El ministro de Seguridad y Justicia de la Ciudad de Buenos Aires, Marcelo D’Alessandro, participó esta semana como expositor en el Congreso Mundial de Ciudades Inteligentes que se realizó en Barcelona, donde pudo confrontar visiones y abordajes con diferentes alcaldes y funcionarios de todo el mundo.
Durante su estadía mantuvo además una nutrida agenda de reuniones que incluyó al jefe Superior de la Policía Nacional en Cataluña, Luis Fernando Pascual Grasa; a los principales mandos de Mossos D’Esquadra (Policía autonómica de Cataluña); a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau Ballano; y al vicealcalde Albert Batlle.
En esas charlas el ministro se encontró con debates similares a los que enfrenta en la Argentina como, por ejemplo, sobre las Taser. En Barcelona, la policía local -fuerza de proximidad y seguridad urbana- no tiene autorizado portar armas de baja letalidad. Los Mossos, en cambio, las utilizan habitualmente. En esa ciudad cosmopolita cuyas calles explotan de gente todos los días y que llamativamente tienen pocos rastros del paso de Lionel Messi, tampoco está habilitada la videovigilancia ni el reconocimiento facial pese al aumento de arrebatos y robos que hay en zonas turísticas.
Sin embargo, durante el congreso que se realizó en el centro de exposiciones La Fira no se discutió sobre la validez de estas herramientas, que parecen haber dejado atrás el examen de legalidad al que fueron sometidas en su irrupción. Ahora los gobiernos del mundo discuten cómo usarlas correctamente sin avasallar la privacidad de los ciudadanos y sus derechos humanos.
D’Alessandro compartió un panel en el congreso Smart City con el gobernador de Yucatán, Mauricio Vidal; la secretaria de Ciudades y Gobiernlos Locales de Barcelona, Emilia Saiz; el director de Tecnología de Nueva York, Mateo Fraser; y el vicealcalde de Curitiba, Eduardo Pimentel Slaviero.
Durante el viaje, el funcionario del gabinete de Horacio Rodríguez Larreta se enteró además que la vicepresidenta Cristina Kirchner aludió a un caso que lo tocó de cerca: el asesinato de Lucas González, el jugador de Barracas Central acribillado por policías porteños.
En una entrevista con Infobae, D’Alessandro contestó los dichos de la ex jefa de Estado, repasó la agenda de gestión y abordó temas polémicos como la discusión por las vallas en Recoleta, la respuesta estatal ante los piquetes que todas las semanas complican el tránsito porteño y las disputas internas en Juntos por el Cambio.
Marcelo D’Alessandro dialoga en Barcelona con Eduard Sallent, comisario jefe de Mossos D’Escuadra, la Policía Autonómica de Cataluña
— Esta semana usted participó de un foro sobre ciudades inteligentes con distintos alcaldes y funcionarios de todo el mundo. ¿Cómo encuentra a la Ciudad de Buenos Aires en cuanto a infraestructura y equipamiento para combatir la inseguridad en comparación con otros grandes centros urbanos?
La Policía de la Ciudad nació con una ley moderna que votó la Legislatura y nos permitió trazar un camino con cuatro pilares: cercanía y la proximidad; capacitación permanente y constante; transparencia y control civil de la fuerza y tecnología, una herramienta fundamental en una ciudad como la nuestra que duplica su población en forma diaria. Igualmente, es importante entender que el éxito de la seguridad es hacerse cargo y tener la decisión política. Muchas veces se compara a la Ciudad de Buenos Aires con otros distritos y te dicen: “Lo que pasa es que ustedes tienen recursos”. Los recursos pueden hacer que en vez de tener 1000 cámaras tengas 100 o 50. El tema es que tengas datos, diseñes un mapa del delito, te vincules con la gente en los foros de participación y tengas un sistema integral que les devuelva la libertad a los vecinos. Lo principal es la decisión política.
— ¿Con qué recursos tecnológicos cuenta hoy la Ciudad de Buenos Aires en materia de seguridad?
— Tenemos el 75% de la Ciudad videovigilada con 15 mil cámaras y estamos trabajando para incorporar las grabaciones privadas, 732 lectores de patentes, 200 patrulleros que transmiten imágenes en vivo, sistema 911 georeferenciado y conectado a las dependencias de emergencia y un mapa del delito online. Todos nuestros policías, patrulleros y motos están geolocalizados.
— ¿Cuáles son los focos de conflicto permanente que observan en ese mapa del delito?
— Nosotros tenemos dos cifras que son indubitables que son el homicidio doloso, donde participa la Justicia, y el robo de vehículos, que en todos los casos se hace la denuncia. Hemos llegado a tasas de 25 años atrás. En homicidios dolosos, estamos cerrando el año debajo de 3 cada 100 mil. Cuando asumimos, estaba en 6,5 cada 100 mil. Después trabajamos todos los días para evitar robos, arrebatos y delitos de motochorros.
— ¿Advierte el crecimiento de algún delito vinculado a la crisis económica y el deterioro social?
— La crisis económica impulsa el vandalismo. Cuando vos estás en un país donde una persona prefiere fundir la moneda de un peso para separar el níquel del bronce porque gana más plata de lo que vale la moneda, empezás a ver un deterioro. Hay mucha más gente que está en situación de calle y roba el bronce para comer o para consumir según la situación que tenga.
— ¿El narcotráfico es la principal preocupación que tiene hoy un responsable en seguridad?
— No. La seguridad la tenés que abordar en su totalidad. Sí es verdad que el narcotráfico no lo podés tomar como algo más. Durante años nos convencieron de que la Argentina era un país de tránsito y hoy a 300 kilómetros de la Capital Federal tenemos a nuestros hermanos rosarinos que están sufriendo una muerte por día y tienen los índices dolosos más altos de la historia. Cuando vos no tenés la decisión política de combatir el narcotráfico, lo que provocás es que se asiente con violencia porque las bandas se pelean por el territorio.
Cuando asumimos, en la Villa 31 teníamos el índice de homicidios dolosos más alto porque se estaban peleando las bandas por el territorio. Es fácil entrar con fuerzas especiales, pero insostenible en el tiempo. Yo no puedo bajar con 100 policías y sostenerlo para siempre. Ahí el problema que yo tenía es que había 200 pibes que cobraban para ser dealers o centinelas, jubilados y madres solteras que vendían drogas, comedores que eran una fachada para copiar drogas… El abordaje tenía que ser integral, multidimensional. Por eso se instaló allí el Ministerio de Educación y la Secretaría de Integración, se hizo un trabajo especial con la Justicia y con la Policía, y después de 4 años no tuvimos más homicidios dolosos en la 31.
—¿En el caso de Rosario que mencionaba usted quién cree que no tiene la decisión política de combatir el narcotráfico: el gobierno nacional, la provincia de Santa Fe o la justicia?
Yo estuve hablando en Rosario con referentes y ciudadanos. Me impactaron mucho las madres que me contaban que habían cambiado sus vidas y luego del colegio se preguntaban si conocían al pibe que habían matado el día anterior y no a qué plaza iban a llevar a sus hijos. Yo no soy quién para ir a señalar con el dedo. No quiero enseñar ni explicar. Nosotros fuimos a contar nuestra experiencia. Es mentira que las cosas hay que naturalizarlas y adecuarse. Tiene que haber una decisión política de abordar el problema de forma completa e integral. No es una cuestión de presupuesto, es una cuestión de decisión política: Santa Fe es una de las provincias con más recursos del país.
—Pero por ejemplo acá en la Ciudad de Buenos Aires al tratarse de un delito federal ustedes necesitan colaboración del gobierno nacional. ¿Ve decisión política para combatir el narcotráfico?
— No, de hecho nosotros hemos empezado con investigaciones de narcomenudeo donde hubo un pasamanos, llegamos a un búnker y terminamos con una banda secuestrando 100 kilos de cocaína. Para esto nos tuvimos que ir a dos provincias fronterizas. Es mucha demanda para una fuerza local. Debería haber una articulación donde vos actuás en tu territorio y luego le cedés la investigación a la fuerza federal que tiene más efectivos desplegados en el país. Cada vez que tenemos que investigar esto, tenemos que comisionar una brigada de investigaciones.
—¿Y esta falta de decisión política es por connivencia, negligencia o incapacidad?
— No lo sé, lo deberían de definir ellos. Cuando asumimos, el gobierno nacional había dejado a las fuerzas federales en las villas 1-11-14 y en la 21-24. No fue por un capricho de que nosotros queríamos en la Ciudad tener mayor cantidad de efectivos, sino porque había una relación directa con Rosario, San Martín y los nodos de distribución de drogas. La primera medida que tomó la ministra Sabina Frederic fue sacar a las fuerzas federales. En la 21-24, en 10 meses de gestión de la ministra, hubo más homicidios dolosos que en cuatro años de gestión nuestra. Yo creo que no tienen un plan, no hay una planificación para atacar de forma directa el narcotráfico.
— Usted habla de decisión política para enfrentar diferentes cuestiones, pero a Rodríguez Larreta y a usted se les cuestiona la falta de firmeza para enfrentar los piquetes.
— Un piquete es una marcha de alguien que está realizando un reclamo. Cuando ves que las marchas que eran de dos mil o tres mil personas ahora tienen hasta 80 mil y que estás en un país con 40% de pobreza y tres dígitos de inflación, es un error pretender parar eso con la Policía. ¿Cómo puede ser que cada vez que hay una marcha el que sale a dar explicaciones es el ministro de seguridad? ¿Dónde está la ministra de Desarrollo Social de la Nación? ¿Dónde está la ministra de Trabajo? ¿Dónde está el ministro de Economía? ¿Dónde están los que tienen que dar una solución concreta? Nosotros no podemos darles una solución a la demanda de hambre, trabajo y vivienda de 80 mil personas que vienen de la provincia de Buenos Aires.
—¿Entonces si no mejoran los índices sociales y económicos vamos a tener que acostumbrarnos a vivir con los piquetes?
— Hace pocos días el Polo Obrero fue a Desarrollo Social. Nosotros pusimos la línea de Infantería y liberamos dos carriles de la Avenida Belgrano, las paralelas y el Metrobus. No hay que conformarse con eso, pero si mañana vuelven 30 mil personas y pasado mañana vienen 50 mil… ¿qué solución puedo dar yo desde la Policía a un reclamo social? Lo bueno sería que los funcionarios nacionales salgan de atrás de los escritorios a dar la cara. Todo el mundo sabe cuándo van a realizarse las marchas
— Ustedes también tienen críticas internas de Patricia Bullrich por este tema
— Nosotros demostramos ser muy firmes. La diferencia es cómo vos planteás esa firmeza. ¿Cuántas tomas de terrenos hay en la Ciudad de Buenos Aires?
— No sé.
— No lo sabés porque no es noticia. Y no es noticia porque no hay aunque lo intenten constantemente. Nosotros no decimos que al que quiera tomar un terreno le vamos a caer… Nosotros actuamos. En el espacio público trabajamos de la misma manera. Nosotros liberamos Liniers, Constitución y Once y sacamos a más de 5000 manteros. Pero insisto: en un país donde prefieren fundir la moneda de un peso porque se gana más plata de lo que vale la moneda, es muy difícil creer que la solución va a venir de la mano de la Policía y muy fácil tener un discurso donde se diga lo contrario. Con la Policía no se soluciona; esto se soluciona con política.
Durante su viaje a Barcelona, D’Alessandro también se reunió con el vicealcalde local Albert Batlle
—¿Cree que la interna en Juntos por el Cambio termina provocando más críticas a la gestión de Seguridad en la Ciudad de Buenos Aires? Pasó con los piquetes y también con las vallas en la casa de Cristina Kirchner.
— No. La Ciudad de Buenos Aires es el epicentro de las manifestaciones de todo. Muchas veces se pierde la dimensión. Hace poquito se movilizaron más de un millón de personas con los recitales de Coldplay. Lo mismo pasa con los partidos de fútbol. Sabemos que falta, que no es una Ciudad de delito cero, pero también vemos que las estadísticas están bajando. La pirotecnia verbal de la campaña a mí no me interesa. Venimos de la pandemia, tenemos una crisis muy profunda que no es sólo económica… Tenemos que ser muy responsables al momento de hacer comentarios.
—¿En esa interna usted va a trabajar para que Rodríguez Larreta sea presidente?
— Sí, por supuesto, no tengo dudas de que es el mejor candidato a presidente que podemos tener.
—¿Y qué puede cambiar en la seguridad con Rodríguez Larreta como presidente?
— Ya lo ha demostrado. Cuando muchos miraban para el costado, él podría haber seguido haciendo lo mismo y barrer los problemas bajo la alfombra, pero se hizo cargo. Creó una policía, planificó un sistema de seguridad y las estadísticas nos favorecen. Somos la segunda capital de América más segura.
— ¿Esperan que el fallo de la Corte Suprema sobre la coparticipación salga en las próximas semanas?
— Nosotros somos muy respetuosos de la división de poderes y es la Corte la que determinará cuándo fallar. Nosotros no tenemos dudas de que esto fue un nuevo artilugio del gobierno nacional que no afecta a D’Alessandro o a Rodríguez Larreta. Está afectando a los vecinos. Nosotros no tenemos dudas de que es lo que le corresponde a los porteños, pero esperaremos que se expida la Justicia. Ellos atacan a la Ciudad, atacan a los porteños, pero es la ciudad que eligen para vivir. Es medio raro cómo actúan.
—Ya fueron a la Corte por el conflicto por las escuelas, ahora por la coparticipación… ¿Por qué termina todo en la Justicia? ¿La política no lo puede resolver de otra manera?
— Evidentemente no. El ataque es constante. Compro 150 motos para la policía en una Ciudad con características donde la mejor herramienta para atacar los delitos de motochorros es la moto y te lo traban dos años. No hay sentido. Cerraron las puertas del Servicio Penitenciario para abarrotar comisarías que están preparadas para tener presos por 24 horas como mucho y hoy tenemos gente cumpliendo condena. Ellos, que dicen ser los paladines de los derechos humanos, están obligando a personas que cometieron un delito a que estén alojadas en lugares donde no tienen ni duchas. Están violando todos los derechos humanos y ahí también tuvimos que recurrir a la Justicia.
— El oficialismo denuncia lawfare. Cree que van a la Corte porque saben que va a fallar a favor de ustedes.
— El kirchnerismo tiene algo muy particular: lo que no controla lo destruye o intenta destruirlo. Y lo que no le es favorable también. Más de la mitad de los jueces fueron nombrados por ellos, quizás no los de la Corte pero sí los del resto de las instancias y fueros en los que están siendo juzgados. Tenemos que ver esto como una película y no como una foto. Ya hubo un intento de abordaje con la democratización de la justicia donde pretendían poner ellos a los consejeros, después como no pudieron modificaron la ley y constantemente están buscando la culpa en el otro. Tan es así que hoy la culpa de todo la tiene el presidente que eligió Cristina y ella intenta desmarcarse de eso.
— ¿No existe el lawfare?
— Lo que existe es un mecanismo para judicializar o hacer las denuncias correspondientes para todos aquellos temas que a uno le generan dudas. Hay causas que a prima facie confirman mecanismos de corrupción muy fuertes. Los bolsos de López existieron. Hay cosas muy fuertes de prueba indubitable para esto. Por supuesto que no estoy de acuerdo con usar la Justicia para dirimir cuestiones políticas.
— ¿Cree que cuidaron bien a la vicepresidenta durante los días que hubo manifestaciones en la puerta de su casa?
— No sólo la cuidamos bien, advertimos la posibilidad de una situación no sólo por la vicepresidenta sino por todo el barrio. Nosotros habíamos tenido intervenciones porque habían modificado la vida del barrio. Ya no se sabía quién estaba allí, tiraban fuegos artificiales, había murgas… Se habla de las vallas, pero no se conoce la historia. Ellos pretendían hacer un acampe durante todo el fin de semana. Teníamos dos opciones: ingresar con Infantería o poner las vallas, que es algo que luego se podía levantar apelando al razonamiento de los que querían hacer el acampe. Obviamente no les interesa razonar, no les interesa discutir. Quisieron tomar el espacio público por la fuerza y se generaron las imágenes que todos vieron. Recién ahí autorizaron a los funcionarios judiciales a hacer una reunión. Hicieron seis denuncias y un juez de ellos, Gallardo, terminó ordenando que se retire la Policía de la Ciudad de la zona.
Otra vez un juez de ellos nos ordena que nos vayamos, pone la seguridad en manos de militantes y la custodia hace todo mal antes, durante y después. Cuando se da esta situación de intento de asesinato de la Vicepresidenta, que es gravísima y lo repudio absolutamente, lo primero que hacen es echarle la culpa a otro.
— ¿No se arrepiente de haber ordenado la instalación de esas vallas?
— No porque hubiera sido peor. Querían acampar, tomar la zona. Teníamos quejas de adultos mayores que tenían que levantarse para ir a trabajar, les habían cambiado la vida. Había chicos con autismo a los que les tiraban fuegos artificiales en las ventanas, murgas… Eso era intolerable y no se podía sostener.
— En algunas encuestas surgen votantes de Juntos por el Cambio que dudan sobre el intento de asesinato. ¿Usted qué cree que pasó?
— El hecho en sí es gravísimo y no puede ser tomado como algo más. Hay que investigarlo. Es muy preocupante que organismos del Estado como la AFI, las fuerzas federales y la propia custodia no puedan actuar en la prevención. Los grupos de Twitter estaban ahí y una vez que se consumó el hecho se conocieron las imágenes donde se los veía… Pese a ello, no se pudo actuar en la prevención. Me parece que la expusieron mucho a la Vicepresidenta y ahora están buscando culpables.
— ¿Ustedes creían que podía haber algún tipo de agresión?
— El día que empieza todo este conflicto es por la imputación del fiscal Luciani y hay un sector que va a insultarla y nosotros actuamos. Están identificados y los pusimos presos, a disposición de la Justicia. Todas las cámaras de la Ciudad son las que les dieron la trazabilidad. No tenían ni idea de quiénes eran y cómo actuaron.
—¿Y ustedes no tienen ninguna responsabilidad en esa falta de prevención?
— No, bajo ningún punto de vista. Los que le entregaron la seguridad a los militantes o a los supuestos militantes, porque yo ya dudo de que hubieran sido militantes, fueron ellos.
El ministro porteño se refirió a la polémica por las vallas y contestó los dichos recientes de la Vicepresidenta (Foto de archivo: Gustavo Gavotti)
— Recientemente la Vicepresidenta habló de la inseguridad y aludió al caso Lucas González. ¿Qué le provocó escucharla? —Celebro que la Vicepresidenta hable de seguridad después de apenas 15 años en el poder. Podría haber evitado el desmadre del Conurbano, primero, o el triunfo narco en Rosario, después. En el medio, con la excusa del Covid, el Gobierno que integra la Vicepresidenta liberó a miles de presos sin ningún control ni comprensión mínima de los niveles de reincidencia. Ahora que terminó la pandemia, ¿alguien sabe dónde están esos delincuentes?
Les duele que la Ciudad tenga una gestión modelo en materia de seguridad, con los índices delictivos más bajos de los últimos 27 años. No hay delito cero, como no lo hay en ningún lugar del planeta, pero los vecinos saben que acá, el que las hace, las paga. Cuidamos a más de 3 millones de personas que viven y a las casi 4 millones que entran todos los días a trabajar. Estamos con ellos, de ese lado.
— ¿Pero qué medidas tomaron en la conducción política de la Policía a partir del asesinato de Lucas González?
En la Policía de la Ciudad tenemos los mecanismos de control interno más eficientes y sofisticados de todo el país. Son los que nos permitieron identificar y detener de inmediato a los asesinos de Lucas, para cuyas causas judiciales aportamos todos y cada uno de los elementos y las pruebas que tuvimos a disposición. Porque nosotros a los delincuentes los queremos presos. Pongámonos primero de acuerdo en eso.