Las dificultades de conectividad son uno de los principales obstáculos para la continuidad pedagógica a distancia en barrios populares, según los resultados de un relevamiento a familias de estudiantes de nivel primario en esos barrios de todo el país. Sólo el 39% de los participantes respondió que el servicio de internet utilizado por los alumnos es adecuado para las actividades escolares. Y la herramienta más utilizada para las tareas es el celular.
Por otro lado, un 31,2% manifestó que el servicio de internet es poco adecuado y con problemas constantes de conexión, el 18,2% dijo que es muy difícil conectarse, y el 11,6% expresó no utilizar ningún servicio de internet para hacer tareas educativas.
Los datos surgen del informe Conectividad y dispositivos: actividades escolares de los alumnos de barrios populares durante la interrupción de clases presenciales, realizado por Guillermina Tiramonti (Flacso), Víctor Volman y Federico Braga. Al comparar con los datos de la Encuesta Nacional Escolar 2020 del Observatorio de Argentinos por la Educación, realizada a una muestra representativa a nivel nacional de escuelas estatales y privadas, “se observa que los estudiantes de barrios populares tienen menos acceso a conectividad que el resto”, dicen.
“Mientras el 18,2% de los chicos de los barrios populares participantes del relevamiento tienen mala conexión en sus hogares, la proporción es del 9,6% para los alumnos de escuelas estatales, y sólo un 4,9% para los estudiantes de escuelas privadas”, detallan en el estudio.
“El informe nos ofrece datos que nos permiten reflexionar sobre la multidimensionalidad de la injusticia educativa. Por un lado está el aspecto material o económico: quienes son más pobres no cuentan con los recursos materiales (en este caso, conexión y soportes) para articularse a la escuela”, dice Guillermina Tiramonti, una de las autoras del informe.
Según la pedagoga, además “hay una dimensión cultural que ata a los hijos a la cultura de sus padres: aunque tengan computadora y conexión, necesitan un apoyo que está condicionado por el nivel educativo de sus padres. Solo la educación presencial aporta un apoyo cultural con cierta independencia de la educación de los padres”, reflexiona.
Con respecto a los modos y medios de conexión, el estudio destaca que el 45,4% de los estudiantes de barrios populares participantes del estudio se conecta a internet por medio de datos, mientras que el 39% lo hace por medio de wifi o conexión de banda ancha. Por otro lado, el 15,6% de los chicos no utiliza conexión a internet para sus actividades escolares, ya que se trata de tareas o ejercicios fuera de línea.
Para un 83,3% de los alumnos de barrios populares que participaron del estudio, los abonos o datos disponibles son insuficientes para la conexión requerida por las actividades escolares. Solo un 16,7% de los estudiantes posee suficientes datos o abono para participar de manera adecuada en la educación a distancia.
Junto con la brecha de conectividad, los datos del relevamiento evidencian que el 79,2% de los estudiantes de barrios populares respondientes utiliza el celular para realizar actividades pedagógicas. Solo el 13% usa PC o notebook, mientras que un 6,5% no utiliza ningún dispositivo para realizar actividades educativas. Además, las familias consultadas mencionan el uso de la TV (28,9%) y, en menor medida, de la radio (4,8%) con fines educativos.
“El celular compartido por un grupo familiar es la forma más frecuente de acceder a internet. Esto no solo limita el tiempo de disponibilidad del dispositivo, sino también la calidad de las acciones que pueden realizarse. A pesar de frases comúnmente dichas de que un celular es una computadora en miniatura, en realidad no lo es”, explica Fabio Tarasow, coordinador del Proyecto Educación y Nuevas Tecnologías de Flacso.
Para el experto, “las acciones que permite realizar, la inmediatez, el desarrollo de la interfaz específica de usuario, la confluencia de diversas aplicaciones al mismo tiempo dificultan un trabajo profundo y pausado, necesario para realizar acciones que lleven a la concreción de los aprendizajes profundos que se espera que la escuela proponga a los alumnos”.
“Una educación de calidad ya no es posible sin banda ancha ni pantallas de 11 pulgadas. La pandemia nos demuestra que el docente puede estar más cerca cuando, además de cuaderno y pizarrón, puede tener presencia asincrónica. Una presencia tanto más poderosa en contextos vulnerables. La garantía de la igualdad de oportunidades ya no depende exclusivamente de la presencialidad”, agrega Alejandro Artopoulos, director de investigación y desarrollo del Centro de Innovación Pedagógica de UdeSA.
Al comparar con datos representativos de todos los estudiantes de primaria a nivel nacional surgidos de la Encuesta Nacional Escolar 2020, se observa que entre los alumnos de escuelas privadas predomina el uso de la PC o notebook para tareas escolares, con un 45,4%, mientras que entre los estudiantes de escuelas públicas el teléfono celular también es el dispositivo más utilizado (67,2%), aunque en menor medida que en el segmento de estudiantes de barrios populares.
Solo el 11,3% de los alumnos de barrios populares que participaron del estudio posee un dispositivo digital propio. Es decir que 9 de cada 10 estudiantes (88,7%) comparten los dispositivos tecnológicos con hermanos u otros miembros de la familia.
El informe se basa en un relevamiento realizado por vía telefónica, de carácter exploratorio, a 78 familias residentes en 71 barrios identificados en el Registro Nacional de Barrios Populares (Renabap) y ubicados en diferentes regiones del país.