Contra todo pronóstico acerca lo que podría pensarse, podría convertirse en un punto de inflexión de parte del kirchnerismo, luego de la masiva movilización del pasado lunes, el oficialismo decidió redoblar su apuesta por el “odio”. Y es que uno de sus militantes más destacados desde el mundo de la comunicación, como es el caso del comediante y emisario Dady Brieva, expresó mientras conducía su programa radial que “deseaba agarrar un camion y jugar al bowling en la 9 de Julio”.
Pero no cualquier gente, se refería a las personas que el lunes se manifestaron por las distintas calles de las ciudades más importantes del país. Incluso, que protestaron en contra de las políticas y medidas de toda índole que el Gobierno aplica, sin olvidar la impunidad a la que aspira Cristina Kirchner y su entorno.
No conforme con semejantes dichos, amenazó con el hecho de que desde el lado de la militancia kirchnerista se mastica bronca cual olla a presión que podría detonar en cualquier momento. Esto significa que desde sectores del oficialismo no tienen problema alguno con intentar una suerte de guerra civil si la ciudadanía que piensa diferente a ellos continúan manifestándose como lo viene haciendo a lo largo de todo el año a pesar de la pandemia.
La falta de tolerancia hacia cualquier disidencia al discurso oficial les provoca a los dirigentes y comunicadores del oficialismo una especie de pulsión de muerte, movilizada por su odio interno hacia aquel que no comulga con el kirchnerismo. Pero lo que resulta más irónico e hipócrita es el hecho de que este Gobierno se presenta como la contraposición al odio. De hecho, crearon un observatorio llamado Nodio para controlar al periodismo independiente.
Resulta a todas luces ridículo que quienes resultan los fundadores y principales promotores del odio vayan a convertirse en los supuestos controladores del odio en la Argentina. El kirchnerismo enseñando a no odiar es equiparable a colocar de bombero a un pirómano. Sin embargo, la sociedad está movilizada y empoderada y no permitirá dejarse llevar por ataques discursivos debido a que saben una verdad que el oficialismo ignora.
Esto es el hecho de que la coalición gobernante padece una profunda desorientación. Y, lamentablemente, cuando están perdidos buscan enemigos, los cuales, van cambiando según la propia paranoia y odio que proyecten. De esta manera, un día son los jueces que investigan a Cristina Kirchner, otro es el periodismo independiente que descubre las fechorías del kirchnerismo y ahora ese enemigo lo encarna la gente que protesta contra ellos.
Desearle la muerte a una parte de la sociedad, como hizo Dady Brieva, sólo por pensar diferente es una clara muestra de la intolerancia y del “odio” que se anida en el corazón de un movimiento político como el kirchenerismo, que no vacilará a la hora de extender sus tentáculos por todas las instituciones que representan a una República. Es la movilización de la sociedad el antídoto para curar este mal que encarna el Gobierno desde que volvió al poder.