DOHA (Enviado especial).- Si había un mensaje que quería dejar este equipo en esta ciudad, era que la unión del grupo es la principal herramienta que tienen para creer que el sueño de subirse a la cúspide del fútbol mundial está al alcance de la mano. Llegaron aquí con esa bandera y en el en la última práctica, en el ensayo previo a la gran final se mostraron convencidos de que esa es la única fórmula. Porque más allá de las especulaciones tácticas que pudieron circular en esta Universidad de Qatar, la sensación que quedó en el aire que emocionalmente la selección argentina atraviesa su mejor momento. Que en la antesala del choque con Francia las energías son tan positivas como conmovedoras.
Porque ver a Scaloni a un costado contemplando a sus muchachos trabajando y a los otros, los que quedaron afuera de la lista, sentados a un costado de la cancha, resultó la imagen perfecta para un momento perfecto. Es que el entrenador tuvo a todo su personal disponible. Charló con ellos un rato antes, todos estuvieron en esa charla final y después todos fueron a la práctica. Incluso, Joaquín Correa, Giovanni Lo Celso y Nicolás González se sumaron al grupo, pero sin ropa de entrenamiento: se quedaron en uno de los bancos de suplente que tiene el predio y tomaron mate.
En las redes sociales se encargaron de multiplicar el lema “Todos juntos”. Siempre lo hicieron, y mucho más cuando cayeron ante Arabia Saudita. Este grupo es cultor de esa idea. Mantiene rituales, no rompe con ellos. Por eso, aquello de replicar lo que construyeron en el camino hacia la coronación de la Copa América se mantiene como religión aquí: una sola mesa para comer todos juntos, el asado como norma, el campeonato de truco con toda la delegación, la charla de mates entre Rodrigo De Paul, Lionel Messi y Claudio Tapia… Nada se cambia, todo se potencia.
Entonces, en la práctica, la última, Scaloni quería replicar cada momento y se quedó a un costado cuando sus jugadores se divirtieron con el “loco”. El entrenador tomó una pelota y jugó con ella de lado a lado. La llevó junto al pie, con la mirada clavada en el césped, como disfrutando a su manera de lo que estaba pasando. Y tampoco dio señales de cómo piensa conformar el equipo para la definición de esta Copa del Mundo. Jugó al misterio durante toda la competencia y no podía ser de otra forma para esta final. Ni un solo dato para el rival.
Explicó el técnico que el valor de tener un grupo comprometido es la conquista más grande para él en esta Copa del Mundo y quedó claro en este último entrenamiento, porque todos sus futbolistas salieron al campo de juego, se mostraron concentrados, se rieron juntos y disfrutaron también. Incluso, cuando la incertidumbre entre los más de 500 periodistas que asistieron a ver la última práctica de Messi en un mundial, estaba en saber si finalmente el entrenador se decidirá por poner a Ángel Di María desde el arranque para el juego en estadio Lusail.
Si bien fue un ensayo breve, Scaloni se tomó un rato para mover al equipo tácticamente. Y en ese escenario su apuesta inicial no estuvo por darle la titularidad al delantero de Juventus, sino que dispuso nuevamente cinco defensores: Nahuel Molina, Cristian Romero, Nicolás Otamendi, Lisandro Martínez y Marcos Acuña. Y su primera opción de cambio fue sacar a Martínez, para armar el equipo con Di María y darle más vuelo ofensivo al equipo. Un Scaloni auténtico, porque sabe el entrenador que no puede esconder qué hace en las prácticas, por lo tanto, muestra todo el abanico para no dejar certezas de nada. Incluso, cuando él reconoció que ya tiene resuelto cómo quiere enfrentarse con Francia.
Cada acción de este grupo tiene una razón de ser y está vinculada a demostrar que no hay nada que pueda quebrar esa unión. Incluso, el propio Scaloni deslizó que sus jugadores ya saben quiénes serán los que estén dentro del campo de juego en la gran final, por lo tanto, el DT no teme que la formación se pueda filtrar por intermedio de sus muchachos. Y tampoco es casual que el entrenador se haya pronunciado en ese sentido, es que él sabe que se había instalado por aquí que en algunas oportunidades ciertos datos llegan desde los propios futbolistas o las familias de los mismos.
Se trata de entender que en este último paso antes de la gran final, también se envió una señal desde adentro hacia afuera. La selección argentina es un grupo compacto, un equipo convencido de sus fortalezas y que tienen en claro que “Todos Juntos” alimentan la ilusión más grande que ellos puedan imaginarse.