Los uniformados acudieron en los primeros minutos del lunes a la zoma conocida como el puente de Casas Viejas, atendiendo a un llamado anónimo.
El aviso hacía referencia a una reunión que se prolongó demasiado, alterando el descanso de vecinos y veraneantes en el comienzo de la semana laboral.
Cuando los efectivos policiales llegaron, se dieron con un grupo de jóvenes que bebían alcohol y escuchaban música a alto volumen.
Ante la resistencia de los interpelados, los agentes les pidieron que les mostraran la documentación del rodado cuyo sistema de sonido era usado para amenizar la reunión.
Esto acentuó el enojo de los jóvenes, dos de los cuales, pensando en evitar una eventual sanción, se subieron al rodado para tratar de alejarse del lugar.
La velocidad de la maniobra tomó desprevenido a uno de los policías, que no pudo esquivar el brusco avance del Vokswagen Bora negro en el que se movilizaban los revoltosos.
El uniformado sufrió lesiones en su pierna izquierda, lo que derivó en la intervención de personal de Infantería, que redujo a los agresores y permitió el secuestro del vehículo.