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Un fenómeno imparable Los youtubers “salvaron” la Feria del Libro

En una edición en que se vendieron menos ejemplares, los jóvenes llegaron de a miles a ver a sus ídolos y llevarse sus ejemplares firmados.

La hora del final. Los libros siguen ejerciendo un efecto magnético sobre los lectores argentinos. /German García Adrasti.
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Como aquella biblioteca infinita que imaginaba Borges y en la que se figuraba el paraíso, la Feria del Libro porteña es ese lugar en que parecen caber todos los libros, los discursos más variados, las mil y una referencias a la literatura, en diálogo con la actualidad: un evento que repite variables históricas pero a la vez se renueva y muestra cada año aristas nuevas. Una suerte de animal mutante y gigantesco; el mayor encuentro de la cultura argentina y la vez un escenario autónomo, que genera sus propias noticias dentro del predio. 

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Seguramente nada de lo que ocurrió en estas semanas en La Rural tuvo el impacto del lanzamiento del libro de la ex presidenta Cristina Kichner, con números de venta con los que la industria ya ni sueña. Y, más todavía, su cuidada presentación en la sala más grande del predio y con una multitud puertas afuera. En pleno año electoral -y después de una inauguración con abucheos al secretario de Cultura Pablo Avelluto, como contraste- esa será la marca más evidente de esta Feria del Libro. Pero pasaron muchas cosas.

Fiestas
Feria del libro. El año de Barcelona en Buenos Aires. / Juano Tesone

El balance comercial de esta edición viene precedido por la pronunciada crisis que afecta a las editoriales y se está volviendo “estructural”: no es un dato menor que, según la Cámara Argentina del Libro (CAL), el primer trimestre de 2019 haya sido el peor en 5 años para el sector –los dos primeros meses de 2019 se produjo un 35 por ciento menos de libros que en el mismo período del año anterior-. Y si se publica menos y decae el consumo, esto termina redundando en una baja en el nivel de lecturas: según consta en la última encuesta de consumos culturales del Sistema de Información Cultural de la Argentina (Sinca), el consumo de libros per cápita cayó de 3 a 1,5 en el periodo 2013-2017. O la baja en el nivel de lecturas provoca la caída de las ventas… lo del huevo y la gallina.

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Pero volvamos a la Feria. Este año, cayeron las ventas –en ejemplares vendidos- entre un 15 y un 20 por ciento respecto del año anterior. La baja es aún más marcada en el caso de los libros importados, que duplicaron su precio debido a la devaluación de 2018. Y además hubo un 20 por ciento menos de público, según las estimaciones recogidas en los stands. 

¿Qué hicieron, entonces, las editoriales?  Apelaron a promocionar a sus autores más convocantes y, en el caso de algunos sellos que previeron el fenómeno, a seducir al público juvenil: es que los jóvenes lectores son desde hace unos años el segmento más activo del mercado editorial y la variable que muchas veces “mueve la aguja” de las ventas, además de aportar un condimento festivo a los eventos en las salas.

Un nuevo público. Chicos y jóvenes explicaron gran parte del movimiento en la Feria. / Martín Bonetto
Un nuevo público. Chicos y jóvenes explicaron gran parte del movimiento en la Feria. / Martín Bonetto

En esta 45ª edición, los nuevos lectores llegaron en malón para expresarsu devoción por ídolos de las redes sociales –como los youtubers devenidos autores, entre ellos Robleis Pamela Stupía– y de la plataforma Netflix, en el caso de Héctor Lozano y Carlos Cuevas, guionista y uno de los actores principales de la producción catalana Merlí. Ellos presentaron juntos el libro Cuando fuimos los peripatéticos. El fenómeno Merlí en la Feria y formaron parte de una comitiva en el año en que Barcelona ofició como ciudad Invitada de Honor. “Espero que se legalice el aborto seguro”, dijo Cuevas ante los 1.200 jóvenes que lo ovacionaron la noche en que se presentaron y había hecho cola desde varias horas antes para verlos, anticipando lo que después replicarían otras figuras mediáticas del programa.

Nuevos Pozos
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Según la presidenta de la Feria, María Teresa Carbano, los organizadores están contentos en relación a la afluencia de público, “probablemente porque compensamos con el día de entrada gratuita con la SUBE, pero nos mantuvimos con cifras equiparables a las de 2018”, dijo a Clarín. Un recorrido por los stands, sin embargo, arrojaba otra percepción: la mayoría de los consultados percibía entre un 15 y un 20 por ciento menos gente respecto de la edición anterior.

¿Influyó en esa baja el costo de las entradas -120 pesos de lunes a viernes y 180 para los sábados, domingos y feriados-? Si bien el precio es muy inferior al de una entrada al cine, para muchos parece haber sido un lujo inviable, aún con un 10 por ciento de descuento en el costo de los libros con el ticket. Vale como prueba el hecho de que el martes 7 de mayo, cuando se abrieron las puertas a todos los que tuvieran la tarjeta de transporte, es decir casi todo el mundo, los pasillos estuvieron repletos: el doble de gente, dijeron los organizadores. Los expositores –que, en un contexto recesivo, desembolsaron este año una suma aproximada de 350 mil pesos para tener un espacio de unos 30 metros cuadrados, también agradecidos.

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Pasillos llenos. El día gratuito ayudó, pero calculan menos gente que el año pasado. / Foto German García Adrasti

Pasillos llenos. El día gratuito ayudó, pero calculan menos gente que el año pasado. / Foto German García Adrasti

La crisis también se hizo sentir en el hecho de que los bibliotecarios de las provincias se hayan llevado este año un volumen menor del libros, ya que los afectó el achicamiento del programa de Apoyo a las Bibliotecas Populares (CONABIP), dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación, y que cada año les permite comprar con un 50 por ciento de descuento, a través del Plan Libro%. Y también se redujo la cantidad de participantes. Mientras que en 2018 los bibliotecarios vinieron con 25 millones de pesos, en 2019 tuvieron 24. Calculando que en el medio hubo una inflación del 47.6 por ciento…

El vigor de la movida juvenil

La presencia de los más jóvenes -un auténtico fenómeno en términos numéricos, que resalta como con glitter si se recrean imágenes de este mismo evento hace no demasiados años atrás- se corresponde con otra tendencia que los tiene como protagonistas de la movida editorial argentina, en los últimos años. Los adolescentes se acercan a los libros con un fervor que los define y es previamente fogoneado en otros canales por los que los títulos circulan: llegan a esos libros a través de redes como You Tube, Instagram o Facebook, donde sus pares –algunos con audiencias masivas- los tientan con un lenguaje con el que se identifican. Esos títulos, entonces, se convierten en best sellers.

Este año, los libros firmados por youtubers, las ficciones juveniles y las sagas volvieron a demostrar que los nuevos lectores leen aquello que fundamentalmente les divierte y de manera muchas veces compulsiva: durante los primeros días de la Feria, Robleiscausó furor y marcó una tendencia, con filas de hasta 200 metros de fans que aguardaron paciencia la firma de su único libro, Aventura Zombie.

Días más tarde, la youtuber Lyna Vallejos, debió suspender la firma de sus libros luego de provocar involuntariamente un tumulto de proporciones, por el que hasta la Fundación El Libro salió a dar explicaciones: 3.000 chicos se habían acercado a verla. Otro dato, en este sentido, es que Cúspide haya duplicado este año a 80 metros cuadrados su espacio Joven.

Pamela Stupía, autora de la saga 14/7, y de los títulos Zoe y Starlie fue otra de las figuras principales de la movida juvenil; así como Tiffany Calligaris –autora de las sagas Lesath y Witches- que lleva vendidos más de 65 mil libros entre ambas, y está consolidada como una de las mejores escritoras del género fantasy de Argentina. Mientras que a los Bookstagrammers -jóvenes que hablan de literatura en Instagram y tuvieron su propio encuentro, el cuarto consecutivo, que se complementó con el Encuentro Internacional de Booktubers y la Convención de Bloggers- también se los vio paseando por el predio e “instagrameando” los actos de mayor interés para sus respectivos seguidores desde las salas.

Pamela Stupia  autora de literatura juvenil. / Prensa

Pamela Stupia autora de literatura juvenil. / Prensa

Política, feminismo y narrativa: tendencias entre los lectores adultos

Los géneros más buscados por los adultos, al margen de los cuentos y novelas, fueron este año los de política y feminismo. En especial, los de Rita Segato, quien había dado inicio la Feria el jueves 25 de abril en un acto tan accidentado como el del año pasado, desplante al secretario Pablo Avelluto incluido, por parte de un grupo de jóvenes, de editores y de autoras. También se buscaron libros de la teórica Judith Butler, la actriz Thelma Fardín, que presentó libro propio, o la periodista Luciana Peker, en cuya presentación hubo tanta gente que algunos quedaron afuera.

Los libros de narrativa al tope de los rankings editoriales fueron sobre todo aquellos que promocionan las editoriales a raíz de las visitas extranjeras: este año destacaron los nicaragüenses Gioconda Belli ySergio Ramírez; los españoles Rosa Montero -con Los días del odio, la tercera parte de una trilogía protagonizada por la detective Bruna Husky-, Julia Navarro, Carlos Zanón –continuador de la serie de novelas policiales protagonizadas por Pepe Carvalho, el personaje creado por Manuel Vázquez Montalbán- ; Arturo Pérez-Reverte; y el peruano Bryce Echenique. También vino la ilustradora francesa Rébecca Dautremer, que enamoró a los argentinos con los cuadros exquisitos que compone para las páginas de los libros, para adultos e infantiles.

Los dibujos de Rébecca Dautremer

Los dibujos de Rébecca Dautremer

Entre los escritores nacionales estuvieron, entre muchos, Daniel Guebel, que el Premio de la Crítica con El hijo judío (2018). Y la ensayista Beatriz Sarlo, que habló con la periodista Hinde Pomeraniec de los libros que leía en su infancia y de Borges (“No era el escritor inevitable que es hoy, no había pasado a ser parte del canon escolar, ni Cortázar”) y de política -aseguró que leería el libro de Cristina y que no se equivocó al votar en blanco en las últimas elecciones presidenciales.

Convocaron la escritora Samanta Schweblin, candidata al premio Man Booker 2019, Luisa Valenzuela, Sonia Cristoff, Eduardo Sacheri, Fernanda García Lao, Jorge Fernández Díaz, que presentó su libro sobre la vida de Bernardo Neustadt.

Mientras que la recientemente fallecida escritora Hebe Uhart tuvo su propio y merecido homenaje, coordinado por Mauro Libertella y organizada por revista Ñ, del que participaron muchos de sus alumnos y lectores. En ese marco se leyó un cuento inédito, Y yo qué hice, un tesoro hallado en un diskette de 2002. Y también lo tuvo Abelardo Castillo.

La ilustradora y autora Isol Misenta también llegó con nuevo libro al predio (Imposible, del FCE), así como el filósofo y divulgador Darío Sztajnszrajber, que colmó una se las mayores salas la tarde en que presentó Filosofía a martillazos1000 personas se acercaron a escuchar sus clases. Mientras que por las actividades programadas por Ñ y  Clarín pasaron, entre otros, José Emilio Burucúa, María Inés Krimer, Esther Díaz, Ruben Szuchmacher, Horacio Convertini, Luis Sagasti, Marcíal Gala, Agustina Bazterrica, Leonardo Oyola, Carlos Altamirano Horacio Altuna

Esta 45 edición demuestra así, una vez más, el magnetismo que siguen ejerciendo los libros, incluso en un contexto recesivo: más de un millón de personas participaron de las 1.174 actividades culturalesque se concretaron durante casi tres semanas. Entonces, ¿la cultura puede servir como refugio y antídoto frente a entornos adversos? La respuesta es: sí. 

Cifras y títulos más vendedores

“Menos público y menos ventas en cantidad de unidades”, es lo que repiten los encargados de los stands de la Feria, a poco del cierre de esta edición. A hora del balance se vuelven más evidentes los efectos que la inflación tiene sobre el poder adquisitivo de los lectores: es quelos títulos subieron en promedio entre un 30 y un 55 por ciento respecto al año pasado y, pese a que las editoriales recaudaron cifras equivalentes a las del 2018 en términos de facturación, sus responsables y voceros confirman que hubo una disminución de las ventas, que se enmarca en una caída generalizada del consumo.

Bibliotecarios de la Conabip. Precios más caros y menor presupuesto. se fueron con menos libros.

Bibliotecarios de la Conabip. Precios más caros y menor presupuesto. se fueron con menos libros.

A excepción de Penguin Random House, que publica Sinceramente, el libro de Cristina Fernández de Kirchner y gracias a eso contabiliza un saldo positivo del 15 por ciento en venta de ejemplares –fue el suceso editorial en la Feria-, las editoriales consultadas estiman una baja en promedio de entre el 8 y el 20 por ciento en comparación a la cantidad de ejemplares que llegaron a vender en año anterior

La venta de Sinceramente se había disparado durante las primera horas posteriores a la apertura del evento -en Cúspide señalaban que la diferencia entre el libro de Cristina -a $599- y los que lo seguían era “abismal”-, en una dinámica paralela a la que se registraba en las librerías: lleva vendidos más de 300 mil ejemplares hasta el momento. El fenómeno alcanzó su climax el jueves 9, con la ex presidenta presidiendo un acto acotado a 1000 invitados que se transmitió vía streaming y a través de pantallas instaladas sobre la Av. Sarmiento. La Rural se llenó de militantes y allí mismo se cantó muchas veces “Vamos a volver”. en un fenómeno más político que cultural. 

Los otros títulos a los que Random House debe sus mayores ventas son: Dime, ¿quién es como Dios?, de Florencia Bonelli; Recuerdos que mienten un poco, de Indio Solari; Debajo del agua, de Martín Lousteau;  Jaque al psicoanalista, de John Katzenbach;  Arde la vida, de Magalí Tajes;  La sociedad cómplice, de José Luis Espert y Quien no, de Claudia Piñeiro. 

En Planeta-Emecé aseguran a Clarín que el volumen de ventas decreció “en unidades, entre un 15 y un 20 por ciento respecto al año pasado”. Y mencionan entre los más vendidos de esta edición a Equilibrio, de Daniel López Rosetti; Filosofía a martillazos, de Darío Sztajnszrajber; La voz ausente, del psicoanalista Gabriel Rolón; La libertad de ser quien soy, de la chilena Pilar Sordo y los libros del historiador y columnista de revista Viva Felipe Pigna. También se llevaron mucho los libros infantiles-juveniles, como la saga “Gravity Falls” y los de Jazmín Riera, una de las autoras que firmó ejemplares en el stand.

Mientras que Riverside -que distribuye Anagrama- tuvo al tope del ranking a Serotonina, de Michel Houellebecq: La hermana menor, de Mariana Enriquez; La única historia, de Julian Barnes y El nervio óptico, de María Gainza. En relación a las ventas “estamos un 8 por ciento por debajo del año pasado. En el contexto de crisis en que se encuentra el sector y la economía en general esto no es una sorpresa”, dicen. Respecto a los eventos, destacan la presentación de Pequeño país de Gaël Faye. “Fue una muy grata sorpresa ver que cada uno de las actividades que tuvo el autor en los cuatro días que estuvo de visita en Buenos Aires fueron todas a sala llena: en la Feria, evento a cargo de Flavia Pittella y que fue a sala llena, en el Malba, en el Lenguas Vivas y en la librería Las mil y una hojas”, relatan. Y también celebran la convocatoria que tuvo la entrevista pública a Alexandra Bracken, autora de la saga Mentes poderosas.

Editorial Siglo XXI registró, por su parte, un aumento en la facturación de un 30% pero una caída real en cantidad de ejemplares de un 9 por ciento este año. “Los libros de política arrasaron con las ventas -cuentan-, sobre todo el nuevo libro de Axel Kicillof  el de Alejandro Grimson –¿Qué es el peronismo?– y el de María Esperanza Casullo, ¿Por qué funciona el populismo?.

A su vez, la distribuidora Waldhuter -que por su enorme surtido de calidad muchas veces sirve para medir el impacto de ciertos títulos- pone al tope de su ranking Prohibido morir aquí, de Elizabeth Taylor y Siete casas vacías, de Samanta Schweblin.

Las pequeñas y medianas editoriales consolidaron su presencia en el predio y volvieron a nuclearse en stands colectivos, como el de Los Siete Logo, por ejemplo, que reunió obras que fueron desde la ficción a los ensayos políticos y filosóficos de sellos como Eterna Cadencia, Adriana Hidalgo, Caja Negra, Mar Dulce, Beatriz Viterbo, Katz y la uruguaya Criatur. Y hubo doce nuevas editoriales nacionales y extranjeras que se sumaron a la iniciativa de Barrio Joveny pudieron tener por primera vez su propio stand –y gratis-, tras ser seleccionadas en una convocatoria abierta de la Fundación El Libro, para sellos con más de tres años de labor y más de quince títulos en su catálogo (se presentaron en total 450).

Entre los ganadores de este año para ocupar un stand, estuvo, por ejemplo, el grupo Cóctel, integrado por un puñado de jóvenes y pujantes editoriales emergentes, conformado por Marciana, Excursiones, Gog y Magog, Notanpüan y Tenemos las Máquinas, que se juntaron con la idea de organizar acciones en conjunto, “para fortalecernos como editores”, según explicaron a Clarín.

Apostillas para celebrar

• La ampliación del stand Orgullo y Prejuicio, dedicado a la diversidad sexual y a la cultura. Aquí, además de la oferta de libros, se realizaron numerosas actividades y charlas referidas estas temáticas.

Somos Familia. Testimonios de la adolescencia trans.

Somos Familia. Testimonios de la adolescencia trans.

• La APP que presentó la Fundación El Libro, organizadora del evento, y que, con solo descargarla, permitió a los visitantes contar con una versión de la agenda de actividades diarias, el mapa de la Feria y algunas otras comodidades al alcance del celular.

• El primer libro escrito en lenguaje inclusivoVidas en lucha(Katz), se vendió en la Feria y reúne conversaciones en torno al género, entre Judith Butler, Virginia Cano y Laura Fernández Cordero.

Y un hecho polémico…

Se produjo a raíz de la presentación, el jueves 2, del libro Crónica de una guerra negada, firmado por el ex teniente coronel Jorge Héctor Di Pasquale,involucrado en el caso de la muerte de Laura Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo​, y condenado por delitos de lesa humanidad y hoy preso en Campo de Mayo.

La Fundación El Libro reaccionó y explicó a través de un comunicado que “muchas veces no conocen el contenido de los actos de antemano, más allá de lo que escuetamente declara el organizador, y que no ejercen un papel controlador sobre lo que en ellos se diga ni sobre quienes estén presentes. De todos modos advirtieron que “si se nos solicitara un espacio para hacer, de manera declarada, una apología del terrorismo de Estado o cualquier otro terrorismo, acto xenófobo o racista, o cualquier otro tipo de delito, claramente diremos que no.(…) El delito no es opinable“.  

Ceferino Reato, uno de los presentadores, se defendió con una larga carta en la que alegaba: “me importan las víctimas y los hechos; todas las víctimas y todos los hechos. Desde Laura Carlotto y su bebé hasta el soldado Hermindo Luna, acribillado a los 21 años durante el ataque de Montoneros a un cuartel del Ejército”.   

La Feria en números

Algunos de los actos de mayor convocatoria, al margen de la presentación de Sinceramente y del Encuentro Internacional de Booktubers- fueron: el recital de Silvia Pérez Cruz en la pista central; la presentación de Merlí, con 1.200 personas dentro y más de 500afuera; y las presencias de Martín Lousteau, Axel Kicillof y José Luis Espert con números similares a Merlí. La firma de Lyna Vallejos convocó a unas 3.000 personas. Darío Sztajnszrajber, filósofo, y Gabriel Rolón llenaron salas con 1.000 butacas. Rita Segato convocó -porque estuvo más de una vez- más de 1.300 personas en su acto en sala. Víctor Hugo, Jorge Fernández Díaz, Pérez-Reverte y Becky Albertalli llenaron salas con capacidad para 500 personas.  

PK/VA

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