La cúpula de Cambiemos a nivel nacional enfureció tras el intento de alianza del intendente de Yerba Buena, Mariano Campero, con Ricardo Bussi, y el frente quedó en crisis total en Tucumán, señala el sitio La Política Online.
Campero busca quedarse con la conducción del radicalismo tucumano y consideró como una jugada inteligente acordar con el hijo del represor Antonio Bussi, que desde hace años “juega” para el peronismo y divide a la oposición.
Tras cerrar el acuerdo, Campero recibió el apoyo de Alfonso Prat Gay, con quien anduvo a caballo a mediados de enero. Entusiasmado, Campero viajó a Buenos Aires para tener una seguidilla de reuniones políticas con referentes nacionales del frente y allí se enteró que su movida no había causado buena impresión.
En primer término había cerrado un encuentro con Martín Lousteau, que no le concedió la reunión. Luego intentó encontrarse con Patricia Bullrich, que le rechazó la invitación. Finalmente logró verse con Horacio Rodríguez Larreta por intermediación del diputado Pablo Tonelli.
El humor del jefe de gobierno porteño no era el mejor. Cuando Campero intentó justificar su alianza con Bussi, Larreta le respondió que no se metía en las internas de las provincias.
Para buscar una explicación ante tanto destrato, Campero se reunió con el titular de la UCR, Alfredo Cornejo, quien le explicó que no podía avanzar en una alianza estratégica como la que cerró con Bussi sin hablar con el vicepresidente de la Convención Radical, Agustín Campero. Al ex secretario en el ministerio de Ciencia de Mauricio Macri no le cayó nada bien que lo puenteara un pariente.
El otro intendente radical de peso de la provincia, Roberto Sánchez, de Concepción, que trabajó a la par de Campero en los últimos años y se mostró cabalgando con él y Prat Gay, se percató de cómo venía el asunto en Buenos Aires y se empezó a acercar al intendente capitalino Germán Alfaro, señala La Política Online.
