El diputado nacional acusó a Daniel Tillard por favorecer a una firma quebrada y vinculada al hijo, lo que se encuadraría en un conflicto de intereses. Críticas por el cierres de sucursales.
El diputado nacional y dirigente bancario, Carlos Cisneros, acusó al presidente del Banco Nación, Daniel Tillard, por favorecer a una empresa quebrada vinculada a su hijo, lo que se encuadraría en un conflicto de intereses. También criticó el plan de cierre de sucursales impulsado por el gobierno de Javier Milei y advirtió sobre un avance encubierto hacia la privatización del banco público más grande del país.
En medio del escándalo por el default de la petrolera Aconcagua y el avance del Gobierno nacional sobre el Banco Nación, el parlamentario tucumano lanzó duras críticas en contra de Tillard, y denunció públicamente “un claro conflicto de intereses que no puede ser tolerado”.
Según se reveló en medios nacionales, el titular del BNA ordenó la compra de bonos por $400 millones a una empresa quebrada, Aconcagua Energía, sin el aval del Directorio y con la intervención directa de su hijo Ignacio Tillard, quien como colocador de la deuda se quedó con una comisión del 1%. “El Banco Nación no es el negocio de una familia”, disparó Cisneros.
“Estamos frente a un caso que combina discrecionalidad, nepotismo y negocios cruzados con fondos públicos”, denunció Cisneros. “Es inaceptable que se usen recursos del banco estatal más importante del país para salvar a empresas privadas en default y beneficiar a familiares del presidente de la entidad”, añadió.
El fantasma Vicentin
Cisneros también recordó que no es la primera vez que el Banco Nación es utilizado para beneficiar a empresas privadas con vínculos políticos. “Ya lo vimos durante el gobierno de Mauricio Macri, cuando el Banco le otorgó créditos millonarios por encima de los límites legales a Vicentin, una empresa que terminó defaulteando más de U$S1.500 millones y que aún hoy sigue envuelta en causas judiciales por fraude”, sostuvo.
Y añadió: “Ese modus operandi parece repetirse ahora con Aconcagua. Cambian los nombres, pero el patrón se repite: bancos públicos usados como caja de salvataje para empresas amigas y negocios personales”.
“Vaciamiento” y privatización
El diputado tucumano apuntó también contra el plan de cierre de 60 sucursales que la administración libertaria impulsa bajo el pretexto de “eficiencia y modernización”, que ya derivó en despidos, jubilaciones anticipadas y abandono de zonas donde el Nación es el único banco operativo.
“El ajuste encubierto que están aplicando no es para mejorar el banco. Es para vaciarlo, debilitarlo y venderlo después”, advirtió.
Cisneros refutó además la narrativa oficial que intenta justificar la transformación del Nación en sociedad anónima alegando que es una estructura obsoleta y deficitaria.
“Los propios balances desmienten ese relato. El Banco Nación es altamente rentable, con ganancias operativas de $11,4 billones en 2024 y un rol clave en el financiamiento de PyMEs, industrias, el agro y el comercio en todo el país. Concentra el 15% de todos los préstamos del sistema financiero y tiene más de 20 millones de cajas de ahorro activas”, detalló el legislador.
Incluso en 2023, el banco estatal ya había mostrado un incremento del 155,8% en los préstamos comerciales, siendo la principal fuente de financiamiento para pequeñas y medianas empresas. “¿Ese es el banco que quieren cerrar? ¿Eso es lo que les molesta?”, se preguntó Cisneros.
El dirigente sindical de La Bancaria fue contundente al cerrar su intervención: “No vamos a permitir que lo usen como trampolín personal mientras ajustan al pueblo. El Banco Nación es soberanía económica. Y no se negocia”.
Además, pidió que el Gobierno nacional le pida la renuncia a Daniel Tillard y exigió que se respete la decisión del Congreso, que excluyó expresamente al BNA de la lista de empresas privatizables. “La transformación en sociedad anónima por decreto es un atajo ilegal para avanzar en la entrega del banco”, denunció.