El dólar blue subió medio punto para cerrar en $214, los bonos argentinos en dólares cayeron entre 0,3% y 1,6% y los precios de las acciones terminaron con un 0,5% de mejora en promedio. Fue el resultado financiero del día después de que Máximo Kirchner anunciase su renuncia a la jefatura del bloque de Diputados del Frente de Todos por discrepar con las formas y el contenido del principio de entendimiento que el presidente Alberto Fernández alcanzó con el FMI.
Para una parte de los operadores, la caída de los mercados fue moderada a contar por la intensidad de la crisis interna del oficialismo argumentando que ahora Alberto Fernández no tiene otra opción que avanzar con lo que comenzó. Su relato de “tener la soga al cuello” o el de “no celebro lo que firmamos. Esa no es la expresión correcta. No hay nada que celebrar. Pero si el viernes no firmaba hoy estaría analizando si decretábamos feriado cambiario”, dejan en claro que la escasez de dólares que padece el gobierno necesita una salida.
Máximo renunció a la jefatura del bloque y el gobierno está concentrado en darle viabilidad a un entendimiento con el FMI con laxitud en materia de reclamo de reformas estructurales (ni laboral, ni previsional, ni estatal) y sin pedir una devaluación importante del peso. Pero con dureza en los objetivos en materia fiscal y monetaria. El sendero de reducción fiscal que anunció el ministro Martín Guzmán implicaría bajar el déficit de 4,1% del PBI en 2021 a 2,5% este año y alcanzando el equilibrio de las cuentas públicas en 2025.
Para los economistas la reducción prevista para este año sería inalcanzable sin bajar en forma importante los subsidios a la energía que hoy explican entre el 80 y el 90 por ciento del déficit primario, equivalente a tres puntos del PBI. Esa montaña de subsidios a las tarifas de luz y gas, tan cara al kirchnerismo como medio de redistribución de riqueza, enfrenta este año fuerzas contradictorias entre el compromiso con el FMI y la fuerte suba del precio internacional del gas por la crisis en Ucrania.
La importación de gas demandaría hasta US$4.000 millones más este año y por el lado de las exportaciones la sequía amenaza los ingresos de divisas. Aunque el fuerte repunte del precio de la soja (está en US$560 la tonelada precisamente por los riesgos de la sequía para la producción de Brasil y Argentina) generó en las últimas horas una expectativa de alivio. El otro punto de dureza del principio de acuerdo con el Fondo es la reducción importante de la emisión de pesos para cubrir el déficit del Tesoro.
Economía y el Banco Central están escribiendo la Carta de Intención, vale recordar que el préstamo tiene que desembolsarse antes del 22 de marzo para poder pagar US$2.856 millones. Esa emisión tiene que bajar sensiblemente del 3,7% del PBI el año pasado a 1% este año y reducirse a cero en 2024. Ese corset monetario lo pone a Guzmán frente a la necesidad de conseguir fondos de otras vías que no sea la maquinita de la Casa de la Moneda.
Parte de ese financiamiento podrá conseguirlo en el mercado local y de la mano de la suba de tasas de interés que se está gestando en el Banco Central y que cobraría vigencia una vez que se conozca el dato de la inflación de enero que rondaría entre 3,8% y 4%, un nivel altísimo. La tasa de las Letras de Liquidez del Banco Central a 28 días está en 40% anual, muy por debajo de la inflación que prevén los economistas para este año (55%), encima del 33% que estima Guzmán con lo que se supone que podría ir al 44% que es el promedio de las previsiones.
Pero la colocación de deuda en pesos sería insuficiente tanto para bajar sensiblemente el nivel de emisión como para alcanzar el objetivo de que las reservas del Banco Central crezcan US$5.000 millones este año. Así, los analistas ponen atención en el comunicado del Fondo que sostiene que una parte del financiamiento podrá venir de “apoyos internacionales” además de los provenientes de los organismos de crédito.
Y ese apoyo, que lo calculan entre US$4.000 y US$5.000 millones, podría venir de Rusia, un país que, además de la presión militar creciente que está ejerciendo sobre Ucrania, cuenta con más de US$600.000 millones en las reservas, un número que Alberto Fernández cree que puede habilitarlo para pedirle ayuda. Y todo esto se imagina sin proyectar una devaluación de cierta magnitud.
¿Podrá el gobierno favorecer la liquidación de exportaciones mientras la brecha entre el dólar oficial y los libres supere 100%? Las minidevaluaciones, en una situación de alta inflación, han demostrado ser poco eficientes para eliminar el atraso cambiario. Pero aun corriendo de atrás, el gobierno cree que lo peor que puede hacer es fogonear la inflación con un salto del dólar. La profunda crisis política del oficialismo escribe su capítulo más difícil y todavía está en los primeros párrafos.