¡Vamos Argentina! Por sexta vez en la historia, la Selección está en la final de la Copa del Mundo. Esta vez no hubo que sufrir, fue puro goce lo de la Scaloneta en la semifinal contra Croacia: un golazo atrás de otro para darle forma a un 3-0 inolvidable sobre el último subcampeón del mundo. Y otra vez Lionel Messi demostró que es el mejor de todos con un show de novela, que incluyó gambetas por doquier, un golazo de penal que abrió el partido y una asistencia memorable para que Julián Álvarez sellara el resultado en el segundo tiempo. Ahora, la Selección espera por el ganador de la otra semifinal, que mañana protagonizarán Francia y Marruecos. El campeón defensor contra la revelación del torneo.
A fin de contrapesar la fortaleza croata en el mediocampo, Lionel Scaloni optó por reforzar el círculo central con el ingreso de Leandro Paredes en lugar de darle más vuelo al ataque con Ángel Di María. Como era de esperarse, el primer tiempo fue bastante parejo y estudiado, una partida de ajedrez como venían proponiendo los croatas de las cuadrículas de su camiseta. Por lo menos durante la primera media hora, en la que casi no había habido acción en los arcos, a excepción de un remate de media distancia de Enzo Fernández, débil pero esquinado y con pique, bien resuelto por Livakovic.
En esa pulseada táctica, solo una repentización, un rapto de creatividad podía romper el equilibrio, como lo había hecho Messi ante Países Bajos con ese pase inexplicable para Nahuel Molina. Esta vez, fue Enzo Fernández el que tomó la varita y sacó de la galera un balón largo perfecto para Julián Álvarez, que definió con sutileza ante la salida de Livakovic antes de ser embestido por este. El árbitro, parado sobre el punto penal, no dudó en señalarse los pies. Como tampoco dudó Messi en sacar un cañonazo fuerte y arriba, inatajable para el gran arquero croata. Si existen los golazos de penal, este sin dudas lo fue.
Apenas unos minutos después, la presión de Messi generó una recuperación que Julián Álvarez transformó en uno de los mejores goles del Mundial: arrancó de atrás de mitad de cancha y superó todas las marcas en el camino hasta quedar otra vez cara a cara con Livakovic. Y esta vez, el ex goleador de River no falló. Golazo, maradoniano, messiánico. 2-0 y a jugar con tranquilidad.
El doble golpe dejó tambaleando al subcampeón del mundo y Argentina casi marca el tercero, primero con un cabezazo de Nicolás Tagliafico que Livakovic tapó muy bien y que se fue rozando el palo, y luego Messi lo quiso hacer olímpico en el córner, pero otra vez despejó el 1 croata. El final del primer tiempo terminó siendo la campana de final de round que alivió a Croacia.
Pero habría más show de Messi en el segundo tiempo. Primero, con una gran pared en sociedad con Enzo, que el propio 10 definió con un fuerte remate al primer palo y que Livakovic tapó con esfuerzo. Y luego, con una jugada digna del mejor Messi, de ese que apilaba rivales en sus años dorados en Barcelona: recibió un lateral pegado a la línea, encaró a Gvardiol (uno de los mejores defensores del Mundial) y lo volvió loco, acelerando, frenando, girando y volviendo a girar hasta entrar al área y decirle “tomá y hacelo” a Julián, que tocó suave a la red. Golazo, para ponerlo en un cuadro por la jugada previa del gran Lionel.
Fue el golpe de nocaut para Croacia. El DT Zalic empezó a mover el banco con la esperanza de encontrar el descuento rápido y soñar con un empate milagroso en los 20 minutos que quedaban. Si habían podido tumbar a Brasil cuando todo parecía perdido, también podían soñar con una ráfaga de salvación. Pero no, no había forma de encontrarle una grieta a esa arquitectura perfecta que construyó la Selección en el fondo, fortalecida con el ingreso de Lisandro Martínez.
El tucumano Exequiel Palacios tuvo chance de sumar minutos, en reemplazo de Rodrigo De Paul, uno de los puntos altos más altos de un equipo que no mostró fisuras. Todos, del primero hasta el último, jugaron un partidazo y bañaron de impotencia a uno de los equipos más sólidos de la Copa. Y ya con el resultado controlado, hubo también minutos para los jugadores de campo que no habían tenido acción hasta aquí: Paulo Dybala, Juan Foyth y Ángel Correa. ¿Y Messi? Ni con molestias ni el triunfo asegurado quiso dejar la cancha.
Un triunfazo emocionante de la Selección, que ratificó una estadística histórica: cada vez que llegó a una semifinal, la ganó. Y por eso está una vez más en el mano a mano final por la Copa más importante del mundo. Esa que todosqueremos ver a Messi levantar el domingo.