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A dos años del regreso del cepo cambiario: para qué sirvió y qué anticipan los economistas

Los especialistas consideraron que la medida cumplió con el objetivo de cuidar las reservas del Banco Central, pero generó distorsiones de todo tipo. Se convirtió en una “encerrona” de la que hoy es muy difícil salir, advirtieron.

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Martín Guzmán reemplazaba a Hernán Lacunza como ministro de Hacienda. (Foto: Prensa Ministerio de Hacienda)
Descacharreo

“Domingo 1 de septiembre de 2019. El directorio del Banco Central de la República Argentina dictó hoy medidas que establecen parámetros en el mercado de cambios, que tienen como objetivo mantener la estabilidad cambiaria y proteger a los ahorristas”. Así arrancaba el comunicado de la autoridad monetaria que anunciaba la vuelta del cepo, un viejo conocido para la Argentina. Fue un fin de semana lleno de rumores y suposiciones. El viernes anterior, una medida de la autoridad monetaria que imponía más controles sobre los bancos había generado (malas) expectativas, y hasta los legisladores oficialistas advertían lo que se podía venir.

Así, el lunes 2 de septiembre debutó un nuevo cepo que establecía que no se podían adquirir más de US$10.000 por persona en el mercado oficial, una cifra que parece muy abultada si se la compara con los US$200 que pueden comprarse hoy, si se sortean todas las exclusiones dispuestas por el BCRA.

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Desde ese día, el oficial pasó a ser uno más en el menú de dólares que comenzó a florecer: el blue, el contado con liquidación y el MEP, donde las restricciones no existían, pasaron a ocupar el centro de la escena.

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En ese momento, recuerda Lorena Giorgio, economista jefe de la consultora Equilibra, no había demasiada escapatoria: el mercado ya no aportaba divisas como en los primeros años de Mauricio Macri, el precio de los commodities estaba muy por debajo de los actuales, y el nerviosismo y la incertidumbre en los mercados había aumentado luego del resultado de las PASO de ese año. Mañana se cumplen dos años desde la reinstauración de los controles cambiarios, una oportunidad para responder dos preguntas: ¿Para qué sirvió el cepo hasta ahora? ¿Cuándo podría terminarse?

La primera tiene una respuesta más fácil: basta con ver qué pasó hasta ahora y qué efectos tuvo sobre su principal objetivo, cuidar las reservas del Banco Central. Las arcas de la autoridad monetaria pasaron por momentos duros durante 2020 -porque al cepo se le sumó la incertidumbre por la pandemia de coronavirus y la brecha creciente entre el oficial y los paralelos-, pero en 2021 parecen estar en un mejor lugar, con casi US$6500 en las “netas”, es decir, aquellas que realmente pueden utilizarse para intervenir en el mercado cambiario.

En el camino, sin embargo, se quemaron muchas naves. “El cepo es una medida defensiva y represiva que busca limitar el acceso de los agentes al mercado de cambios, pero termina afectando los canales de transmisión de la política monetaria, sobre todo el cambiario y el financiero”, advierte Gabriel Caamaño, de la consultora Ledesma.

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Un ejemplo concreto, aporta Fernando Marull, de la consultora FMyA, es lo que sucede con el comercio exterior: “Con cualquier prohibición aparecen los mercados paralelos del dólar y queda un tipo de cambio ficticio, que es el oficial, y el dólar real, que es el libre. En ese escenario, los exportadores de servicios empiezan a abrirse cuentas en el exterior porque saben que el dólar vale $170 y no casi $100, como el que ellos reciben cuando se ven obligados a liquidar, y los importadores aceleran sus negocios o buscan sobrefacturar”.

Todo eso termina, dice Caamaño, en el “cepo del cepo del cepo” (Foto: Pablo Lasansky/NA).

Todo eso termina, dice Caamaño, en el “cepo del cepo del cepo”. En el camino en estos dos años hubo decenas de anuncios relacionados con los importadores, los exportadores, los ahorristas, los que compran con tarjeta y cualquier otro actor que vea de cerca a un dólar. “El cepo es una encerrona: cuando lo endurecés, confirmás que no hay nada más que eso, no hay intención de modificar la política económica ni de anclar expectativas para poder salir del cepo y se convierte en la única herramienta”, detalla.

Giorgio, en tanto, advierte: “Hasta ahora, el cepo sirvió para ralentizar el drenaje de reservas, pero también ajustó aún más el cerrojo a la entrada vía cuenta capital y empeoró el clima de negocios. Tan mala es la reputación de la Argentina que incluso a pesar de haber despejado vencimientos en dólares para los próximos años, aún no recobró el acceso a los mercados de crédito internacionales. Es muy difícil que lleguen inversiones a un país en el que las reglas de juego no son claras, y no se sabe cómo y a qué precio se podrá salir”.

El cepo no es solución, sino parche. En definitiva, “no es que las cosas no van a pasar si hay cepo, sino que tardan más tiempo en pasar”, señala la economista, y lo explica con un ejemplo concreto: “La emisión a la que recurre el Gobierno para llenar el agujero fiscal genera pesos extras con los que los ciudadanos acceden al dólar; si eso termina en una devaluación de la vía oficial, hay impacto en los precios. Con estas restricciones, ese círculo vicioso tarda más en completarse”.

¿Qué pasará con el cepo hacia adelante?

Hoy, coinciden los economistas, es muy difícil salir de esta encerrona. “Si el cepo no existiera, volvés a un mercado donde la oferta y la demanda están en un nivel de equilibrio”, explica Marull, y señala que eso redundaría en una devaluación del tipo de cambio oficial. Es, en concreto, una máxima en el mercado cambiario: el dólar ajusta por precio (devaluaciones) o por cantidad (cepo).

“Hay pocas chances de una relajación significativa del cepo porque el Gobierno debería hacer cambios muy significativos de política económica para hacerlo. Hay que ver si, después de las elecciones y en el marco de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, puede relajar algunos aspectos con una corrección cambiaria”, apunta Caamaño.

“Como no hay confianza en la moneda nacional, un escenario sin cepo es impensado”. (Foto: Adobe Stock).

“Como no hay confianza en la moneda nacional, un escenario sin cepo es impensado. No hay reservas para sostener un régimen de tipo de cambio administrado sin que la cotización oficial se dispare. Aunque con un plan macroeconómico integral que refleje un sendero fiscal-monetario sostenible y brinde previsibilidad acerca de cómo Argentina pagará sus servicios de deuda y permita sumar reservas, se podrían ir relajando restricciones paulatinamente”, coincide Giorgio.

“Por más que el Gobierno diga que si llegamos a US$100.000 millones en exportaciones relaja el cepo, hoy están haciendo todo en contra para que esas exportaciones levanten”, matiza Marull.

Hacia adelante, puntualiza el consultor de FMyA, probablemente este esquema siga tal como está y el Gobierno ajuste un poco el ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial para recuperar un poco de competitividad perdida en 2021, año electoral y con el ancla cambiaria bien puesta para evitar que haya más inflación.

“Sin anclaje de expectativas, si vos hoy quisieras salir del cepo sería vía corrección cambiaria del tipo de cambio oficial, lo que generaría una situación inflacionaria. Hoy el cepo es como un muro de contención de todo lo que estás haciendo mal y de lo que no tenés ni capacidad ni intenciones de corregir”, cierra Caamaño.

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