En los últimos días, en la política se suscitó una polémica en torno a declaraciones que realizó el presidente Alberto Fernández sobre su antecesor, Mauricio Macri. Primero, dijo que la Argentina estuvo en una situación peor cuando fue gobernada por el ex titular de Boca Juniors, que ahora padeciendo la pandemia mundial de coronavirus. Estas palabras le valieron el repudio generalizado del espacio opositor de Juntos para el Cambio.
No conforme con esto, luego el jefe de Estado decide doblar la apuesta y contó que, supuestamente, Mauricio Macri le habría pedido por privado no implementar una cuarentena estricta y que muriera el que debiera a causa de la infección por covid-19. Desde Europa, rápidamente salió a desmentir este hipotético mensaje el propio ex presidente. Sin embargo, lo que nadie se pregunta es el porqué de estas declaraciones justo en este momento.
Y es que la respuesta pasaría por una intención, por parte de Alberto Fernández, de desviar la atención de la sociedad. Es decir, trataría de distraer a la opinión pública para que ésta no se enfoque en la crisis social y económica que atraviesa nuestro país. Es por ello que durante el transcurso de los últimos días eligió pegarle a Mauricio Macri con el fin de hacer foco sobre la figura de su antecesor como responsable de los males actuales.
[su_note note_color=”#0A8C06″ text_color=”#ffffff” radius=”10″ class=””]Esta especie de estrategia política no sería antojadiza, teniendo en cuenta que mañana jueves se trataría en el Senado el polémico proyecto de reforma judicial. Una medida que pone la atención de la ciudadanía ante el peligro que representa en materia institucional. Y es que, buena parte de la sociedad, la contempla como un modo de buscar garantizarle a Cristina Kirchner la impunidad que necesita para zafar de las causas judiciales en las que está complicada.[/su_note]
Seguramente, no le pasa desapercibido a Alberto Fernández que para mañana está prevista una nueva movilización para protestar frente al Congreso de la Nación. La misma, promete ser numerosa y, al parecer, esto inquieta al Gobierno nacional ante la posibilidad de que se profundice en la sociedad una grieta que comience a aislar a la coalición gobernante y dejarla en minoría en lo que hace a la aceptación social.
En vez de ocuparse de la verdadera agenda que le preocupa a la gente, el presidente se muestra intransigente con la posibilidad de dejar de lado el proyecto de ley que busca reformar a la Justicia. Como si se sintiera presionado por Cristina Kirchner a la hora de continuar apoyando una medida a todas luces polémica que genera tanto rechazo en buena parte de la sociedad. Es por ello que optó por la estrategia de pegarle a Mauricio Macri.
Sin embargo, lo que el presidente ignora es que la opinión pública se encuentra un paso adelantada a las intenciones del poder político. Por esta razón, la gente está consciente de que las últimas declaraciones de Alberto Fernández no fueron más que una cortina de humo para desviar la atención de lo verdaderamente importante: la deteriorada situación económica y social más la intención de moldear a la Justicia, según su propia conveniencia.