“Queremos que alguien haga algo con esta chica. Es la segunda tragedia vial que protagoniza. Es la segunda familia que destruye. Alguien tiene que hacer algo para que no siga provocando muertes”, aseguró Inés Nieto, hermana de Lucía Fabiana, una adolescente que murió en un accidente en septiembre de 2011. La joven, que tenía 14 años, falleció al caerse de la moto que conducía Sabrina Pasarín, de igual edad, la misma joven que ocho años después protagonizaría un accidente fatal en San Martín y José Colombres. Sucedió el jueves a la mañana y por el que se encuentra detenida.
Ambos siniestros estuvieron rodeados de situaciones extrañas. La familia de la chica fallecida señaló fue a buscarla un domingo a Lucía en una moto Honda XRL 125. “Le dijimos que no fuera. Que Sabrina era muy chica para manejar ese rodado. Lo mismo se fue. Como a las 18 vino el padre y nos dijo que habían tenido un accidente, pero que no sabía lo que había pasado, que estaban el hospital Padilla”, explicó Inés.
Con el tiempo se logró establecer el recorrido que hicieron las adolescentes. Desde Villa Alem, donde vivía Lucía, se dirigieron al Parque 9 de Julio. Allí se encontraron con unos amigos. Luego, decidieron ir a la sur de la ciudad y, por último, concurrir al predio de la Expo. En la avenida Alfredo Guzmán al 500, Pasarín perdió el control de la moto y se cayó. Ella se golpeó, pero su amiga dio con la cabeza en un poste de cemento del tendido eléctrico.
“(Mario) Pasarín, al que no conocíamos, nos llevó al hospital Padilla. Nos pedía que nos calmáramos y que no sabía que había sucedido. Después, nos dimos cuenta que estaba preparando todo”, explicó la hermana. “Al llegar al centro asistencial, descubrimos que ella estaba muy mal. Estaba toda entubada y los médicos no eran muy optimistas. Falleció al día siguiente”, señaló Inés Nieto.
Situaciones extrañas
Nieto contó que en el mismo hospital comenzaron a suceder situaciones extrañas. “Cuando estaba toda la familia, se arrimó un abogado para ofrecernos ayuda. Averiguó que la moto estaba a nombre del padre y que podríamos actuar en lo civil para que, al menos, se hicieran cargo de toda la atención médica de Lucía, pero murió a las horas”, explicó.
Al mes del fallecimiento, la familia de la adolescente fallecida, volvió a reunirse con el profesional que le había ofrecido asistencia legal. “Nos dijo que Pasarín era muy pesado, que era peligroso y, conversando con mi papá, le avisó que era mejor que no hiciera nada porque a otro de sus hijos le podría pasar lo mismo que a Lucía”, comentó entre lágrimas Inés.
La hermana de la adolescente que murió siempre sospechó que los parientes de Sabrina habían realizado maniobras extrañas para que todo quedara en la nada. “A las horas nos dimos cuenta que habían desaparecido todas las pertenencias de Lucía. No estaba el celular ni la ropa. Era muy raro todo porque las autoridades del hospital nunca nos dieron una explicación de lo que sucedió con sus cosas”, informó. “A partir de ahí mi papá dijo que no haría nada, pese a que nosotros le decíamos que siguiera”, agregó.
Inés Nieto contó que con el correr de los días, los amigos de Lucía comenzaron a aportar datos. “Nos dijeron que los amigos en el parque le ofrecieron llevar la moto en la camioneta porque ella no estaba en condiciones de manejar porque, aparentemente, había bebido antes. Ella no les hizo caso siguió conduciendo la moto”, relató.
La adolescente salió de su casa después de haberse probado el vestido que utilizaría en su fiesta de 15 años, que estaba programada para cinco días después de su muerte. “Fue un golpe muy grande para mi padre. Jamás se recuperó de su fallecimiento y de la bronca que tenía por el caso. Nunca nos llamaron de la Policía ni de la Justicia para decirnos qué había pasado. Nunca nadie hizo algo. Todo quedó en la nada. Al poco tiempo mi papá terminó muriendo de pena”, comentó en la entrevista con LA GACETA.
El otro percance
El jueves, cerca de las seis de la mañana, Sabrina conducía una camioneta Chevrolet S10 en la que trasladaba a otros jóvenes. En la esquina de José Colombres y San Martín embistió al Chevrolet Corsa Classic que manejaba Rodrigo Alejandro Carrizo, de 31 años. Por la fuerza del impacto, el joven salió expedido del auto y murió casi en el acto.
La joven fue sometida a una serie de estudios que determinaron que tenía alcohol en sangre, por lo que quedó aprehendida. El viernes, se negó a declarar. La fiscala Adriana Giannoni, que la acusó de homicidio culposo agravado, consiguió que un juez de instrucción ordenara que siga detenida 10 días hábiles hasta se resuelva su situación procesal.
Hasta el momento, la teoría es que el accidente se habría producido porque Pasarin, que transitaba por San Martín a alta velocidad, embistió a Herrera que se desplazaba por José Colombres y que habría tenido la luz verde.
Los vecinos aseguraron que la joven podría haber estado corriendo una picada con otro vehículo. Esa versión cobró fuerza al difundirse la imagen de un Peugeot 208 que también podría haber participado del accidente y que desapareció del lugar antes de que llegara la Policía. En ese interin, según lo relatado por varios testigos, jóvenes sacaron elementos de la camioneta, relato que también quedó confirmada en la foto que se viralizó.
Por el caso de Lucía, a Sabrina no correspondía que se le inicie un proceso judicial en su contra, ya que al tener 14 años, era inimputable. Sí correspondía que un juzgado de menores, después de estudiar el caso, le dictara medidas tutelares por la conducta que había tenido. El padre, en cambio, debería haber respondido civilmente por la muerte que había provocada. “Nunca pasó nada. No actuamos porque teníamos miedo, pero jamás supimos si se le hizo la alcoholemia y se le hicieron algo. La familia de ella ni siquiera vino a casa a decirnos que sentía lo que había pasado. Es más, a la semana de haber causada esa tragedia, ella fue a bailar con sus amigas”, explicó la hermana de la adolescente.
“Estamos en contacto con la familia de ese chico. No sólo para decirle que lo sentimos muchos. Queremos ayudar en lo que sea para que esto no quede impune. No queremos que, como pasó con mi hermana, todo quede en la nada”, concluyó Nieto.