Mauricio Macri apenas se inmutó cuando conoció que Alfredo Cornejo sugería su renuncia histórica como candidato presidencial, proponía desterrar a Marcos Peña como jefe de Gabinete, rescindir el contrato de Jaime Durán Barba como gurú oficialista e implosionar Cambiemos para crear una nueva propuesta política con la incorporación de Sergio Massa, Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey. “Cornejo es así”, dijo Macri cuando le preguntaron qué pensaba de las propuestas electorales del presidente de la Unión Cívica Radical. Una respuesta que apunta a bajarle el precio a Cornejo por una sencilla razón política: sus ideas programáticas tienen escaso apoyo en la compleja interna de la UCR.
Barones de Yrigoyen
El radicalismo exhibe una fractura tácita ante los comicios presidenciales y la posibilidad de un eventual triunfo de Cristina Fernández. La mayoría política de la UCR -liderada por Enrique “Coti” Nosiglia, Gerardo Morales, Mario Negri y Luis Naidenoff– sostiene la candidatura de Macri y rechaza un eventual acuerdo con Massa y Lavagna.
Una minoría partidaria, liderada por Ricardito Alfonsín y Fredy Storani, consideran que Macri traicionó el espíritu político de Cambiemos y que ya es necesario reconstruir una nueva alianza política para enfrentar al Presidente del PRO y a la ex presidente kirchnerista. Alfonsín y Storani sostienen que Lavagna debe jugar como pívot electoral y que las “fuerzas progresistas” deben acompañar su candidatura presidencial.
Por último, Cornejo y un puñado de dirigentes provinciales pretenden enterrar a Cambiemos, jubilar a Macri y forzar una candidatura que lidere María Eugenia Vidal acompañada por un connotado dirigente del radicalismo. El gobernador mendocino ya planteó su propuesta en la intimidad del poder, y la respuesta fue contundente: no.
En menos de dos semanas se reunirá la Convención Nacional del radicalismo, adonde estas tres propuestas pujarán por ser la posición oficial del partido centenario. Si Nosiglia y Cornejo aún mantienen las mañas de comité, la UCR sostendrá su participación en Cambiemos, apoyará la candidatura de Macri y propondrá colocar al candidato a vicepresidente.
La mirada de Macri
El presidente está agradecido del apoyo radical. En sus casi cuatro años en la Casa Rosada, Macri aprendió qué le pasó a Raúl Alfonsín y cómo ciertas facciones de la UCR conspiraron para terminar con el mandato de Fernando de la Rúa. “A mí me apoyan. Eso es mucho, y lo agradezco“, comenta a sus consejeros cada vez que Cornejo o Storani proponen proyectos de poder que complican la convivencia pacífica en Cambiemos.
Macri no descarta abrir la fórmula presidencial, y que ese lugar pertenezca a un dirigente radical. Aún más, puede ser Cornejo, aunque no comparta su reiterada propensión política de plantear en público lo que ya rechazó en privado. Pero el Presidente se tomará su tiempo, que se extenderá más allá de la Convención Radical y las PASO en Mendoza, que ocurrirán a principios de junio.
Así como Macri cavila sobre su candidato a vicepresidente, descarta taxativo la posibilidad de abrir Cambiemos a ciertos líderes de Alternativa Federal. No confía en Sergio Massa, ya trató con Lavagna cuando le ofreció una candidatura a senador porteño y piensa en Juan Schiaretti, Miguel Ángel Pichetto y Urtubey como aliados del peronismo en su segundo mandato.
En esta coyuntura, con una intención de voto que implica su derrota en las PASO frente a Cristina, Macri ratifica Cambiemos, no piensa bajarse de la candidatura y considera que Peña y Durán Barba deben continuar en sus puestos. Es la lógica histórica de todos los presidentes que están contra las cuerdas: apoyarse en los propios y tomar impulso para regresar al centro del ring.