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Alberto Fernández evalúa cambios en el Gabinete Nacional para los próximos meses

El Presidente no descarta modificaciones de funcionarios tras el verano. Hay temor por la inflación fuera de control.

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Descacharreo

“Alberto abrió una puerta que no podrá cerrar ni aunque quisiera”, resume un funcionario de primera línea que mantiene diálogo directo con el Presidente. La convocatoria del Presidente el 17 de noviembre en el acto del Día de la Militancia para habilitar la competencia interna de cara a 2023, cambió las reglas del juego dentro del Frente de Todos, después de un año traumático que incluyó una derrota electoral, cartas abiertas de Cristina Kirchner, reformulación del Gabinete y renuncias públicas de ministros que desafiaron como nunca el poder presidencial.

Una inflación fuera de control, coinciden numerosas fuentes del Gobierno, es la principal amenaza que podría poner en jaque el crecimiento económico que ilusiona al Ejecutivo y la recobrada armonía en el oficialismo. Fernández analiza cambios en el Gabinete para después del verano.

Fumigación y Limpieza

El Presidente todavía se siente fortalecido por la remontada que le permitió acortar la diferencia -pero no esquivar la derrota- en las elecciones de noviembre. El jefe de Estado alimenta el armado de la CGT, las organizaciones sociales, los intendentes y de una decena de gobernadores como su principal pilar para equilibrar el poder dentro de la coalición de gobierno.

Movilidad Urbana

Todavía no se vislumbra un mecanismo para institucionalizar el Frente de Todos y la conformación de una mesa política nacional, que empujaban hace meses en la Casa Rosada. “Alberto va camino a compensar algo que a veces se descompensa y que tiene que ver en cómo está estructurado el FdT. Tiene la ambición de nivelar, de poner en valor a todos los actores y todos están bien predispuestos para eso. Sergio (Massa) y Máximo (Kirchner) están de acuerdo en que Alberto se pare, se posicione y conduzca este proceso, de la mano de una recuperación económica”, sostiene un ministro que se sienta en la mesa chica del Presidente.

En la Provincia, madre de todas las batallas, podría haber novedades antes, según algunos involucrados. En la segunda quincena de enero podría renovarse una mesa con representantes de todos los sectores del oficialismo. En la gobernación bonaerense relativizan esas versiones.

En el Ejecutivo confían en que un acuerdo con el FMI servirá para -en palabras de Martín Guzmán- tranquilizar la economía. Desde La Cámpora todavía objetan a los ministros del ala económica, que responden a Fernández: Guzmán, Claudio Moroni (Trabajo) y Matías Kulfas (Desarrollo Productivo).

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Un dirigente con acceso al despacho presidencial y a la intimidad de Olivos adelanta que el Presidente analiza cambios en su equipo de trabajo, pero destaca que los reemplazos serán en otras áreas, vinculadas a la gestión. Hay varias carteras, como Mujeres y Cultura que son observados por su baja ejecución presupuestaria. “Estamos cortos de mujeres y hay que resolverlo”, confía un colaborador de Fernández.

Un ministro albertista confía en que el Presidente podrá capitalizar una agenda de crecimiento de económico después de una temporada de verano récord que genera ilusión. “Estos primeros dos años la pandemia dominó la agenda. Ahora es el turno de la reactivación y de la contención de la inflación, que tiene que ir a la bajaAlberto tiene el desafío de liderar esa agenda y es su oportunidad de recuperar credibilidad y ganar centralidad frente al resto de los actores del FdT. Tiene la birome y la capacidad de tomar decisiones”, afirma.

“Lo que viene de ahora en más -lo que ya empezó- es el ´estilo Alberto´”, refuerza otro fernandista de la primera hora que no olvida “la traición de Wado” (de Pedro). El ministro del Interior se sabe afuera de la mesa chica del Presidente. “Los dos años que vienen van a ser el Gobierno de Alberto, antes reculaba, pero ahora es distinto”, sentencia un colaborador estrecho de Fernández.

El fantasma de la inflación

En el oficialismo tampoco comen vidrio. Si la inflación sigue su curso ascendente pondrá en jaque todos los pronósticos de la Casa Rosada y dañará seriamente la competitividad electoral del Frente.

“Para ganarle a la oposición hay que domar la inflación y mejorar el ingreso. Vamos a generar empleo. Va a crecer el PBI, vamos a crecer en capacidad instalada y va a mejorar la inversión. La clave será la inflación”, dice uno de los máximos referentes del Frente de Todos. En el entorno del Presidente sostienen que una tendencia a la baja de la inflación es “más importante que el acuerdo con el FMI”.

A pesar de los comunicados de gobernadores, Massa y otros actores, en el Gabinete nadie imagina que la falta de un Presupuesto pueda comprometer las obras negociadas con las provincias. La lapicera del silencioso jefe de Gabinete Juan Manzur será fundamental para reasignar partidas.

El nuevo equilibrio de fuerzas en el Congreso, con la pérdida de la mayoría oficialista en el Senado y el antecedente del fracasado Presupuesto en Diputados, obligará al Ejecutivo a negociar cada ley con la oposición. En el Ejecutivo son conscientes de que el ruido político puede influir en el alza de precios. “Va a ser de más ida y vuelta. Habrá más diálogo y juego más repartido”, señalan sobre la dinámica parlamentaria cerca del presidente de Diputados.

En las últimas semanas, delegados del Presidente conversaron con senadores oficialistas que no están dispuestos a romper, pero tampoco a seguir votando ciegamente los proyectos de la vicepresidenta. “Quieren tener su agenda propia”, adelantan.

Colaboradores de Fernández apuntan que el mandatario no esconde cartas a Cristina ni a Máximo Kirchner. El asesor Antoni Gutiérrez-Rubí sigue influyendo en la comunicación presidencial y en su agenda de proximidad, pero también tiene llegada a la vicepresidenta y a Massa. “Es como una vaca: tiene 4 estómagos”, ironiza un dirigente que habla con el catalán.

Funcionarios del Ejecutivo que se referencian en el Presidente señalan que la tregua en el oficialismo seguirá firme, porque ninguno de los actores desconoce que si Fernández no tiene números competitivos de cara a 2023 es casi imposible que otro candidato pueda ganar las presidenciales. “No hay ninguna duda: si no hay una reelección de Alberto es porque no hay posibilidad de construir algo competitivo. Más allá de los fuegos de artificio, la suerte del FDT está atada al Presidente”, sentencian.

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