma judicial se debata de manera virtual. Un tema que por su complejidad debería ser tratado de forma presencial. Más cuando la verdadera intención que escondería, cuál caballo de Troya, sería la de asegurarle la impunidad a Cristina Kirchner y a sus ex funcionarios.
En una carrera contrarreloj, el Poder Ejecutivo busca a convencer a algunos diputados de la oposición que no integran el sector de Juntos por el Cambio. Y es que el valor de la billetera tratará de imponerse para que el Poder Legislativo se convierta en una especie de oficina exprés del poder político de turno. En este marco, la incertidumbre se apodera de los diferentes actores de una República amenazada en medio de la pandemia.
Es por ello que el único seguro que tienen las instituciones en Argentina pasa por la sociedad. Ésta no está dispuesta a que se convalide un nuevo atropello institucional en nuestro país y se descuenta que no va a permitir que se apruebe un proyecto de ley que no busca una Justicia para todos. Ya que la ciudadanía está convencida de que los cambios a introducir en el Poder Judicial no pretenderían otra cosa que conseguir el objetivo de impunidad.
En este escenario, cabe destacar que ayer se vivieron momentos de tensión en la puerta del Congreso previo a la sesión. Y es que un grupo de manifestantes intentó ingresar al Congreso, lo cual fue impedido por parte de agentes de seguridad. Se trataba de personas identificadas con consignas en contra de la reforma judicial y en apoyo a los legisladores de la oposición. Esto fue apenas una muestra de lo que vendrá en caso de que el Gobierno no desista de su intención.