En el Ministerio de Seguridad y en la Policía reafirmaron la idea de regular, de manera general, la venta de uniformes oficiales, tras los últimos asaltos efectuados por personas que utilizaban equipos policiales o se presentaban como agentes. Los funcionarios reconocieron que “libertad comercial” en el sector privado ha marcado un límite a su propuesta, pero remarcaron que se requiere una especie de matrícula para controlar la fabricación de la ropa reglamentaria.
El domingo pasado, un grupo de personas interceptó un colectivo utilizado para un tour de compras, en la ruta 308, cerca del cruce con la ruta nacional 157. Cinco personas fingieron ser policías y sustrajeron teléfonos celulares y dinero en efectivo de los pasajeros. Los desconocidos amenazaron al contingente de comerciantes con armas de fuego.
En ese momento, los atacantes usaron chalecos reflectivos de la fuerza de seguridad, elemento empleado por personal de las brigadas de Investigaciones. Se trasladaban en una camioneta Toyota Hilux blanca.
Los pesquisas analizan filmaciones de las cámaras de seguridad de un local de productos artesanales que funciona en la zona. Con ello, podrían establecer si los desconocidos habían seguido en una camioneta al colectivo, desde Aguilares hasta la localidad de Amumpa, donde ocurrió el hecho.
Fuentes cercanas a la investigación dijeron que la banda que atacó el ómnibus el domingo estaría vinculada también a robos similares de otros transportes, teniendo en cuenta el “modus operandi” y comparando declaraciones de testigos.
Hubo otro caso que no pasó por alto, ocurrido el sábado, alrededor de las 7.30, en una tienda ubicada de calle Cangallo al 600, en la capital. . “¡Policía! ¡Policía!”, gritaron dos desconocidos cuando avanzaron contra una camioneta. En ese momento, lograron inmovilizar a un fletero y a un empleado del local de ropa. Luego, a las víctimas les taparon las cabezas con sus mismas prendas, en la vereda.
Los desconocidos se hicieron pasar por agentes de la Brigada de Investigaciones, como si en esos instantes realizaran un operativo en la propiedad privada. “Dijeron que tenían una orden de allanamiento”, expresó el titular de la casa.
Tras retener al fletero y al empleado, los sospechosos tomaron al comerciante y lo encerraron en la parte trasera de la casa. Luego se llevaron las indumentarias que había en el comedor, entre ellas, vestimenta de niños. En total, cinco personas habrían participado en el asalto. Los testigos informaron además que los delincuentes se movilizaban en una camioneta Volkswagen Amarok blanca.
La Policía atrapó posteriormente a cinco jóvenes, de entre 18 y 26 años, y secuestró alrededor de 40 prendas de vestir, que en principio serían parte del botín recuperado.
Luis Ibáñez y José Ardiles, secretario y subsecretario de Seguridad, respectivamente, coincidieron ayer al afirmar que los policías “tienen por norma de actuación la identificación, más allá de que se trate de una investigación”.
“No sólo se debe decir que se es un policía, sino que hay que tener la credencial en mano y la chapa a la vista. El personal de Investigaciones debe portar el chaleco, en el que se distinga que es de la Policía”, remarcaron.
Seis lugares de venta
Hay seis locales en San Miguel de Tucumán y uno en Banda del Río Salí inscriptos en el Ministerio de Seguridad y llevan un registro de venta de los uniformes policiales, según informaron los funcionarios. “En cada compra, hacen una boleta comercial y aparte piden la credencial”, explicó Ibáñez.
Por su parte, Ardiles planteó: “la venta de uniformes es libre; cualquier persona va a un puesto y compra. En la actualidad existen casas de comercio que piden la credencial. Sin embargo, se consigue por otro lado, hasta en puestos ambulantes”.
En lo personal, el subsecretario de Seguridad hizo hincapié en que los policías que pasan a retiro de la fuerza “se llevan los uniformes”. “Según el marco reglamentario, los agentes deben comprar los equipos oficiales (…) Hace 30, 40 años atrás, la Policía proveía el uniforme”, añadió.
“Todo hace ruido y complica. Debido a esta modalidad delictiva, la gente piensa cualquier cosa y termina desconfiando de los que roban y de los que no, de los policías”, finalizó.