Opinión:
Esto no es ni más ni menos que el fracaso rotundo de la dirigencia política en la administración del Estado y en la repetición de un sinnúmero de errores que llevaron a la economía argentina a la triste situación actual. Ni siquiera el hecho de contar con un alivio en el pago de los servicios e intereses de la deuda, pudo transformar la realidad y cosechar siquiera algo de alivio, ya que los errores continuaron y lejos de traer beneficios, los costos son enormes.
Ahora, el índice de riesgo país se encuentra entre los más altos del mundo y se encuentra en 1.400 puntos básicos. Esto equivale a decir que si la Argentina quiere emitir deuda para conseguir dólares se la penaliza con una “multa” de 14 por ciento. Imposible de pagar. Eso explica por qué tenemos la crisis cambiaria.
Pero, ¿a qué obedece esta crisis? ¿Cómo es posible que un país con un ingreso per cápita de unos 7.000 dólares, el octavo país más grande del planeta, con una de las mejores y más fértiles praderas del mundo, pase por la crisis actual?
La respuesta es el fracaso de la dirigencia política. En un reciente informe, la agencia Moody’s evaluó que “el perfil crediticio de Argentina refleja la alta volatilidad económica, el cierre virtual de fuentes de financiación internacionales basadas en el mercado y una dependencia significativa de la central banco para financiar el gran déficit fiscal del gobierno, el último de los cuales corre el riesgo de aumentar los desequilibrios macroeconómicos a corto plazo.
Aunque la reestructuración de la deuda soberana resultará en una factura de intereses sustancialmente más baja y un riesgo de refinanciamiento limitado hasta 2024, el marco de política fiscal altamente incierto y ausencia de reformas estructurales importantes, hacen que el riesgo de liquidez del gobierno se mantenga elevado a mediano plazo.
A pesar del endurecimiento gradual de los controles de capital, es probable que persista la presión sobre las divisas y las reservas, lo que aumenta el riesgo de un deterioro material en la carga de la deuda del país, alrededor del 80% de la cual está denominada en moneda extranjera”.
Ahora, el BCRA intenta la medida que evidencia la desesperación del gobierno de los Fernández: aumentó las tasas de referencia para aplacar la presión sobre el dólar. Apenas un paño frío, en medio de un voraz incendio. Durará hasta que vuelva la presión sobre el dólar de la mano de la inflación. Y de nuevo subir las tasas, desatando una carrera sin fin. Otro fracaso reiterado.