Cuando parecía que el Gobierno tendría un respiro ante la leve baja del dólar blue en el mercado paralelo, una serie de cartas con mensajes inquietantes comenzaron a llegar a las casillas de correo del ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y de la secretaria de Comercio Interior, Paula Español. El contenido de las misivas no hizo más que blanquear una situación que comenzó a registrarse desde el fin de semana: el desabastecimiento de alimentos.
Esta amenaza no está directamente relacionada con el dólar, sino más bien con la existencia del programa gubernamental conocido como “Precios máximos”, el cual rige desde que comenzó la pandemia, es decir, desde mediados de marzo. Y es que este programa mantiene supuestamente congelados varios precios de productos, por lo que varias cámaras empresarias comenzaron a ejercer presión para intentar lograr la caducidad del plan estatal.
La implementación del mencionado programa mantiene congelados los precios de todos los alimentos, bebidas y artículos de limpieza y tocador. El problema para los empresarios es que la posición que adoptó el Gobierno nacional fue la de volver a prorrogarlo. De todos modos, prometió que comenzará a trabajar con los distintos sectores y empresas la manera de poder ir saliendo gradualmente del esquema previsto a comienzos de la cuarentena.
Las cartas enviadas al Gobierno advierten sobre una situación crítica y plantean que el desabastecimiento está a la vuelta de la esquina. En ese sentido, comunicaron que han sufrido una suba sostenida de sus costos y que se encuentran al límite de su capacidad operativa. Además, cabe señalarse que las ventas registradas han sido cada vez más escasas, por lo que claman por una readecuación de los precios en las góndolas.
Si bien en los meses de julio y octubre se produjeron algunas actualizaciones en lo que al valor de los productos se refiere, los empresarios consideran que se trata de insuficientes los ínfimos ajustes que el Gobierno habilitó. En ese marco, no sólo advirtieron sobre la posibilidad de que se produzca un desabastecimiento, sino que también advirtieron acerca de la chance de que se pierdan las fuentes de trabajo en medio de la pandemia.
Cabe destacar que el ensanchamiento de la brecha y las expectativas de devaluación del tipo de cambio oficial provocaron que muchas empresas paralicen sus ventas durante el transcurso de la semana pasada, sobre todo, en lo que hace a los productos importados o de alimentos con gran componente de insumo dolarizado. En ese marco, hay una advertencia que más ruido hizo en las cartas que recibieron los funcionarios del Gobierno.
Y es que, hasta el fin de semana, sólo había importantes demoras en las entregas de los productos generadas por la creciente incertidumbre cambiaria. Sin embargo, el problema ahora pasa por el hecho de que el supermercado no tiene muchas opciones. Y es que se encuentran entre la espada y la pared debido a que o aceptan los aumentos y se bancan la diferencia, o no los acepta y genera el tan temido desabastecimiento.
