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Cannabis: qué hay detrás de la industria que podría generar más dólares para la Argentina que la yerba mate y los arándanos

Según cálculos privados, con la sanción del proyecto de ley de cannabis industrial y su reglamentación se abriría la puerta a un mercado interno de 500 millones de dólares.

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El debate por la legalización de la marihuana tiene otra arista poco mencionada: la de cómo impactaría en la economía. (REUTERS)
Descacharreo

Verde el cannabis y verdes los dólares que el Gobierno aguarda por un sector que podría desplegarse con fuerza en la próxima década. La industria está floreciendo de a poco con el visto bueno del Congreso: la ley que regula la producción industrial de la planta y sus derivados ya tiene media sanción en el Senado. Esta semana, además, se celebró el Primer Congreso Internacional Cannabis y Desarrollo Productivo convocado, claro, por el ministerio que dirige Matías Kulfas.

Los dos usos del cannabis que hoy tienen vía libre o están por tenerla son el medicinal (aceites, nutracéuticos y medicamentos) y el industrial, aquel del que se obtienen, por ejemplo, productos textiles o materiales de construcción con las semillas, tallos, hojas y flores de la planta. A pesar de que es uno de los ejes de discusión de la campaña, el uso recreativo todavía está muy lejos para el sector privado que invierte en este rubro (aunque se ilusionan con la posibilidad).

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Según los cálculos de la Cámara Argentina de Cannabis (Argencann), con la sanción del proyecto de ley de cannabis industrial y su reglamentación se abre la puerta a un mercado interno de US$500 millones.

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“En materia de divisas nuestro país podría generar ingresos por US$1.000 millones en los próximos diez años, si se habilita expresamente la exportación de flor seca, fitopreparados, especialidades medicinales y el uso de cannabinoides en cosméticos, alimentos, bebidas y productos veterinarios, así como la transformación de la biomasa del cáñamo en diversas formas de utilización industrial”, añade Pablo Fazio, presidente de esta entidad y de la Red Americana de Asociaciones de Cannabis.

Prorrateado en la década, entonces, el cannabis podría generar al año más dólares que los que hoy ingresan por la exportación de yerba mate, arándanos y té.

La que dirige Fazio es una de las organizaciones líderes en la tracción de un sector privado fuerte y profesionalizado. Desde el punto de vista del empleo, dice, se proyecta la creación de 10.000 puestos de trabajo.

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El Ministerio de Desarrollo Productivo mira la oportunidad con ojos dulces. Antes de organizar el congreso en cuestión, había encargado un estudio al economista Andrés López, director del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) y profesor titular de Desarrollo Económico en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA.

López hizo un informe detallado sobre la oportunidad que la industria generó en otros países. Solo un ejemplo: en Colombia 337 productores autorizados de semillas, 37 unidades de investigación, 30 unidades de evaluación, 56 empresas con licencias de importación y 32 con licencias de exportación. Según el economista, la consultora PwC estimó que en suelo colombiano se generan 17 empleos por hectárea de cultivo de cannabis “outdoor” o al aire libre.

Más allá de que todavía falta que la ley pase por Diputados, la industria no va a nacer de la noche a la mañana. “Hay que ser pacientes con respecto a la generación de divisas: esto requiere que las empresas certifiquen procesos, no es como vender caramelos”, detalla López, en diálogo con TN.com.ar. En el caso del mercado no medicinal (es decir, el industrial), seguramente será más fácil, porque el medicinal tiene más requerimientos de trazabilidad.

El sector privado sabe que hay ciertas condiciones que se tienen que dar, además. Por ejemplo, Fazio destaca la necesidad de administrar la gestión de licencias “evitando desvíos especulativos”, es decir, personas que las adquieran con el fin de esperar a que la industria “explote” y venderlas para obtener una ganancia. Además, detalla, todavía falta “incorporar al CBD en el código alimentario argentino para habilitar su uso en alimentos, bebidas, y suplementos dietarios para facilitar su producción y comercialización”.

El CBD es el componente del cannabis que no tiene propiedades psicoactivas. En Estados Unidos, explica Nicolás Heller, de la Cámara Argentina del Cannabis y la empresa FLORIAN, hay desde cremas y aceites para aliviar el dolor para humanos y para animales hasta “consumibles” como gomitas, galletitas y bebidas con fines recreativos.

Los dos usos del cannabis que hoy tienen vía libre o están por tenerla son el medicinal (aceites, nutracéuticos y medicamentos) y el industrial (Foto: Reuters)

“En la Argentina, hay mucha gente que tiene tierras o conocimientos agrícolas y que se quiere meter en la industria: ganas no faltan, solo falta un marco normativo”, apunta Heller. Y añade: “Faltan reglas claras y transparencia para que la sociedad le pierda miedo al producto: en otros países del mundo hay gente que vive de esto como se puede vivir del tabaco, del tomate o del software”.

Por el momento, aquí está todo en potencial. Mientras tanto, López hace una advertencia: “La demanda del cannabis medicinal [producido a escala] no va a saltar de 0 a 100 de un día para el otro porque mucha gente va a seguir confiando en el autocultivo o en el proveedor ‘gris’ que ya le vendía el aceite. Sería prudente no sobrevender de la noche a la mañana para evitar la burbuja que ocurrió en otros países”.

Para terminar, ¿qué pasa con el uso recreativo, hoy eje del debate en la campaña legislativa? López recuerda que, cuando se presentó el proyecto de cannabis industrial ante el Consejo Económico y Social hubo interés de algunos gobernadores para que se regulara esta modalidad. “En realidad no es legalizar, sino regular: que haya un producto controlado en condiciones de sanidad y seguridad donde además se puedan generar puestos de trabajo legales”, señala el economista.

Argencann realizó una encuesta en julio de 2021 y entrevistó a 1500 argentinos: el 60% estaba de acuerdo con la regulación o despenalización del consumo adulto de cannabis. “Es un mercado con enormes posibilidades, el más grande en volumen e impacto económico”, concluye Fazio.

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