Y finalmente un día pasó. Ahora empiezan a desfilar los dirigentes políticos de la oposición a decir que en Tucumán hay inseguridad, más por oportunismo que por otra cosa. Y finalmente, un día el Gobierno provincial, de una mediocre conducción política, empieza a comprender que la inoperancia de su ministro de Seguridad, Claudio Maley, se ha cobrado una vida que en la opinión pública local no es una más porque se trata de alguien querido por la comunidad.
Y es que la desgracia de la inseguridad tocaba con demasiada insistencia como para que la oportunidad no le abriera la puerta. Fue entonces que en un momento inoportuno y en un lugar impensado, el cura Oscar Juárez fue vilmente asesinado de tres puñaladas asestadas a traición por la espalda. Todo en ocasión de un mísero robo que se cobró una vida inocente porque la misma ya no vale nada en una provincia jaqueada por delincuentes sin códigos.
Quiso el destino que una tragedia como esta ocurriera a tan solo una cuadra y media del domicilio de Claudio Maley, el responsable de la sangre que se derrama en Tucumán. En estos momentos es fácil caerle a los asesinos, pero una mente racional sabe que viven para actos así. El problema de fondo es la inacción de los funcionarios públicos sostenidos por otros igualmente ineficientes dirigentes políticos cómplices del estado de miedo que existen en la sociedad.
Hasta el momento, se sospecha que el sacerdote llegó a la humilde casa parroquial donde vivía y sorprendió a los ladrones que terminaron robándole la vida. Los peritos ya determinaron que el párroco sufrió una inusual violencia por parte de sus homicidas, ya que, incluso, lo maniataron. Se llevaron a un ser entrañable para quienes eran sus vecinos desde hacía ya casi década y media en Villa Luján en torno a la parroquia de San Martín de Porres.
Los vecinos del sacerdote ya están organizando una marcha que debiera de ser multitudinaria y sacar de su tranquilidad de cuarentena a una sociedad tucumana que se encuentra paralizada por el miedo. Desde Tucumán Despierta venimos cargando las tintas contra una dirigencia que solo atina a defenderse a sí misma y a sostener en su cargo a Claudio Maley vaya a saber uno por qué motivos cuando su incapacidad se cobra vida tras vida en nuestra provincia.
Ahora se escucha a senadores nacionales que representan a Tucumán en el Congreso decir que la inseguridad se cobra en la provincia más vidas que la mismísima pandemia. Cuando este medio no ha hecho más que señalarlo a diario con nombre y apellido de dirigentes que se enfadan cuando se muestra su inoperancia pero que después se rehúsan a dar la cara mediante una entrevista telefónica. La situación no da para más mientras se siguen contando muertos.
[su_note note_color=”#0A8C06″ text_color=”#ffffff” radius=”10″ class=””]Quizás el temor de ver a una sociedad levantarse de su estupor haga que los políticos empiecen a tomar cartas en el asunto. Lo primero que deberá hacer este Gobierno es revisar su política en materia de seguridad y deponer de su cargo al ministro Claudio Maley, quien ni al vecino más ilustre que tenía Villa Luján en la figura del cura Oscar Juárez, pudo garantizarle un mínimo de seguridad. Su inoperancia le terminó costando la vida a un ciudadano más.[/su_note]
