Aunque se lo conocía como banquero, el empresario Jorge Brito tenía inversiones en múltiples sectores. En las últimas décadas fue diversificando su cartera de negocios y se expandió por el sector agrícola, ganadero, energético y real state, a través de las compañías Genneia, Vizora Desarrollos Inmobiliarios, Inversora Juramento, Cabaña Juramento y Frigorífico Bermejo.
A través de Vizora Desarrollos Inmobiliarios, y con la ayuda del gobierno de José Alperovich, Brito remodeló el ex Mercado del Abasto, donde funciona actualmente el complejo Central Tucumano con el hotel Hilton Garden Inn.
El hotel Hilton fue uno de los caballitos de batalla de la gestión de Alperovich. El entonces gobernador no se cansaba durante sus ruedas de prensa de agradecer la “generosa” inversión de Brito en la provincia: “hay que invertir 150 millones de pesos en Tucumán, confiar en Tucumán, porque en definitiva todo empresario que invierte quiere sacar su beneficio”.
En realidad la inversión de Brito, titular del entonces Banco del Tucumán-Macro, no habría sido tan “desinteresada”.
En 2009, el gobernador Alperovich mandó a la Legislatura a aprobar un subsidio millonario para entregar a Brito con el objetivo de llevar a cabo la construcción.
Concretamente, la Provincia le cedió a Brito 9 millones de dólares (unos 1400 millones de pesos a valores actuales).
En esa oportunidad las pocas voces opositoras protestaron a voz suelta, pero nada se pudo hacer contra la mayoría oficialista. El legislador radical José Cano reclamó que se estaba entregando el negocio a “amigos y socios del poder”.
Alperovich hizo múltiples negocios con Brito a través del Banco del Tucumán, que es el virtual dueño de las finanzas del Estado provincial.
El Banco Macro, en 2005, durante la gestión del propio Alperovich se hizo cargo del Banco del Tucumán, hasta entonces en manos del Banco Comafi.
El principal activo de Brito era el Banco Macro, la entidad privada de capitales nacionales más grande del país que competía en ese puesto con el Banco Galicia, aunque el modelo de negocios de Brito era hacerse fuerte en el interior y apostar al segmento de menores ingresos. Fundó la compañía financiera en 1978, cuando tenía apenas 24 años, junto con su cuñado Ezequiel Carballo. De allí hizo su fortuna que le permitió expandirse a otras industrias.
El resto de las empresas en las cuales tenía inversiones son menos conocidas por el público. Tal vez la que subió el perfil en los últimos años fue Genneia, la empresa de generación eléctrica que invirtió fuerte en energías renovables y se convirtió en la principal productora de fuentes verdes. La compañía tiene un parque solar y siete eólicos en funcionamiento, y está por terminar de construir tres parques más. Además, tiene seis centrales térmicas convencionales (gas natural/combustible líquido) en las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Tucumán.
Con Vizora, el empresario se había expandido en el sector de desarrollos inmobiliarios, con presencia en el país y en la región. La empresa, fundada hace 14 años, tenía sus principales activos en Puerto Madero. Uno de los proyectos que desarrollaron y gerenciaron fue la torre Macro (Catalinas Norte), sede del banco, que fue diseñada por el arquitecto tucumano César Pelli.
Otros de los proyectos de la firma son Remeros Beach, Link Towers, Madero Walk, Madero Walk Eventos, Zen City (Puerto Madero), Central Tucumano (en San Miguel de Tucumán) y el complejo de viviendas Arboris en Las Lomas y La Horqueta, San Isidro, según publicó La Nación.
Brito tenía participación también en Inversora Juramento, una de las empresas agrícola-ganaderas más importantes del norte argentino. Fundada en 1990, la compañía está dedicada especialmente a la cría, industrialización y comercialización de carne vacuna y, en menor medida, a la siembra. Se cree que el empresario había ido a visitar los negocios de esta empresa cuando se accidentó con su helicóptero.
La compañía maneja en total unas 90.000 hectáreas e hizo punta poniendo un feedlot en ese lugar. “Nos dedicamos a la producción de carne para el abastecimiento de dicha región y para la exportación, participando en todas las etapas de la cadena de valor, incluyendo a la producción agrícola, la que es principalmente utilizada para el abastecimiento del consumo del ganado propio”, dice la empresa en su web. Gran parte de sus operaciones están concentrados en la zona de Joaquín V. González.
Frigorífico Bermejo, fundada en 1992, es otra de las firmas del empresario que se dedica a la faena e industrialización de carne vacuna. La compañía tiene una planta industrial en la localidad de Pichanal, en la provincia de Salta, y una capacidad de faena mensual de hasta 12.000 cabezas, con la cual le permite abastecer los mercados de las provincias de Salta, Jujuy y Tucumán en los canales minoristas y mayorista.
La empresa, según destaca, está integrada desde la producción, pasando por faena y finalizando en la comercialización. De hecho, también llegó al público con sus propias carnicerías boutique, bajo el nombre de Cabaña Juramento, que tiene presencia en los barrios del área metropolitana Puerto Madero, San Isidro, Tigre, Pilar y Belgrano, y en las provincias de Salta, Santiago del Estero y Tucumán (en Yerba Buena, Lobo de la Vega al 1200)
Sobre la parte de agricultura, que hace maíz y soja, entre otros cultivos, la firma destaca que tener el río Juramento próximo se ha convertido en “un diferencial clave que potencia a Inversora Juramento”.
“Utilizamos el agua del río para regar nuestros cultivos con un sistema de riego de última tecnología. Esta posibilidad nos permite proyectar con mayor previsibilidad y alcanzar los objetivos de cada campaña”, destaca en su página de Internet.