Aníbal Fernández se presentó este viernes ante el juzgado federal de Dolores para ser aceptado como querellante. En el caso, que instruye el juez Alejo Ramos Padilla, se investiga una presunta red de espionaje político-judicial que estaba integrada -entre otros- por el falso abogado Marcelo D’Alessio.
Según explicaron desde su entorno, el ex jefe de Gabinete cree que con la declaración del fiscal de Mercedes, Juan Ignacio Bidone, quedó en claro cómo actuaron sistemáticamente Elisa Carrió, Paula Olivetto y otros dirigentes que responden a “Lilita” para descalificar a diversos dirigentes. Esos ataques generaron constantes agravios, especialmente durante la campaña de 2015, cuando se involucró a Fernández con la investigación del Triple Crimen.
Según publicó Infobae el 8 de abril, Bidone aseguró en su indagatoria que D’Alessio insistía en nombre de Carrió para involucrar a Fernández “en los hechos relacionados al tráfico ilegal de efedrina“.
Fernández y Carrió han mantenido históricamente disputas en los tribunales por sus dichos públicos. Primero en el fuero penal, hasta que el kirchnerismo impulsó una modificación legislativa para eliminar los delitos de calumnas e injurias, doctrina que fue confirmada jurisprudencialmente en el caso Kimel. Luego, la batalla judicial se trasladó al fuero civil.
Ahora, con la investigación que encabeza Ramos Padilla, Fernández quiere demostrar que los recurrentes ataques de Carrió no eran aislados, sino que formaban parte de una operación mucho más compleja como la que se investiga en el expediente.