Imagen histórica en Guatemala con el Congreso en llamas en medio de un clima de protestas en todo el país en contra de la corrupción y para exigir la dimisión del presidente Alejandro Giammattei. La gota que colmó el vaso fue la aprobación el pasado 17 de noviembre en el Congreso de los Presupuestos de 2021. Un diputado leía de forma ininteligible y durante la madrugada las cantidades destinadas a cada partida que iba contando con el visto bueno de la mayoría de la Cámara. Entre las partidas aprobadas, destacan el aumento para el gasto de alimentos de los diputados y la compra de vehículos, mientras que se le restaba 200 millones de quetzales (23 millones de euros) a la Gran Cruzada Nacional por la Nutrición en un país donde solo este año han muerto de hambre 16 niños, según datos del Presidente de Guatemala.
Por ello, se convocó manifestaciones en las distintas plazas del país para rechazar las cuentas públicas, así como la gestión del Gobierno de la pandemia del coronavirus y la falta de ayuda humanitaria a las miles de personas afectadas por las depresiones tropicales Eta e Iota, que causaron más de un centenar de fallecidos. Minutos antes de que iniciara la protesta en la capital a las 14.00 horas, cientos de manifestantes se dirigieron al Congreso en pleno centro de Ciudad de Guatemala. Al llegar a la puerta de la Cámara, comenzaron a empujarla y ésta terminó cediendo, por lo que cerca de un centenar de jóvenes, la mayoría estudiantes de la universidad pública, accedieron al interior. Allí varios echaron gasolina en el área de Dirección Legislativa y tiraron un fósforo, por lo que comenzaron a arder los sofás y también los cuadros con los Presidentes que ha tenido la Cámara Legislativa, entre ellos, el del ex dictador Efraín Ríos Montt.
Los manifestantes incluso se llevaron muebles y saquearon los frigoríficos del Congreso donde encontraron botellas de cerveza. Cuando las llamas comenzaron a extenderse, salieron corriendo del Congreso y los bomberos llegaron a apagar las llamas, al tiempo que policías antidisturbios comenzaron a cargar contra los jóvenes a quienes lanzaron gases lacrimógenos, mientras que los manifestantes respondían con piedras y objetos.
Un total de 37 mayores de edad y dos adolescentes han sido detenidos por la policía durante las protestas y conducidas a los juzgados de la capital, acusadas de alterar el orden público. El ministro de Gobernación, Gendri Reyes, ha tachado de “actos terroristas” la quema del Congreso y ha acusado a los manifestantes de usar armas contra los agentes.
Por su parte, la Plaza de la Constitución de Ciudad de Guatemala estaba a rebosar de miles de personas que protestaban con banderas del país y carteles en los que se leía ‘Dónde está el dinero’, ‘Fuera corruptos’ y ‘El 49,8 por ciento de niños y niñas con desnutrición crónica dicen basta ya!’. Hasta allí incluso llegaron los gases lacrimógenos lanzados por la policía lo que obligó a muchas personas a correr y refugiarse.
Encima de un escenario, un joven gritó con un altavoz que “a nosotros nos indigna la corrupción y que le quiten el dinero a la niñez desnutrida y el dinero a la salud, la educación y la productividad. Por ello, “decimos ya no más pacifismos, sino que aquí hay que quemar el Congreso, el Palacio Nacional y hasta el CACIF (patronal empresarial) porque ellos son el problema en Guatemala”.
A escasos metros, un manifestante era atendido en una ambulancia de una herida en su rodilla izquierda tras recibir el impacto de una bomba lacrimógena lanzada por la Policía: “Después de que me pongan dos puntos sí voy a seguir protestando porque me estoy manifestando por todo lo que está pasando, que ya es demasiado”. Así, dijo que cada sábado ha acudido a las manifestaciones que se celebran frente al Palacio Nacional al que acuden decenas de personas y, por tanto,”no me iba a perder la oportunidad de que vieran que realmente todos estamos asqueados de todo lo que está pasando”.
“YA NO AGUANTAMOS MÁS”
“Ya es suficiente y ya no aguantamos más porque no puede ser que estos que están en el poder y dependen de todos nosotros hagan las cosas como quieren y ya no podemos quedarnos callados más “, concluyó.
De nada sirvió que el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, recordara a la población este viernes que “no se olvide que el Covid sigue entre nosotros y sigue tomando la vida de muchos y mi preocupación es salvaguardar la vida de todos los guatemaltecos”. Además, pidió que “si van a protestar, háganlo en paz y, sobre todo, preservemos la institucionalidad del país”. Tras la quema del Congreso, Giammattei recurrió a twitter para señalar que a pesar de que “se tiene el derecho de manifestar conforme a la ley, tampoco podemos permitir que se vandalice con la propiedad pública o privada”. En esta línea, advirtió de que al que se le compruebe su participación en estos hechos delictivos les caerá todo el peso de la ley”.
Además, horas antes de que se celebrara la manifestación, Giammattei trató de calmar los ánimos al anunciar que se está reuniendo con sectores y grupos de sociedad para “analizar las modificaciones que en los próximos días se presenten como una iniciativa de ley que reforme el Presupuesto de 2021”.
Sin embargo, este viernes se negó a vetarla, tal como le solicitó su propio vicepresidente, Guillermo Castillo, quien al no lograr que Giammattei rechazara las cuentas fue más allá al proponerle incluso que ambos renunciaran al cargo “por el bien del país”. Castillo afirmó que “no voy a renunciar solo tampoco, sino que voy a presentar mi renuncia si juntos vamos al Congreso y la presentamos en forma conjunta y dar un espacio de tiempo para que un grupo de personas notables puedan hacer llegar a la Cámara Legislativa la propuesta de las termas de quienes serían nuevo Presidente y Vicepresidente, lo que permitiría oxigenar el rumbo del país”.
No obstante, Giammattei no ha movido ficha mientras miles de personas gritan en el centro de la capital ‘el pueblo unido jamás será vencido’. “Acaso ustedes no están aburridos de tener que venir a esta plaza cada cuatro años?”, pregunta un joven manifestante desde la tarima recordando así las masivas protestas de 2015 que desencadenaron en la dimisión del entonces Presidente Otto Pérez Molina y Vicepresidenta Roxana Baldetti, ambos en prisión desde ese año por corrupción.