Nacido el 3 de mayo de 1991 y fallecido el 12 de octubre de 2006 a causa de una enfermedad terminal, Acutis fue un estudiante y programador de informática británico-italiano, que logró ser beatificado el 10 de octubre de 2020, en virtud de un milagro que se le atribuyó a principios de 2020.
En ese contexto, trascendieron dos hechos significativos sobre la vida del joven, que maravillaron a todo el mundo: el primero, que habría predicho su propia muerte; el segundo, que su cuerpo apareció totalmente intacto —incorrupto— luego de 13 años de estar dentro de un ataúd.
Lo primero es falso: jamás predijo su muerte sino que, cuando supo que tenía leucemia mieloide crónica, sostuvo: “Estoy destinado a morir”. ¿No era lógico que dijera algo semejante?
Lo segundo también es falso: si bien a través de Internet se difundieron múltiples imágenes del joven con un aspecto bastante conservado, el obispo de Asís, monseñor Domenico Sorrentino, aclaró que no es cierto que el cuerpo de Acutis se encontrara incorrupto.
De hecho, el rostro de Acutis ostenta una máscara de silicona muy bien confeccionada que cubre su propia cara.
Respecto de la conservación del joven, monseñor Sorrentino detalló que en el momento de la exhumación en el cementerio de Asís el cuerpo se encontró en el estado normal de transformación típico de la condición post mortem.
A su vez, reveló que, luego de la exhumación, Acutis fue tratado con técnicas de conservación en integración que se practican habitualmente para exponer “los cuerpos de los beatos y de los santos con dignidad para la veneración de los fieles”.
Según publicó oportunamente El Diario de Caracas, “Sorrentino expresó que la operación se realizó ‘con arte y amor. La reconstrucción de la cara con una máscara de silicona fue particularmente exitosa (…) con un tratamiento específico se logró recuperar la preciosa reliquia del corazón. Se utilizará el día de la beatificación’.”
Refiere allí a una entrevista concedida a ACI Stampa, donde Nicola Gori, postulador de la causa de beatificación de Acutis, se sinceró: “No podemos hablar de incorrupto. Pero lo que vemos es verdaderamente a Carlo en sus restos mortales que, con su presencia, libera ese deseo de mirar a Cristo, quien fue el verdadero amigo de su vida”.
Finalmente, Gori justificó la imagen de Carlo donde parece dormir plácidamente: “Nos habla a todos mucho más que mil palabras”.