Tras el escándalo que significó el desplazamiento de Luis María Kreckler como embajador en China, Cristina Kirchner metió mano una vez más en el Gabinete y designó en el puesto al dirigente político Sabino Vaca Narvaja, de 45 años. A principios de 2020, le dieron un puesto especial de Representante Comercial de Argentina en Beijing.
Se trata del tío de la nieta de la ex presidenta y uno de los hijos del fundador de Montoneros, Fernando Vaca Narvaja. Es hermano de Camilo, ex pareja de Florencia Kirchner, padres de Helenita.
Cabe aclarar que Sabino no tiene trayectoria diplomática, pero fue siempre el preferido de CFK. Encierra una versión totalmente opuesta a Kreckler, y desde que llegaron a mediados de año a Beijing, fueron enemigos declarados.
El escándalo de Kreckler explota justo ahora, en medio de las delicadas negociaciones que el embajador mantenía en Beijing para la adquisición de 30 millones de vacunas contra el coronavirus en todo el año a la empresa Sinopharm, pudo confirmar este diario de altas fuentes.
La misma es una negociación distinta a la que lleva adelante el Gobierno para la compra de las vacunas de otro laboratorio chino, Sinovac, a través de Brasil. Lo más lamativo es que desde la Casa de Gobierno se quiso involucrar a Kreckler en “presuntas” irregularidades en las negociaciones por la vacuna, un acto que la Cancillería desmiente, ya que basan la orden de su traslado como fruto de actitudes “impropias” de funcionarios de carrera, como “filtrar” cables, o hablar con los medios.
El teje y maneje de la Rosada no es desconocido. Lo sintieron en carne propia el canciller Felipe Sola tras su accidentada declaración sobre la conversación de Alberto Fernández con Joseph Biden. Y también las conoce el ministro de Salud, Ginés González García, a quien le juegan por detrás con la viceministra Carla Vizzotti, por ejemplo, en las negociaciones por la vacuna rusa.