El kirchnerismo es especialista en crear místicas donde no existen. De inventar intriga en sitiales que nada tienen de enigmáticos. De despertar fantasías que muchos ni siquiera sabían que existían. Todo un mérito, dentro de tanto demérito.
El Instituto Patria es parte de ese misterio que envuelve a los K. ¿Para qué se creó? ¿Por qué existe? ¿Qué se discute allí? Son solo algunas de las tantas preguntas que surgen a diario en el ciudadano de a pie.
No hay una sola respuesta, sino muchas. Porque allí es donde Cristina Kirchner hace pie a la hora de “rosquear” y avanzar en puntuales proyectos que luego se hacen carne allende las paredes del “Patria”.
El lugar es perfecto, no solo por su ubicación, en una zona granada de la Capital Federal, sino que además permite no dejar registro de lo que ocurre puertas adentro. Diferente a lo que sucede en las reuniones en Casa de Gobierno y la Quinta de Olivos, que quedan anotadas oficialmente.
Tal es la obsesión que nace del misterio que genera el Instituto Patria, que la AFI decidió en tiempos de Mauricio Macri poner un grupo de espías en la puerta a efectos de tomar nota de quienes entraban y salían de allí. Fueron descubiertos en agosto de 2018, en medio de un escándalo de proporciones.
No obstante, siguió la manía por saber qué se teje allí, en aquel lugar que comanda con mano de hierro Cristina.
Por caso, diversos medios de comunicación publicaron esta semana interesantes radiografías del lugar. Uno de ellos fue Diario El Cronista, que explicó: “En el organigrama del Instituto Patria conviven más de 29 comisiones de trabajo, se elaboran documentos permanentes”.
Tal es la versión edulcorada. Lo que no se cuenta son las brutales operaciones que surgen de allí.
Ahora mismo, por caso, se analiza cómo se conformarán las listas de cara a las PASO y las elecciones Legislativas de este año. Porque, si bien la lapicera la comparten varios referentes del kirchnerismo, la tinta que la nutre se carga en el Instituto Patria.
En contexto similar, en estas horas se preparan una serie de “carpetazos” contra puntuales referentes, no solo de la oposición sino también del propio peronismo. Florencio Randazzo está a punto de sufrir parte de ese “fuego amigo”. No será el único.
La cuestión no carecerá de escándalo. Porque parte del trabajo sucio que prepara Cristina proviene de los siempre suspicaces archivos de la exSIDE, donde Cristina Caamaño, su interventora, sigue pisando fuerte.
¡Suéltame pasado!
Salvo un encuestador, todos los demás anticipan una derrota feroz por parte del Frente de Todos. Sin posibilidad de revertir los números. No al menos en torno a las necesidades de los K.
Ello explica la reaparición de los “carpetazos”, célebres en los días en los que Alberto Fernández era jefe de Gabinete de Néstor Kirchner.
Con casos sorprendentes, como el de Juan José Álvarez, de quien directamente publicaron el legajo de su paso por la SIDE en la portada de diario Página/12. Fue su real muerte política.
Esos días volverán, caso de manera más brutal. Porque ahora existe el daño magnificado que regalan las redes sociales, que multiplican por mil los estragos que producen las notas periodísticas.
El portal Expediente Político refiere a algo de lo que se avecina. Lo hace de manera enigmática, pero no es difícil adivinar de quiénes habla:
No son candidatos todavía y temen tomar una definición ya que saben que les espera una campaña muy ruidosa. Dos “carpetazos” en puerta. Ella medita sobre si expondrá a tamaña tensión a su familia. El candidato potencial porteño sabe que hay un listado de nombramientos de cargos que habría sugerido a una importante órbita del gobierno nacional.
La potencial candidata sabe que el “carpetazo” la involucraría en un supuesto negociado de una termoeléctrica de la zona norte de la provincia. Por su lado, el joven dirigente, cercano a Alberto, pone en juego su imagen de idealista versus los conchabos de la política tradicional. En sus respectivos espacios observan expectantes la resolución.
Como suele decir este cronista, ya mismo pueden ir alquilando balcones.
