Cuando se cumplieron 9 meses del primer caso positivo de coronavirus en la Argentina, Ginés González García, el ministro de Salud de la Nación, habló sobre el paso de la pandemia por el país. Destacó la “rápida reacción” que tuvieron en el arranque del brote y también reconoció que se debería haber llevado adelante una “cuarentena intermitente” en los momentos que la situación epidemiológica lo permitía.
En la extensa charla, González García también comparó el desarrollo del debate del proyecto de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) en 2018 con lo que ocurre ahora. Allí remarcó que, en la administración actual hay un apoyo de todo el Poder Ejecutivo, mientras que en el gobierno de Mauricio Macri, a su criterio, esto no ocurrió.
El ministro también se defendió de las críticas de su gestión frente a la pandemia, responsabilizó por la suba de los casos a los “profetas de la anticuarentena” y adelantó que, según las estimaciones oficiales, la “inmunidad de rebaño” en el país recién se podría alcanzar para julio del año próximo. “No quiero ser aguafiestas, pero la vacuna no resuelve el problema“, aseguró.
-Pasaron 275 días desde el desembarco de la pandemia en el país, ¿Qué considera usted que se hizo bien y qué se hizo mal o hubiera cambiado?
¡Upa! No me gusta hablar de mí. Creo que nosotros reaccionamos muy rápido. Ese fue un gran acierto. También construimos una unidad nacional con el tema sanitario. Del Presidente para abajo, lo hicimos desde el primer momento. Buscamos todo el conocimiento disponible que hubiera en la Argentina, para que no fuéramos solo los funcionarios lo que tomáramos las decisiones. Escuchamos a todos.
Después tuvimos un gran comportamiento inicial de toda la población. El resultado se vio.
Nosotros nunca dijimos que no iba a haber pandemia. Lo que dijimos es que queríamos procesar que cada argentino tuviera la atención y que no se repitieran acá las imágenes horribles de Estados Unidos o de Europa. Todo eso, me parece, que salió bien.
Hicimos un tremendo esfuerzo para adecuar la red de salud. Sumamos más de 4000 camas de terapia intensiva (NdR: en el país había alrededor de 8300 en marzo). Fue un esfuerzo de cuatro meses, que salió muy bien.
¿Qué hubiera cambiado? A lo mejor, deberíamos haber tenido alguna intermitencia en el aislamiento después de un mes y medio. Decidir, hacer dos o tres semanas de corte. Pero no era fácil.
Estaba siempre la duda de que si se abría, la gente podía cambiar y cambiaba todo. Además, las medidas restrictivas tenían que ser por convencimiento. No podíamos hacer nosotros cosas como hace Europa con los toque de queda. Más teniendo en cuenta lo que pasó en el país con la dictadura. Eso nunca lo hicimos, siempre trabajamos con la persuasión.
Siempre con el diario del lunes es más fácil, pero podríamos haber hecho la cuarentena con espacios intercalados.
Los otros temas que tanto nos discutieron, como los testeos, nosotros hicimos siempre los testeos que creíamos que eran necesarios. Luego fuimos adecuando la red. Recuerde que al principio teníamos solo el Malbrán para hacer testeos y a los pocos meses teníamos una red de 178 laboratorios en todo el país.
Además, si uno mira ahora lo que pasa en Europa con esta segunda oleada, los países a los que le va peor que a otros, son los que más testearon. El testeo en sí mismo, no resuelve nada.
Uno tiene que tener una estrategia. La hicimos en todo el país. En algunos lugares salió mejor que en otros. El Detectar, por ejemplo, que arrancó en los barrios vulnerables de la ciudad de Buenos Aires es un buen ejemplo.
Pero creo que es una carrera larga en la que todos seguimos trabajando coordinadamente tanto con el sector público como el privado.
Después la situación se nos descontroló, pero lo que lo provocó fue el comportamiento social. Uno entiende las razones. Pero, además, tuvo incentivos políticos, en algunos casos. Acuérdese de los profetas de la anticuarentena, algunos colegas suyo incluso.
Hoy, todo el mundo se da cuenta que si no hay restricciones de circulación, esto no lo para nadie. Además, no hay ningún éxito cuando hay muertes en el medio.
Pero nosotros creemos que hemos tenido menos consecuencias que las que hubiese habido, si no hubiéramos hecho lo que hicimos.
A mí me parece que esto de evaluar se deberá hacer con un análisis profundo y con honestidad intelectual dentro de dos años. Porque esto no terminó, lamentablemente.
-¿Dos años más?
Yo no quiero decir mucho esto, porque si no la gente dice “¡Uh, esto no termina nunca!”. Pero esto sigue. Fijesé, que nosotros estábamos ahí arriba en los ranking y hace unos 20 días éramos unos de los peores, pero ahora nosotros venimos bajando y los otros subiendo. Es una carrera larga.
-Se conoció que una tercera farmacéutica, Pfizer, presentó el pedido de aprobación de emergencia ante la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat). ¿Estamos cerca del final de la pandemia?
No quiero ser aguafiestas, pero la vacuna no resuelve el problema. La vacuna es fundamental para ir resolviéndolo, pero mientras tanto, y aun teniendo la vacuna, debemos mantener las medidas de cuidado.
La vacuna lo que hará al principio es disminuir la mortalidad, porque se la vamos a colocar a los grupos vulnerables. Entonces, vamos a disminuir la mortalidad, que es el primer objetivo. Pero el segundo objetivo, que es inmunizar a la sociedad, generar la inmunidad de rebaño, eso se va a conseguir después de varios meses de vacunar y vacunar.
Mientras tanto, las medias de cuidado como el distanciamiento, el tapabocas, el lavado de manos y demás, se tienen que mantener.
Tengo un poquito de miedo porque mucha gente piensa que, al tener la esperanza de la llegada pronta de una vacuna, cree que todo ya pasó y esto no pasó.
Usted piense que, aún después de colocada la vacuna, se tiene que esperar más de un mes para la inmunidad.
-¿Tienen un estimativo de tiempo que podría demandar llegar a la inmunidad de rebaño en el país?
Va a llevar un tiempo lograrla porque debe haber un porcentaje de la población vacunada o que ya haya tenido el virus muy alto. Por ejemplo, se habla de un 60% o 70%. Lograr vacunar ese porcentaje, a toda máquina, lleva tiempo. Esos números, para lograr la inmunidad de rebaño, según los cálculos nuestros recién se obtendrían en julio.
Está bien, es invierno y, además, tenemos que seguir con las otras vacunas como la de la gripe que no se puede aflojar. Le tuve y le tengo miedo a la gripe. El anteaño pasado provocó unas 30.000 muertes.
Con ese porcentaje de población vacunada, tendríamos mayor tranquilidad y mucha menor circulación del virus. Pero creo que, culturalmente, el cuidado deberá seguir por un tiempo.
La idea que teníamos antes del acercamiento, el contacto, los lugares cerrados, esas cosas que nunca nos preocuparon demasiado y que eran peligrosas debería seguir. Fijesé que este año bajaron muchísimo las otras enfermedades respiratorias, justamente, por el cuidado que tuvimos.
-¿Ya saben en qué fecha comenzará la vacunación?
Lo dijo el Presidente y lo dije yo, queremos empezar la primera quincena de enero. Pero también depende de que la vacuna esté aprobada. No vamos a empezar hasta que una vacuna no esté aprobada por la Anmat.
-¿Cuáles son los plazos que tiene la Anmat para aprobar una vacuna?
En la medida que las farmacéuticas presenten los papeles que tiene que presentar. La Anmat tiene la orden de trabajar día y noche para procesarlos. Esto es lo que empezó Pfizer ayer a presentar, pero aún le faltan muchas otras cosas.
No es tampoco un trámite administrativo. Es la verificación de los estudios farmacológicos y clínicos que presenta. Además, tiene que ser con evidencia. Vamos a hacerlo lo más rápido posible.
El problema es que las farmacéuticas tengan todo lo que se les requiere al momento de la presentación.
-Si presentan todo lo necesario, ¿cuánto tiempo? ¿Tres, cuatro semanas, un mes?
Podría ser un mes. Pero no podemos decir un plazo. No quisiera cargar a la Anmat, porque si no pareciera que se trata de un trámite del Gobierno. No es una cuestión política, es algo técnico.
Yo creo que, de acá a fin de año, cuatro o cinco de las vacunas que vienen primeras van a tener varias aprobaciones en el mundo. Con varias de esas estamos negociando. Pero acá también tienen que ser aprobadas por la Anmat. Es cierto que cuando es aprobada por agencias regulatorias de otros países, eso favorece.
Si sos el primero, tenés que trabajarlo mucho más. Pero con aprobación de emergencia, no definitiva, creo que habrá varias antes de fin de año. Esto es algo justificado.
-¿Cuenta el país con los freezer e instalaciones necesarias para conservar y transportar las vacunas que necesitan permanecer en temperaturas de hasta 70 grados bajo cero?
Estamos haciendo un inventario de todos los stock que hay en el país, cada provincia está haciendo lo propio en su jurisdicción, para ver cómo se conservan todas las vacunas. En especial, las que tienen necesidad de muy bajas temperaturas. Pero no está terminado el inventario.
También estamos viendo la capacidad productiva nacional con lo que ya está hecho y está en uso en otros lados. Es decir, con lo que cuenta la estructura de salud, la de ciencia, porque se hacen trabajos a esas temperaturas. Además, está lo que se encuentra fuera del sistema de salud, pero ese inventario aún no lo tenemos. No está finalizado.
De privados hemos tenido ofertas. Les agradecemos a todos. Vamos a tratar de usar todos los recursos, no solo los de este tipo, sino también los humanos. Es una estrategia (la de vacunación) que implica la participación de muchos voluntarios, más allá del cuerpo permanente de personal de salud.
Es muy difícil hacer una política única en los países federales. Mire lo que pasa en los Estados Unidos o en Brasil que son federales y donde lo que pasa depende de cada estado. Acá eso no sucedió. Lo que pasa, pasa en toda la Argentina y lo decidimos entre todos. Lo mismo sucede con lo que hay, se distribuye entre todos.
-Mientras llega la vacunación, en el medio estarán las fiestas de fin de año donde las personas suelen reunirse en grupos más grandes. Las imágenes del amontonamiento en el velatorio de Diego Maradona llevó a que parte de la población desestime las sugerencias de encuentros en grupos reducidos y lugares abiertos.
Lo de Diego Maradona fue algo excepcional. Fue un estado colectivo muy especial, muy distinto al que había antes y al día después de que pasó eso. No me parece que se pueda usar eso como excusa para cambiar un comportamiento.
El comportamiento tiene que ver, en un principio, con la protección de uno mismo y después con la gente que se quiere y estás cerca. Entonces, decir que porque pasó lo de Maradona ahora hacemos lo que queremos y no nos cuidamos más, me parece que no es un pensamiento útil para la propia persona que así lo dice.
Lo que pasa también es que acá hay mucha gente, como le puede decir: enojada, crispada. La sociedad no está bien, pasamos un año duro y que todavía no terminó. Con un impacto social y económico que nos cambió la vida. Pero tampoco hay que resolver el enojo con inconducta. Me parece.
Lo que yo trato de hacer todos los días, sin agredir a nadie, es persuadir y convencer. No obligar. Además, si algo nos falta como ejemplo, miremos lo que pasó en el mundo donde aflojaron y ahora están con estas situaciones.
Miré lo de Uruguay, están muy asustados y me pidieron la dirección de los rusos. Creo que fue el canciller. No lo puedo asegurar si fue él. Pero le quieren comprar la vacuna a los rusos. Se confiaron un poquito en la negociación porque ellos estaban muy bien con los datos de la pandemia y ahora están en esa situación. Pero nadie tiene la culpa.
-Se debate en el Congreso el proyecto IVE, qué diferencias ve entre el tratamiento en el 2018 y el actual.
No hay muchas diferencias. Aquel fue muy largo y creo que se dijo casi todo. Las diferencias es que hay es, primero, una maduración de un grupo importante de la sociedad. Me parece que en ese sentido, ese grupo (los que se oponen al proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo) lo toma más maduro y sin violencia. Lamentablemente, quedan algunos violentos. Pero ese estado confrontativo que había tomado el debate los últimos meses en 2018, no lo he visto ahora. Solo he visto muy malos ejemplos individuales.
Lo segundo que se me ocurre, tampoco en ese momento se vio la voluntad de todo el Poder Ejecutivo de avanzar con la aprobación. Además, esta vez se sumó el programa de protección para todas las mujeres que decidan continuar con el embarazo o no. Es un sentido de equidad sobre la situación.
Tercero, me parece que logramos que se lo comience a tomar como un tema de salud pública, que es lo central. Por supuesto, también es un tema de derechos y justicia social. Pero, básicamente, es un tema de salud pública.
Le voy a contar una cosa, que a veces me incomoda. Recuerdo haber tenido una discusión en la televisión con Monseñor Héctor Aguer cuando saqué el programa de salud reproductiva en mi gestión anterior. Él se puso como una fiera porque incluía la profilaxis y los anticonceptivos.
Recuerde que le dije que no coincidía con lo que él planteaba y que tampoco lo respetaba. Ahí se puso como loco y me preguntó por qué no lo respetaba. Le contesté que no lo respetaba porque él no quería que ese programa lo hiciera el Estado para las mujeres pobres. Pero que no va a predicar a la farmacia que está en la esquina de su iglesia y que se lo vende a las mujeres que lo pueden pagar.
Acá pasa lo mismo, yo no soy una persona que le gusta hacer estrategias por clases sociales, pero claramente es distinto el caso de la piba que puede ir a la farmacia y comprar esto (misoprostol) que la que no puede.
Lo que buscamos es que las que son más vulnerables, no llegan o son más pobres o tienen menos educación, puedan acceder. Esas son muchas.
Además, esto es algo que ya está resuelto en el mundo. Entonces, no entiendo por qué siguen con los argumentos de que somos genocidas. ¿Entonces, todo el mundo es genocida? ¿Todo el hemisferio norte es genocida? Cómo van a decir eso. Eso sí es una chicana. Es como si yo los llevara a un cementerio a ver las 3000 tumbas de las chicas que murieron por abortos desde que volvió la democracia.
Yo trato de que se mantenga el sentido sanitario del proyecto. Porque la situación actual, claramente, castiga a las mujeres pobres si no sale. No castiga a todas. A todas las castiga en su dignidad y en su forma de pensar que es un derecho. Pero a las que las castiga en su vida y deja consecuencia es a las pobres.