Un conflicto está en puerta luego de que los municipios de San Miguel de Tucumán y de Yerba Buena autorizaran a los bares y restaurantes a permanecer más tiempo abiertos de lo que el Gobierno provincial autorizó. Y es que cada vez será más difícil impedir que la gente y los empresarios den rienda suelta al intento de volver a algo parecido a lo que todos conocimos como vida normal antes de la pandemia.
Desde este medio informamos durante la semana que las autoridades sanitarias se encuentran en una especie de laberinto, porque no saben cómo comunicar que la intención del Gobierno es que para las fiestas de fin de año, las restricciones que rigen hoy en día, no sólo se mantengan en diciembre, sino que se profundicen de cara a Navidad y Año Nuevo. ¿Creen realmente que algo así será posible?
Uno de los principios básicos de la comunicación es que no hay manera de transmitir como algo bueno una información cuyo contenido es negativo. En ese sentido, desde el oficialismo tucumano saben que será más que difícil intentar hacer cumplir con lo que recomiendan las autoridades sanitarias, que junto con los funcionarios públicos, fracasaron en su intento de controlar la pandemia en más de siete meses de cuarentena.
Justamente, es en la cantidad de tiempo transcurrido donde los intendentes de los dos distritos donde se concentra la mayoría de la actividad económica de Tucumán, los que decidieron desobedecer las órdenes del COE. Y es que los empresarios no pueden seguir sosteniendo su negocios y emprendimientos sin que puedan tener la posibilidad de facturar más debido a que las restricciones que pesan todavía son estrictas.
En ese marco, el sector gastronómico admitió algo que sólo desde Tucumán Despierta hemos venido haciendo hincapié. Y es que los locales como bares y restaurantes albergan más gente de las que están permitidas, por lo que no han hecho más que blanquear la situación de irregularidad en la que venían funcionando. Y es que la situación económica no da para más y la gente ha vuelto a relajarse de cara al coronavirus.
Si a las autoridades les desvela el hecho de lo que será el movimiento en la provincia durante el transcurso de las fiestas de fin de año, lo que vendrá luego directamente les quita el sueño. Y es que el calor típico de la temporada estival en nuestra provincia no hará más que movilizar a los tucumanos a buscar alivio en ríos, como ocurre cada enero en Tucumán. ¿Acaso creen en el Gobierno que existe margen para evitar esto?
La cantidad de gente que se juntará a pesar de la pandemia será directamente incontrolable, al tiempo que las medidas de restricción serán inaplicables. Mientras tanto, las guardias y terapias intensivas crujen y el personal médico se encuentra al borde del colapso emocional y psicofísico. ¿Será posible conciliar el cuidado con la libertad?.
