El anuncio de las medidas concretas sobre la “guerra contra la inflación” que adelantó Alberto Fernández el martes, y sobre el que tiene previsto profundizar hoy, se transformó en la principal inquietud del Presidente en las últimas 48 horas. El Gobierno considera la cruzada antiinflacionaria como una forma de retomar las riendas de la gestión, después de meses durante los cuales el acuerdo con el FMI y las grietas en el Frente de Todos estuvieron en el centro de la agenda oficial -aunque siguen estándolo. Desde esta tarde, a su regreso de Tucumán, el primer mandatario ultima en Olivos los detalles del discurso que se grabará en la quinta presidencial -puertas adentro, por el clima lluvioso-, con presencia -aunque fuera de cámara- de su equipo económico y sus asesores de confianza.
Tras el anuncio del viernes en Tortuguitas -con la altisonante frase “El viernes empieza la guerra contra la inflación”, que dio lugar a un alto nivel de interés y, también, a una serie interminable de burlas en redes sociales y medios-, el Presidente tenía planeado ahondar en las esperadas medidas hoy, desde Tucumán, a donde viajó con su jefe de Gabinete, Juan Manzur. Sin embargo, ayer, menos de 24 horas antes, decidió hacerlo desde la quinta presidencial. Lo consideró más apropiado desde el punto de vista de la puesta en escena. Después de todo, será una medida de alcance nacional, y sobre la cual tiene planeado montar el relanzamiento de su vapuleada administración.
En las últimas horas terminaba de afilar la letra fina de la iniciativa junto a los funcionarios de su riñón con los que estuvo trabajando las medidas: el ministro de Economía, Martín Guzmán -que viene de festejar la sanción en el Congreso del pacto con el FMI que le llevó dos años concretar-; el titular de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas; el presidente del Banco Central, Miguel Pesce; su par de Agricultura, Julián Domínguez; la vicecanciller Cecilia Todesca Bocco; y el asesor presidencial, Juan Manuel Olmos, amigo el Presidente y dirigente porteño, que fue recientemente designado como coordinador del gabinete económico ante la falta de intervención en ese tipo de tareas del jefe de Gabinete, Manzur, quien se quedó en Tucumán tras la visita con Alberto Fernández.
Con la interna con Cristina Kirchner en un peligroso espiral ascendente tras la aprobación legislativa del acuerdo con el FMI -gracias a un pacto con Juntos por el Cambio-, el primer mandatario buscará con su mensaje, que dará en tono solemne, retomar la iniciativa en la administración del Gobierno a través de una cruzada contra el problema económico que más preocupa a la población y que, en consecuencia, más golpea a la Casa Rosada ante la opinión pública.
Alberto Fernández intentará dejar de lado, al menos en público, su evidente y constante interés por el conflicto político que sacude a la coalición nacional oficialista, para procurar tomar la delantera con una batería de medidas antiinflacionarias de incierto resultado. Es la primera vez que hace un anuncio rimbombante y habla de un paquete de políticas orientadas, todas, a paliar la suba de precios. Aunque su gobierno ya probó distintos antídotos, más o menos polémicos, contra la remarcación, y ninguno surtió efecto.
El tema se presenta muy acuciante por motivos económicos estructurales nacionales, y desde hace algunas semanas, internacionales. La última cifra del Indec mostró que la inflación superó el 4% el mes pasado, y 7,5 en el caso de los alimentos, con un acumulado alarmante que golpea de manera directa a la clase media y baja. Con el agravante a futuro de que esos guarismos no reflejaron aún el impacto de la guerra de Rusia contra Ucrania que disparó los precios de las commodities energéticas en el mercado internacional. Según auguran en el Gobierno, el conflicto bélico tendrá graves consecuencias en la economía argentina. “Nos enfrentamos a un panorama que puede terminar en cualquier lado. Quizá la semana que viene no tengamos pan en las góndolas, estamos hablando de ese nivel de gravedad”, se alarmó anteayer un alto funcionario muy cercano a Alberto Fernández desde la Casa Rosada.
La expectativa por las medidas fue en alza en los últimos días, y ya circulan algunos borradores con el detalle de las políticas. Como adelantó Infobae, el paquete incluiría imponer precios máximos en comercios de cercanía, establecer la creación de dos fideicomisos para estabilizar los precios de la harina de trigo y las verduras frescas, fijar nuevos valores para los cortes populares de la carne y aumentar al máximo las retenciones para los derivados de la soja. Pero la confirmación llegará esta tarde en la voz del Presidente desde Olivos, cuando caiga el sol, a través de los canales de streaming oficiales.