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A un año de las restricciones para exportar carne: los precios subieron más que la inflación y se perdieron USD 1.500 millones de exportación

El 19 de mayo de 2021 el Gobierno intervino con un cepo inicialmente total, que luego flexibilizó. Un saldo “no positivo”: cayeron los ingresos al productor, se produjo y embarcó menos y el precio al consumidor aumentó 68 por ciento

carne
A un año de las restricciones a la exportación de carne vacuna, especialistas aseguran que los resultados que se consiguieron no fueron buenos. (NA)
Descacharreo

Hace un año el Gobierno nacional intervino el mercado de la carne vacuna y con el paso del tiempo fue aplicando diferentes niveles de restricción a la exportación, sin lograr la baja de precios a la que supuestamente apuntaba la medida.

A mediados de mayo de 2021, el presidente Alberto Fernández reunió al sector frigorífico y les anunció el cierre de exportaciones por un mes, primera de una serie de medidas que perjudicó a la cadena cárnica y no benefició a los consumidores.

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El sector esperaba una iniciativa de este estilo desde el inicio del mandato de Fernández. Y ocurrió. El 19 de mayo, de la mano del ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas y su entonces par de Agricultura, Luis Basterra, inició la intervención, motivada por la fuerte suba de precios de la carne, que a esa fecha acumulaba un aumento casi 20 puntos superior a la inflación registrada a ese momento. Tras un mes de cierre total, ambos ministerios iniciaron un proceso de cuotificación: se prohibía exportar 7 cortes parrilleros y del resto de los cortes solo se podía despachar el 50% de lo que se había exportado en 2020.

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Cambio, pero no resultados

Con la llegada de Julián Domínguez a la cartera agropecuaria las restricciones se hicieron más laxas: quedaron vedados solo los mencionados cortes y rigiéndose por un sistema de cuotas que contemple volúmenes más grandes que al principio.

Como ya se dijo, las razones de estas intervenciones era contener los precios de la carne. A un año del inicio de las restricciones no solo no se alcanzaron los resultados esperados, sino que se obtuvo lo contrario. Según mediciones del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), la suba interanual registrada fue del 67,9 por ciento. Peor aún, el asado, uno de los cortes que hasta hoy no se puede exportar, acumuló un aumento del 65 por ciento.

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Asimismo, según la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), en base a datos oficiales, entre abril de 2021 y abril del presente año, la producción de carne pasó de 3,15 millones de toneladas res con hueso a 2,97 millones de toneladas res con hueso, un efecto contrario a lo deseado, pues limita más la oferta del producto. Y las exportaciones registraron un descenso que pasó de 937.000 toneladas en los 12 meses previos a abril de 2021, a 789.000 toneladas en los 12 siguientes. No positivo.

Lucro cesante, hueso duplicado

Para el analista ganadero, Victor Tonelli, el Gobierno no logró el objetivo de bajar los precios de la carne al consumidor, pero se le pagó menos al productor por su hacienda durante cinco meses. Al mismo tiempo, “se generó una fuerte caída en las exportaciones”, dijo el especialista, que no coincide con los números oficiales de embarques de carne vacuna y asegura que la merma es mucho más importante. El Gobierno, explicó Tonelli, contabiliza “los huesos de despostada dentro del volumen relevado, lo cual es una falacia, ya que que cuando se hace el equivalente res con hueso de los cortes deshuesados o con hueso ya se incorpora este factor. Por lo tanto, los huesos se suman dos veces”.

Tonelli calcula que la exportación cayó unas 300.000 toneladas interanuales y que si se toma en cuenta que el valor promedio es de USD 5.000 la tonelada, en el último año se perdió de exportar unos USD 1.500 millones“Ese es el lucro cesante no exportado que no generó ningún beneficio al consumidor, que terminó pagando por encima de la inflación. Un fracaso total. Mi recomendación es que liberen todo; así van a tener más oferta para recuperar la producción de animales pesados y habrá muchos más kilos por animal faenado”, agregó.

“Esto quiere decir que hubo caída mucho más significativa de las exportaciones, lo que generó menor trabajo en los frigoríficos y, además, un lucro cesante en el ingreso de dólares, con lo necesario que son para la economía. Pero lo peor de todo es que terminaron prohibiendo siete cortes, cuyo último dato conocido indica que se terminaron ajustando al promedio de precio de todos los demás cortes, por lo que no solamente no hubo un solo beneficio para el consumidor, sino que el promedio de estos cortes terminó ajustando al 65%”, lamentó Tonelli.

Pero más allá de los efectos negativos de la medida, el mayor daño se lo produjo al sector primario, principalmente a los estímulos productivos. Así, explicó que “hay tres temas que son centrales: el primero es que todos sabemos que tenemos que mejorar la cantidad de terneros por vaca y la cantidad de kilos por animal faenado. El cierre de exportaciones le pega en la línea de flotación al incremento de peso de faena ya que los animales pesados tienen como destino la exportación, por lo cual si se cierran las exportaciones o generan dudas que hacen que una vez que ese animal este gordo los exportadores van a pagar menos, el mensaje termina siendo hacer animales livianos para el mercado interno”.

Expectativas

El economista jefe de FADA, David Miazzo, también entiende que el cepo impulsado por el Gobierno nacional no cumplió con los objetivos para los cuales se lo había instalado. En este sentido, el especialista plantea que el precio real del asado, corte que, como ya se dijo, se encuentra vedado para la exportación hasta el 31 de diciembre del año próximo, continúa con el precio real, sin tener en cuenta la inflación, casi inalterable, lo que da cuenta de que la iniciativa oficialista no funcionó.

Así, el precio a mayo de 2021 de dicho corte era de $1.017 por kilo, según el economista, mientras que el valor del mes pasado fue de $1.022 por kilo. “Esto quiere decir que un año después tenemos exactamente el mismo precio en términos reales. Si uno mira los primeros cuatro o cinco meses en 2021 el precio ya estaba estabilizado, y lo único que se generó fue una baja que iba a durar unos tres o cuatro meses, pero después empezó el precio a subir de vuelta al mismo nivel que el que tenían antes de la medida. Hay que tomar en cuenta que estamos hablando del corte más afectado por la intervención”.

No obstante, Miazzo entiende que el principal problema no proviene del precio de la carne, sino del poder adquisitivo de la población, que se encuentra en constante corrosión. Así, marcó que “ese es el problema de fondo, es el salario real. Probablemente, si este se empieza a recuperar, puede recuperar el consumo, pero, de todas manera, uno puede intervenir todo lo que quiera, pero si no se soluciona el problema de fondo los impactos que se pueden lograr son solo temporales, con bajas de tres meses en los precios, para que después vuelvan a subir”.

Si bien Miazzo da cuenta de los problemas que generaron hasta el momento las restricciones a la exportación, su preocupación recae más sobre el daño que hicieron en las expectativas del sector, con serio riesgo de que se produzca un estancamiento o se limite de manera contundente la inversión, ya que, entiende que la única vía de crecimiento que tiene no solo la cadena cárnica, sino el gruesa de los complejos agropecuarios, es la exportación.

“El sector siempre tuvo este miedo, ya que a lo largo de la historia se ha intervenido la cadena de diferentes maneras, sobre todo en épocas de alta inflación. Estas decisiones golpean a la cadena en las expectativas, en el ánimo, en la inversión. Se pierde la posibilidad de crecer. Tranquilamente Argentina podría aumentar su stock ganadero, pero mucho más su nivel de productividad. Hoy con el actual stock podríamos tener muchos más terneros y con esos terneros podríamos producir animales más pesados y más kilos de carne, pero con este tipo de cosas eso se corta”, finalizó Miazzo.

Beneficios

Para el presidente de la Cámara de Matarifes y Abastecedores (CAMYA), Leonardo Rafael, el cepo no trajo “ningún beneficio” al mercado interno debido a que la carne continuó en aumento y también porque, sostiene el dirigente empresario, que el segmento que más fue afectado por las restricciones fue la carne de vaca conserva y manufactura, que en el país tiene un consumo marginal. Es por eso que cree que “el volumen de carne que estaban dejando sin exportar era únicamente para perjudicar al productor, con un deterioro del valor de esa vaca”.

Asimismo, las bajas en los precios de la hacienda no necesariamente se tradujeron al público, al menos no en las magnitudes que pudo haber oscilado. “En algún momento pudo haber un reacomodo de precios, pero no se reflejó en el mostrador de manera significativa. O sea, no bajó un 20%. Pudo haber bajado unos puntos que al otro mes se recuperaron”, subrayó Rafael.

Los matarifes aseguran que las bajas en los precios de la hacienda , no se tradujeron en los valores de la carne al público. (Télam)

Sin embargo, Rafael sostuvo que si bien los operadores del mercado interno y los productores o no fueron beneficiados o fueron abiertamente perjudicados, los frigoríficos exportadores “en un punto fueron beneficiados porque sacaron muchos actores del juego con ese cepo, sobre todos aquellos exportadores sin fábrica”, ya que uno de los fundamentos de las restricciones era hacer una suerte de “limpieza” de aquellos exportadores no tradicionales o que eran sospechados de subfacturar exportaciones o presionar los precios al alza de la hacienda de manera desproporcionada en la puja por hacerse de mercadería.

“Hay un desconocimiento del que tomo esta medida. No logró beneficiar al consumo interno, sino que solo se perjudicó al productor y por ende la producción. Así bajaron los números de la hacienda, los frigoríficos se stockearon y salieron a vender cuando el precio les gustó. O sea, fue en detrimento de la parte productora y beneficio a los exportadores al tener una materia prima barata”, concluyó el titular de CAMYA.

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