Piden la preservación de sus puestos de trabajo.
Mientras tanto sigue el debate sobre qué hacer con el espacio que es patrimonio cultural, económico y social de la provincia.
Antecedentes
La Asociación de Puesteros del Mercado del Norte viene advirtiendo desde hace años que ese centro comercial fue “abandonado” por la intendencia. El estado del edificio, declarado patrimonio cultural e histórico de la ciudad, es deplorable y los comerciantes temen por sus puestos de trabajo.
El informe técnico presentado ayer por el Municipio, que luego derivó en el fallo de la jueza Cynthia Lorena Rocha, que dispuso que la Capital realice un “operativo de desalojo” por “inminente peligro de derrumbe”, termina por confirmar lo que se venía presagiando desde hace años.
Durante años los puesteros intentaron a través de la Asociación llegar a un acuerdo con el ex intendente Domingo Amaya para revalorizar el lugar, e incluso se barajaron dos proyectos para la recuperación del subsuelo, aumentar un nuevo nivel y recuperar la planta baja del edificio. Pero nunca fueron tenidos en cuenta por la máxima autoridad municipal.
Los puesteros recordaron que en 2004 se aprobó y promulgó la ordenanza N° 3308, que estipula la creación de una comisión de trabajo integrada por representantes de ambas partes, destinada a la elaboración de un proyecto de remodelación del edificio, así como también el cobro de un canon especial cuyos fondos se destinarían exclusivamente para financiar la puesta en valor del histórico lugar. Desde su aprobación, la ordenanza se encuentra encajonada en algún gabinete de la Intendencia y nunca se puso en práctica.
Por parte de la Municipalidad también se idearon diferentes proyectos para convertir el lugar en un shopping. En este sentido, en distintas ocasiones Amaya afirmó que el municipio no contaba con los fondos necesarios para revalorizar el lugar por lo que pensaban recurrir a inversiones privadas. Esto fue rechazado por los puesteros, que interpretaban cada anuncio de llamado a licitación como el preanuncio de su expulsión, ya que no podrían competir en igualdad de condiciones ante otros oferentes con mayor capital de inversión.
