Vivir cerca de una dependencia policial no garantiza nada en materia de seguridad. Eso lo aprendieron de la peor manera los vecinos de las primeras cuadras la calle La Pampa, en Yerba Buena, quienes vienen siendo víctima de los ladrones hace ya tiempo, sin importar que a pocos metros esté la Comisaría del barrio Marti Coll.
Los habitantes mas antiguos de la zona como Pedro Villafañe, aún recuerdan cuando era un espacio tranquilo, en el que se podía pasear de noche. Pero con los años llegaron, primero, los arrebatos y ahora, el ingreso de ladrones a las casas, para llevarse lo que puedan amparados por una total impunidad.
Aún con alarma vecinal y cámaras de seguridad por todos lados, los delincuentes se mueven con total libertad. El viernes pasado ocurrió el último ingreso a una vivienda. Fueron vecinos de la casa contigua a la de Villafañe. Los merodeadores usaron su tapia para meterse en la casa en la que viven tres mujeres.
Esta vez los ladridos del perro y los gritos de las víctimas frustraron el robo, pero gracias a las cámaras hay infinidad de videos en los que se ve a los ladrones en plena faena, portando objetos que puedan llevarse en moto, empujando una cortadora de césped y hasta cojeando por una mala caída, a pesar de lo cual siempre huyen.
Sucede que todas las quejas y denuncias de los vecinos encontraron la misma respuesta en la Policía. Les dijeron que no tienen ni personal suficiente ni móviles disponibles para aumentar su presencia y disuadir a los ladrones, mucho menos perseguirlos cuando suena una de las muchas alarmas que se escuchan con frecuencia.
Para los vecinos esto tampoco es nuevo. aún recuerdan cuando el móvil de la Comisaría era un Renault 12 desvencijado y entre todos debían hacer una vaquita para la nafta. Desde entonces nada cambió, excepto la audacia y la sensación de impunidad que impulsa a los delincuentes.