El directorio del Banco Central analiza la posibilidad de terminar con el sistema de turnos previos que tienen las entidades del sistema financiero para la atención presencial en sucursales. El problema se analizó durante un encuentro que mantuvieron los principales dirigentes de la Cámara Argentina de Comercio (CAC) y de las Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA) , la Asociación de la Banca Especializada (ABE), y dirigentes de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), con el presidente del BCRA, Miguel Pesce, Sergio Woyecheszen y Agustin Torccasi, vicepresidente y gerente general del BCRA.
“La gran mayoría de las actividades económicas están trabajando prácticamente sin restricciones, cumpliendo estrictos protocolos, en la búsqueda de superar las dificultades que debieron enfrentar con motivo de la pandemia. Lamentablemente no están encontrando una respuesta acorde por parte de los bancos, lo cual genera trabas y dificultades adicionales que en nada colaboran para acompañar la recuperación que nuestro país necesita”, señaló la CAC en una nota dirigida a Miguel Pesce.
Los empresarios aducen que ya casi como todas las actividades de la economía están operando casi a pleno los bancos no deberían tener mayores inconvenientes en seguir el mismo camino.
Para el comercio, que todavía sigue manejando gran cantidad de efectivo y documentos físicos (como los cheques), el turno previo puede obstaculizar la actividad, aunque los sistemas están tan bien ajustados que los tiempos de espera suelen ser muy cortos. Con esa medida el público en general podría ingresar a las agencias bancarias manteniendo algunos protocolos sanitarios, como es el uso de barbijos.
Argentina es un país donde todavía se opera mucho en efectivo, a pesar de los avances de las banca electrónica. Es así que otro de los temas tratados fue el cobro de comisiones por depósitos en efectivo por parte de algunas entidades bancarias o por hacerlo con billetes de baja denominación.
El uso de efectivo, a su vez, genera problemas de logística a las entidades bancarias, como es el traslado y almacenamiento, lo que a su vez saca a la luz el debate sobre la necesidad de imprimir billetes de mayor denominación.