n una ciudad que vive bajo el influjo de la sangre derramada por la violencia y la arrogancia del poder narco, una decena de agentes del orden con tres motos tienen rodeado a un repartidor que está mal estacionado en una calle del centro de Rosario. El infractor está sentado al volante y, desde la ventanilla, discute con un agente de tránsito y con un policía. La discusión sube de tono, las posiciones no se acercan. El hombre baja de la camioneta utilitaria blanca. Hasta que llegan dos motos más, otro par de policías. Y se desata la brutalidad: uno de los uniformados, fornido, se lleva por delante al repartidor; lo empuja y lo aplasta contra la puerta de una vivienda; se le arroja encima y, con violencia inusitada, lo reduce contra el piso. Una mujer les grita, denuncia el insólito procedimiento. Tres peatones sacan sus celulares y comienzan a registrar la escena. Desde un piso alto, un vecino graba todo, también.
Esos son los registros que, por estas horas, circulan en las redes sociales de forma viral. No solo por la brutalidad del operativo, que provocó el repudio de vecinos y comerciantes de la calle donde ocurrió el episodio, a siete cuadras del Monumento Nacional a la Bandera, sino porque, se supo después, uno de los policías que detuvo de forma bestial al repartidor tenía en su sangre rastros del consumo de cocaína.
El agente fue pasado a disponibilidad preventiva. Pero no por la forma en la que actuó para detener a un infractor de tránsito, situación que todavía está bajo análisis del área de asuntos internos, sino por haber dado positivo en el examen de narcolemia. Su compañero que participó en el arresto del trabajador que estaba mal estacionado no presentaba rastros de consumo de drogas, según se informó.
Según publicó el diario rosarino La Capital, el repartidor protagonizó una acalorada discusión con los inspectores de tránsito que le labraron el acta luego de que intentara irse del lugar. En ese contexto se produjo la intervención de los policías que redujeron al trabajador.
“El flaco está laburando y ustedes lo golpean y lo tratan como a un delincuente”, gritó unos de los testigos de la escena, que indignó a vecinos y comerciantes de la zona.
No valieron de nada las quejas ni las grabaciones caseras de los testigos: el repartidor fue detenido y permaneció encerrado en la comisaría 2ª de Rosario hasta poco antes de la medianoche. Según se informó, se le abrió una causa por amenazas a una agente de tránsito y resistencia a la autoridad. Pero la situación puede cambiar una vez que la Justicia coteje la versión policial y la del repartidor con los registros en video del violento episodio.
