Luego de que en la mañana de ayer se oficializara que la vacuna rusa Sputnik V tiene respaldo científico, desde el kirchnerismo salieron a festejar como si se tratara de una cuestión épica. Sin embargo, algo oscuro se esconde detrás de esta reacción contenida, y es que durante más de un mes y medio el Gobierno viene aplicando una vacuna que no contaba con el respaldo científico necesario.
En ese marco, la noticia de ayer y el festejo del Gobierno nacional no hizo más que desenmascarar el hecho de que desde el oficialismo se jugó con la salud de las personas de manera descarada. Y es que se comenzó a aplicar una vacuna que recién en las últimas horas obtuvo el aval necesario para poder ser aplicada. En ese sentido, analistas económicos parecen haber descubierto el porqué.
Y es que todo indicaría que el arreglo al que habrían llegado el presidente ruso, Vladimir Putin, con Alberto Fernández era el de probar la vacuna en la población argentina a cambio de su apoyo a la negociación de la deuda externa con el FMI. Cabe recordar que Rusia, luego de Estados Unidos, es un jugado geopolítico de peso en el organismo internacional de crédito al que le debe la Argentina.
Esto significa que el Gobierno nacional usó como conejillo de indias a su población para probar la eficacia de una vacuna que no contaba con el aval científico necesario para inocular a la gente. Es por ello que no es casualidad que en el mismo día en el que la ciencia confirmó la eficacia de la vacuna rusa, Alberto Fernández anunciara por las redes sociales que tiene el apoyo de Vladimir Putin frente al FMI.
Claro, luego del “favor” realizado por el oficialismo es que el presidente ruso expresó que apoyará a nuestro país en la renegociación de la deuda tomada con el FMI durante el macrismo. Pero ahora, se plantea otro desafío difícil de solucionar para el Gobierno nacional, y es que se encuentra con la enorme dificultad de hacer cumplir el contrato firmado con Rusia para proveerse de vacunas.
Y es que la producción de la vacuna rusa por parte de los laboratorios de ese país se ha visto estancada en los últimos días, por lo que, hasta nuevo aviso, Argentina no contará con la posibilidad de continuar trayendo dosis de la Sputnik V, a pesar de que alardeó con ello. Esto significa que, así como antes teníamos vacunas sin autorización, el problema es que ahora tenemos autorización pero sin vacunas.
¿Se hará cargo el Gobierno nacional de la encerrona en la que está y en la que puso a toda la población? ¿Dará la cara para explicar por qué razón inoculó a buena parte de la población médica sin contar con la certificación científica? Mientras tanto, la sociedad está a la buena de Dios para lograr recibir la inmunización necesaria cuando cada vez está más cerca la llegada del otoño y el posible rebrote.
