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Alberto Fernández ataca a Cristina Kirchner

Resentido porque fue reducido a la servidumbre y a ser un presidente decorativo, está retomando alguna de las fuertes críticas que le hizo cuando estaba en el llano.

cristina kirchner y alberto fernández
Cristina Kirchner y Alberto Fernández (Archivo)
Descacharreo

Sin prisa pero sin pausa, Alberto Fernández está volviendo a darle con un caño a Cristina. Resentido porque fue reducido a la servidumbre y a ser un presidente decorativo, está retomando alguna de las fuertes críticas que le hizo cuando estaba en el llano. Todavía no se anima a hablar con todas las letras. Es tímido para el coraje porque sabe que Cristina es cruel y feroz en sus venganzas.

Pero ya empezó a utilizar eufemismos para calificar de corrupta a la jefa de la asociación ilícita que produjo el robo más grande de la historia democrática. En una entrevista denunció “los descuidos éticos graves” que su jefa tuvo con Lázaro Báez. No fue a fondo y siguió mintiendo, pero dio un paso que enfurece a Cristina. Dijo que esas “imprudencias éticas, no siempre son delitos y que ella no es una corrupta”.

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Alberto no dijo toda la verdad, pero mostró una puntita que es como una suerte de extorsión o amenaza a Cristina. Algo así como decirle: “Si me seguís humillando prendo el ventilador y te mando en cana”. Alberto es un espantapájaros de la política. Pero también dio tantas vueltas que parece una perinola. Fue integrante de la línea fundadora del kirchnerismo. Fue la tercera pata del matrimonio pingüino.

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Después se peleó con Cristina y desde el llano le hizo las críticas más duras que se le pueden hacer. A principios de 2015, Alberto, planteó que todo lo que dijo e hizo Cristina fue “cínicamente delirante”. Comentó que ella estaba alegre y simpática, después de la muerte del fiscal Nisman que la había denunciado por encubrir a los terroristas iraníes que habían perpetrado el atentado terrorista más grave de la historia argentina.

Alberto aseguró que ella hizo votar en el Congreso una ley para garantizar su impunidad. Lo dijo Alberto. “Cínicamente delirante”, le dijo Alberto a Cristina por televisión en vivo y en directo. Pero por tuit ya había traspasado la línea del buen gusto, cuando escribió que su gobierno era psicótico y ella también actúa como una psicópata. Esto lo dijo el actual presidente ausente de la Nación. ¿Fuerte no? Agresiones de alto calibre.

Cuando Cristina se dio cuenta que no podía ganar la elección por su imagen negativa y su autoritarismo chavista y sectario, convocó a Alberto que agachó la cabeza y se convirtió en un fanático de Cristina. Un panqueque gigante como la Patagonia. Se dio vuelta en el aire y en el juicio de Vialidad mintió descaradamente para ayudar a su jefa. Después de soportar todo tipo de denigraciones y afrentas, ahora, Alberto, parece querer levantar la guardia para que Cristina no le pegue más cachetazos.

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Y habla otra vez de que Cristina cometió imprudencias o descuido éticos graves que no son delitos. Y eso no es cierto. La gran mayoría de los argentinos y el Tribunal Oral Federal 2 que la condenó a seis años de prisión saben que fue un robo y una corrupción absolutamente programada. Fue un plan sistemático para enriquecerse y para llenar de millones a sus socios, amigos, empleados y testaferros como Lázaro Báez.

Lo que está claro que Lázaro Báez es Cristina Kirchner. Y que Lázaro Báez fue Néstor Kirchner. Es Lázaro Báez de Kirchner. Y también fue condenado por eso hace años. Hay una sentencia de 3.065 páginas que confirma que Lázaro Báez es Cristina Kirchner. Los fundamentos de la condena a 12 años de prisión, aportan una catarata de datos y precisiones absolutamente irrefutables.

Pocos se atreven a decirlo, pero todo el mundo lo sabe: Lázaro Báez es Cristina Kirchner. Son lo mismo. No se movía una mosca en el gobierno de Cristina sin la orden de Cristina. Lázaro fue una pieza clave en el ladri progresismo feudal. Ambos fueron condenados por la justicia. Y Alberto Fernández lo sabe. No hubo descuidos éticos ni imprudencias. Hubo latrocinio y robo a cuatro manos.

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