El sol brilla sobre las torres de Puerto Madero y el reflejo de los ventanales reposa sobre el río. El interior del edificio de ladrillos a la vista de la Universidad Católica Argentina (UCA), ubicado en Alicia Moreau de Justo al 1400, está preparado para recibir a los votantes que a lo largo del día van a participar de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Estas elecciones se celebran en un contexto inédito por la pandemia de coronavirus, sin embargo, el vallado y los hombres de seguridad vestidos de saco y corbata no están en función del protocolo sanitario.
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Acá, según el padrón electoral, va a votar el presidente, Alberto Fernández. Son las 8.30 y la llegada del mandatario está prevista para las 9. Dos agentes vestidos con ropa camuflada se bajan de una camioneta blanca. En sus hombros llevan un rifle de gran porte con una mira telescópica. Ambos se alejan del vehículo e ingresan en el edificio de la UCA. De a poco, los autos oficiales, unos Toyota Corolla color gris con luces azules que titilan, empiezan a aparecer por doquier y de ellos descienden algunos hombres de la seguridad presidencial. Llevan puesto un sobretodo negro y camisa blanca adentro del pantalón.
En el interior del edificio, las personas depositan su voto con tranquilidad y respetan los protocolos. En todos los centros de votación, y acá no es una excepción, hay un “facilitador”, que en este caso es un gendarme.
Él es el encargado de vigilar que todos lleven puesto el barbijo y respeten la distancia social.
Ya son las 9.15. Marcela Flores, de 54 años, vino desde Florencio Varela para saludar a Fernández. Ve que los movimientos anuncian la inminente llegada y su ansiedad crece. “Vengo a apoyar al Presidente. Creo que la pandemia se manejó de la mejor manera que se pudo y me gustaría expresarle mi agradecimiento si tengo la oportunidad. Pero según lo que veo vamos a estar bastante lejos, espero al menos poder verle la cara”, dice Flores, que espera la caravana presidencial detrás de una valla sobre Alicia Moreau de Justo.
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A lo lejos, se ve una fila de vehículos conformada por dos autos y una van gris en la que viaja el Presidente. Son las 9.25 y a través de los vidrios polarizados apenas se puede reconocer la silueta de Fernández, hasta que desciende y saluda rápidamente a algunos seguidores que se acercaron hasta acá para verlo. El mandatario llegó con su pareja, Fabiola Yañez.
“Alberto, Alberto”, grita Sonia Ledesma, de 43 años, que vive en Puerto Madero. Ella asegura que el Presidente la conoce porque en repetidas oportunidades lo saludó cuando él era vecino del barrio. “Me encanta Alberto, siempre me saludaba como un caballero. Muchas veces me lo crucé caminando por acá cuando no era Presidente”, agrega. Mientras tanto, Fernández, que lleva puesto un jean azul, campera negra y zapatos marrones, ingresa al edificio para votar.
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“Voy a ver si lo engancho a la salida”, señala Ledesma. Son las 9.35. “Alberto, Alberto”, vuelve a gritar la señora.
El Presidente, luego de votar en la mesa 69, camina hacia la prensa donde lo espera un micrófono a una distancia prudencial del corralón repleto de periodistas.
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“He cumplido con mi deber de votar. Es un día lindo porque cada vez que en la Argentina se vota hacemos un poco más fuerte la democracia y para mí eso es muy importante. No tengo mucho más para decir, estamos en veda política, no hay mucho para agregar. Sigamos adelante, la Argentina sigue mañana”, señala a la prensa el Jefe de Estado, que ahora camina de nuevo hacia la van para abandonar el lugar.
