El gobierno de Jair Bolsonaro empuja fuerte el acercamiento del Mercosur y la Unión Europea, y han tomado la cumbre de este jueves con Mauricio Macri en Argentina como una instancia clave para ir dando los pasos que, esperan, podría desembocar en un acuerdo formal antes de agosto.
Pese a la cautela que es aconsejable tener ante una propuesta que lleva décadas estancadas, esta vez parecen haberse alineado en este sentido los dos gobiernos principales del Mercosur. Particularmente, el ministro de Economía de Brasil, el liberal Paulo Guedes, está convencido de que es una oportunidad para incrementar el intercambio en beneficio de los países de los dos bloques.
Macri no se ha mostrado tan liberal públicamente, pero se siente a gusto con la propuesta del equipo de Bolsonaro, ya que va muy en línea con su visión de comercio exterior, que no ha podido desplegar en esplendor por resistencias internas y el proteccionismo que ha irrumpido a nivel global en los últimos años.
Hay otros optimistas. El canciller argentino Jorge Faurie afirmó días atrás que se han logrado “avances muy fuertes” en las dos últimas rondas de negociación. Y el presidente de la Cámara de Comercio Brasil-España, José Gasset Loring, también cree que se podría cerrar un acuerdo antes de agosto. “Sería histórico y un ganar-ganar, con un incremento en los flujos de comercio e inversión en ambos sentidos”, aseguró.
El portavoz del gobierno brasileño aseguró que la discusión sobre el acuerdo UE-Mercosur será un tema prioritario en la agenda entre Bolsonaro y Macri. En tanto, que Guedes haya dicho antes de agosto no es casual. Entre el 14 y el 17 de julio el bloque sudamericano se reunirá en Santa Fe y allí habría que tener madurada una posición clara, para presentar ante los demás países miembros, Uruguay y Paraguay, que en principio también están dispuestos a una mayor apertura.
El asunto clave es el Arancel Externo Común, el paraguas que grava con fuertes porcentajes las importaciones extra-bloque, y que Brasil propone ir diluyendo progresivamente.Por caso, en el rubro automotriz, sugieren ir bajando el arancel del 35% actual, un 10% en cuatro años. Sería una ofrenda a los europeos que históricamente han pretendido no tener trabas para el ingreso de sus productos industriales. En cambio, los sudamericanos pugnan desde siempre para poder vender más libremente a Europa productos de origen agropecuario, como trigo, carnes, azúcar, arroz y biocombustibles.
Por lo pronto, es un hecho que se está trabajando fuerte desde diversas áreas del gobierno argentino para acercar posiciones. Y el mayor escollo sigue siendo que algunos empresarios industriales tienen miedo de no poder competir.