La empresa argentina Bioceres, que trabaja en biotecnología agropecuaria, se asoció con la alimentaria Havanna, en un acuerdo para desarrollar productos a partir del trigo transgénico HB4. Tras el anuncio, desde la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) apuntaron a la iniciativa y manifestaron su oposición en redes sociales con el hashtag #ChauHavanna.
“¿Sabías que Havanna quiere hacer sus alfajores con trigo transgénico resistente al agrotóxico glufosinato de amonio? Se trata del flamante HB4, el primer trigo transgénico del mundo”, señalaron en una publicación, que acompañaron con una imagen modificada de los tradicionales alfajores de la marca que lleva la leyenda “70% tóxico”.
Desde la UTT expresaron que el uso de trigo transgénico “aumenta el uso de agroquímicos más tóxicos que el glifosato, tiene mayor riesgo a la contaminación genética a otros trigos y consolida el poder y concentración del agronegocio”.
La Unión de Trabajadores de la Tierra sostuvo: “Venimos desarrollando cultivos de trigo agroecológico, sano para quien lo consume y para quien lo produce. Nos sumamos al #ChauHavanna y volvemos a decir que necesitamos #LeyDeAccesoAlaTierraYA para cambiar el modelo agroalimentario en Argentina. ¡Ahora es cuando!”, dice la última publicación del hilo de tweets.
¿Qué implica el uso del trigo transgénico?
— Unión de Trabajadorxs de la Tierra (@uttnacional) May 17, 2021
❌ aumenta el uso de agroquímicos más tóxicos que el glifosato
❌ mayor riesgo a la contaminación genética a otros trigos
❌ consolida el poder y concentracion del agronegocio
En la misma línea se manifestaron, entre otros, el abogado ambientalista Enrique Viale, la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas y la periodista Soledad Barruti, autora de los libros Mal comidos y Mala leche.
El acuerdo entre Bioceres y Havanna
Según dijeron desde Havanna y Bioceres, uno de los primeros objetivos de la unión es el desarrollo de alimentos a partir del trigo HB4® tolerante a sequía, un desarrollo de la empresa de biotecnología agrícola, la Universidad Nacional del Litoral y el CONICET “que permite un uso más eficiente del agua y una mayor fijación de CO2 que un trigo convencional”.
Los productos, dijeron, se elaborarán bajo la marca de la alimenticia y contarán con toda la información para el consumidor sobre la zona de origen del trigo, la huella ambiental generada, y otros datos derivados del sistema de identidad preservada establecido para la producción de trigos HB4.
El acuerdo, señalaron, “impulsa un camino de innovación y trabajo conjunto entre dos compañías de primera línea que buscan llevar productos de alta calidad a la mesa de los consumidores y ampliar el acceso a la información dentro de la industria alimenticia”.
En octubre de 2020, el Ministerio de Agricultura otorgó la aprobación regulatoria a Bioceres de su tecnología HB4® para el cultivo de trigo, una tecnología de tolerancia a sequía única a nivel mundial.
La decisión de la autoridad regulatoria argentina se da luego de la aprobación de HB4 en soja, que ya fue otorgada en los países de mayor producción mundial de este cultivo, incluyendo Argentina, Estados Unidos, Brasil y Paraguay, que representan aproximadamente el 80% de la producción global de soja.
Qué dice la Sociedad Argentina de Nutrición sobre los alimentos transgénicos
“Toda tecnología nueva genera preocupaciones que, especialmente en el área de la seguridad, deben ser cuidadosamente resueltas. Sobre los alimentos derivados de los cultivos genéticamente modificados se ha debatido mucho y existe mucha literatura incluyendo estudios indiscutiblemente serios, investigaciones probablemente igualmente serias pese a ser financiadas por empresas o gobiernos con intereses específicos, y también opiniones de todo tipo, incluso algunas más sustentadas en las emociones que en la ciencia”, plantea la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) en su posición sobre el tema.
“Es Posición de la Sociedad Argentina de Nutrición que según la evidencia reunida a la fecha los alimentos derivados de los cultivos transgénicos han demostrado ser seguros tanto para la salud humana como animal”, aseguran los autores del informe.
En su análisis consideran que los principios de seguridad ambiental, seguridad alimentaria, equidad y sustentabilidad “están presentes en todas las etapas de decisión que han acompañado el desarrollo de los cultivos genéticamente modificados”. “Al día de hoy no se han reportado daños para la salud o el medio ambiente derivados de su uso o consumo. Los agricultores usan menos pesticidas y estos son menos tóxicos, por lo que se reduce la contaminación del agua y del suelo”, argumentan.
No obstante, sostienen que “la continuidad de un sano debate sobre estos temas aumentará el intercambio entre los diferentes sectores y mejorará la calidad y cantidad de la información que llegue al público”.