En un trámite experés que ni siquiera dio lugar a un conflicto diplomático mayor, el gobierno argentino impidió hoy el ingreso al país de dos sindicalistas relacionados directamente con el régimen de Nicolás Maduro que venían a Buenos Aires para participar de un congreso gremial.
Los gremialistas Jacobo Torres y Will Rangel llegaron esta madrugada a Ezeiza a las 01.30 y cuando pasaron los controles migratorios sus apellidos saltaron de inmediato en el sistema de la Dirección Nacional de Migraciones. Es que existen unos 450 ciudadanos venezolanos vinculados al régimen de Maduro que por acuerdo de los países que integran el Grupo Lima están impedidos de ingresar al país.
Rangel es un constituyente de la Asamblea Nacional que la Argentina no reconoce porque fue elegida tras elecciones fraudulentas. A la vez, este sindicalistas es presidente de la FUTPV y CBST, dos agrupaciones gremiales socialistas y, como el propio Rangel se presenta en su cuenta de Twitter: “Chavista 100 x ciento”. también es un admirador de Lula Da Silva, Néstor Kirchner y Cristina Kirchner. Este activista venezolano siempre aparece en los actos de gremialiestas con Maduro y es un ferviente devoto de Diego Maradona y de la causa de Palestina.
En tanto, Torres, también es constituyente de la Asamblea que responde a Maduro y es secretario de Relaciones Internacionales de la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores y Trabajadoras (CBST). Hace unos meses rechazó de plano el informe del Consejo de Derechos Humanos (CDH) de la Organización de Naciones Unidas que hizo Michelle Bachelet donde se denunció graves violaciones a los derechos humanos y más de 6.000 ejecuciones a opositores.
Según confirmaron a Infobae allegados al director de Migraciones Horacio García, luego de pasar por un “interrogatorio de protocolo” se les comunicó a los sindicalistas que estaban impedidos de ingresar a la Argentina. Se les ofreció esperar una respuesta formal de la Cancillería para que figurara en un documento oficial los motivos concretos de esa decisión antes de pasar a la deportación de hecho.
Sin embargo, los sindicalistas venezolanos no pusieron objeción, no quisieron siquiera esperar la carta oficial de la Cancillería y decidieron regresar a Caracas por su cuenta en un vuelo de Copa Airlines a las 4:30 de la madrugada.
Torres y Rangel iban a participar de un encuentro gremial organizado por la CTA al que nunca pudieron llegar. En rigor, los gremialistas se encuentran en la lista de dirigentes chavistas del régimen de Maduro no aceptados por los países del Grupo Lima. Al evaluar la situación en Ezeiza se dieron cuenta que la decisión de los funcionarios de Migraciones era irreversible y que esperar una respuesta oficial de la Cancillería no iba a cambiar su situación por lo que decidieron regresar de inmediato a Venezuela.