Algunos defensores del gobierno coincidieron que la decisión del gobernador pudo haber sido contradictoria. Sin embargo, la sociedad sabe que el pedido del mandatario provincial a los tucumanos de no reunirse, ni siquiera para las tradicionales fiestas de fin de año, es simplemente hipócrita. Y es que mientras les ordena a los tucumanos evitar reunirse en familia, él se pasea junto con su comitiva por Brasil.
La irresponsabilidad del gobernador queda claramente de manifiesto teniendo en cuenta que, por estas horas, desde el Gobierno nacional se evalúa seriamente cerrar las fronteras con el país vecino al que viajó Manzur. Y es que la cantidad de casos de personas contagiadas a partir de un nuevo brote de coronavirus, encendió las alertas rojas en los principales funcionarios nacionales que temen que la segunda ola llegue al país más pronto de lo que se pensaba.
Sin embargo, nada de eso parecía importarle al gobernador que se paseo por Brasil, como si se tratara de un canciller más que de un gobernador que tendría que dar el ejemplo de cara la sociedad a la que le pide una y otra vez sacrificios, cuando ni él ni el oficialismo han dado la talla a la hora de implementar una eficaz política sanitaria, que evite la muerte de tantos tucumanos tal y como ha ocurrido en los últimos meses.
En ese marco es que resulta incomprensible el mensaje de Manzur, cuando le dice a la sociedad que limite al máximo las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, cuando hasta hace casi un mes había manifestado que lo peor ya había pasado y que su gobierno se enfocaría en trabajar en la post pandemia. Nuevamente, vemos cómo no se trata de una cuestión de contradicciones, sino de lisa y llana hipocresía.
Lo mismo puede decirse acerca de los incansables pedidos de distanciamiento social y respeto por las normas de seguridad sanitaria, cuando es el propio gobernador quien mantiene una agenda de viajes y actos oficiales en los que hay poco y nada de distanciamiento social. Nuevamente, “hagan lo que yo digo, pero no lo que yo hago”. Esto es absolutamente negativo teniendo en cuenta la situación tan incierta que se atraviesa.
Está claro que en los próximos días habrán más novedades en torno a la posibilidad de que se implementen las medidas restrictivas para la circulación de las personas tal y como lo adelantamos desde este medio. La idea sería darle al comercio la posibilidad de salvar parte del año por medio de la venta que tiene lugar hasta un par de días después del 6 de enero, fecha en la que los niños celebran el día de los Reyes Magos.
Luego de esa fecha, no sorprendería que en Tucumán el Gobierno implemente una vez más una cuarentena o aislamiento ante la posibilidad de que la segunda ola de coronavirus llegue al país. Lo que sí sería sorpresa es que, tanto de parte del gobernador como de su administración, se dejarán de lado la mezquindad y las contradicciones propias de una administración que está más preocupada por su propia agenda que por los intereses de la gente.