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Al cumplirse 15 años de su desaparición, recordarán a Betty Argañaraz

Sus familiares y amigos convocaron a una concentración para este viernes en plaza Urquiza, de la que participarán también familiares de víctimas de la impunidad.

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Descacharreo

Este viernes, familiares y amigos de Betty Argañaraz, la docente desaparecida desde el 31 de julio de 2006, concentrarán en la plaza Urquiza para honrar el legado de la maestra y rendirle homenaje a su vida. La convocatoria está prevista para las 10:30 horas y ya confirmaron su presencia familiares de víctimas de la impunidad. Acompañarán a Liliana Argañaraz, hermana de Betty, las familias de Daiana Garnica, de Milagros Avellaneda y su hijo Benicio, de Mariana González y Franco Núñez, todas víctimas de crímenes que aún no encontraron resolución.

Un crimen aberrante y una condena sin “el cuerpo del delito”

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Beatriz Argañaraz desapareció el 31 de julio de 2006, cuando se dirigía a trabajar al Colegio San Francisco, en la zona de Barrio Norte. Según la investigación realizada por la fiscal Adriana Giannoni, la docente fue citada antes de ingresar al colegio, mediante engaños, al departamento que compartían las exnovicias Nélida Fernández -ahora llamada Marcos- y Susana Acosta.

Desde aquel día nunca más se supo nada de Betty y aunque su paradero nunca se logró determinar, con el avance de la causa se pudo comprobar que las exnovicias la habían asesinado a golpes en aquel departamento.

SEPARA

Betty Argañaraz tenía domicilio en El Manantial (localidad ubicada a tres kilómetros de la capital). Ese 31 de julio de 2006, poco después de las 6, había salido de su casa para tomar un ómnibus de la Línea 103, en el que iba todos los días a su trabajo, pero no llegó a destino. Según su hermana, ese día, la docente, que entonces tenía 45 años, tomó el colectivo y se bajó en la esquina de la calle La Madrid y avenida Alem, de la capital tucumana, donde subió a un remís Fiat Uno blanco.

Según declaró el remisero en el juicio realizado en 2009, trasladó a Argañaraz y la dejó a unos 30 metros del domicilio de Fernández y Acosta. A partir de allí se desconoce el paradero de la docente, que lleva 15 años desaparecida. Esa declaración fue solo el punto de partida de una serie de evidencias que recolectó la fiscal y que dieron cuenta de que las exnovicias fueron responsables de su desaparición y crimen.

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Muestras de sangre y material biológico hallados en el departamento de Fernández y Acosta, el relato de la hija adoptiva de una de las criminales, entre otras pruebas, llevaron a que en diciembre de 2009, un tribunal las condene a 20 años de prisión por considerarlas culpables del delito de homicidio agravado en contra de la maestra.A pesar de esta condena, Liliana Argañaraz y su familia aún no tienen paz, y quizás nunca la encuentren.

En primer lugar, porque las condenadas nunca rompieron el pacto de silencio, motivo por el cual nunca se logró saber cuál fue el destino final de Betty. Por otro lado, Liliana está convencida de que hay más responsables involucrados en el crimen de su hermana.

En este sentido, siempre apuntó contra Luis, el hermano de Fernández, que en un principio estuvo involucrado en la causa, pero terminó siendo sobreseído.

“También tendría que estar condenado, porque es imposible que ellas solas hayan podido trasladar el cuerpo sin ayuda”, había declarado Liliana luego de que se supo la sentencia. Igualmente, responsabiliza a las autoridades eclesiásticas y del colegio San Francisco, donde Betty comenzaba a ejercer como directora el día de su desaparición, por “estar ocultando” lo sucedido.

Cambio de sexo, casamiento y pedido de libertad condicional

Durante estos 15 años, Liliana sintió en varios momentos que vulneraban su derecho a la justicia, puesto que fueron varios los beneficios que se otorgaron a las exmonjas condenadas.

En primer lugar, el hecho de que nunca fueran separas a pesar de ser condenadas fue motivo de muchas noches de insomnio y otros tantos días de guardia en Tribunales reclamando en contra de esta medida. Además, en 2013, Fernández y Acosta fueron autorizadas por el juez de Ejecución de la condena a casarse dentro del penal. Dos años después, en noviembre de 2015, Nélida Fernández, una de las condenadas por el homicidio, solicitó el cambio de sexo, recibió su nuevo documento de identidad y ahora es conocido como Marcos Daniel Fernández.

En ese entonces, Liliana solicitó que sea trasladado al penal de Villa Urquiza, en función de que legalmente es un hombre encerrado en un penal de mujeres. Su pedido fue desestimado bajo el argumento de que la medida podría poner en peligro la integridad de Fernández.

Las últimas novedades del caso datan de principios de este año, cuando Fernández y Acosta solicitaron hacer uso del beneficio de la libertad condicional por haber cumplido más de 2/3 de la pena impuesta por la Sala V del Fuero Penal en 2009, planteo que fue rechazado por la Justicia tucumana. Tras el fallo, las dos exnovicias que llevan ya 15 años presas, tendrán que cumplir el resto de su condena en prisión.

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