Las imágenes quedaron grabadas a fuego en las retinas de los tucumanos, aún incrédulos ante el lamentable espectáculo de un niño de 13 años blandiendo armas y amenazando de muerte a terceros mientras hace tiros al aire de día, en un espacio abierto, rodeado de otros menores.
¿Quién es ese chico que cambió juguetes y libros por pistolas automáticas? El “Hijo de Pera”, tal el nombre que se da a sí mismo en el video, formaría parte de un grupo de menores asaltantes que se hacen llamar “La Banda de la Panamá”, en alusión a la calle en la que viven.
Según algunos vecinos que se animaron a hablar con la condición de que no trascendieran sus nombres, la familia del menor habría llegado al lugar hace unos meses y, desde entonces, la vida ya de por sí complicada, se volvió un infierno.
“Nos cansamos de denunciar los tiros, los robos que cometen él y toda su familia, porque son todos unos ratas. La Policía pasa por aquí y no hay nadie, después doblan en la esquina y comienzan los tiros otra vez”, confió uno de los habitantes de la zona, en la que conocen al chico como “Pequeño”.
Además del video que conmovió a Tucumán el fin de semana, circulan también fotos del menor junto a otros de su misma edad, en la que entre empanadas y bebidas, se ven armas de grueso calibre que, según cree la Policía, les son provistas por un tercero para que salgan a robar.
Lo cierto es que el niño, quien aparece mencionado en más de una causa por asaltos a mano armada, dirige sus amenazas a miembros del Clan Toro, un grupo conocido por sus vínculos con el tráfico de drogas. Se cree que habría tenido un problema con alguno de los miembros de esa banda.
Desde la conducción del Ministerio de Seguridad le solicitaron a Delitos Telemáticos que rastreen el origen de las imágenes. Esa información se presentó como prueba ante la fiscalía de Delitos Genéricos que conduce Arnoldo Suasnábar, que es quien debe dar las instrucciones del caso.
Igualmente desde adentro de la Policía reconocen que es poco lo que se puede hacer. “Son peligrosos, son menores y saben que son inimputables, entonces salen a robar armados, a veces bajo efectos de alguna sustancia”, advierten.
“Para la Policía también es complicado intervenir en este tipo de causas porque no podemos más que aprehenderlos y esperar que un Juzgado tome una medida. Normalmente deciden devolver al menor a los padres, salvo que haya incurrido en un delito muy grave”, concluye una fuente policial, a manera de lamento.