La duración del pan puede ser nula. En cuestión de horas podemos encontrarnos con un producto gomoso, elástico o en el peor de los casos, duro. ¿Cuál es la técnica para que dure más?
Así como visitaste la panadería temprano por la mañana, el pan que compraste para el resto del día puede ponerse duro en cuestión de horas, lo que resulta en una pérdida de dinero y de provisiones para la jornada. Pero la conservación del pan no depende tanto del tipo de producto, sino más bien de la manera en que lo guardamos.
El pan puede ponerse duro o elástico la misma noche del día en que lo compramos, lo que puede resultar bastante frustrante ya que la mañana siguiente tendremos que repetir la misma secuencia. Si no queremos experimentar este bucle una y otra vez, debemos conocer cuáles son los trucos para aumentar el tiempo en el que podemos disfrutar de un pan fresco y crujiente.
¿Por qué el pan se endurece?
Lograr que el pan aguante más allá de un día es posible ya que todo dependerá de factores que podemos controlar. Este producto como alimento perecedero, requiere unas condiciones de almacenamiento muy concretas para evitar la migración de humedad o que se endurezca.
Uno de los principales factores que influyen en la dureza del pan es la pérdida de la humedad, que puede producirse si se guarda en un lugar demasiado seco o en un recipiente inadecuado, indican desde el sitio especializado The New Canasta. Por lo tanto, la primera lección que extraemos de este fenómeno, es que debemos preservar el pan de todo aquello que acelere la evaporación del agua que contiene su masa.
La manera en que tenés que guardar el pan para que dure más
Para empezar, el pan debe guardarse en un lugar fresco y seco, alejado de fuentes de calor como estufas u hornos y de la luz solar directa. Esto se debe a que el calor acelera el envejecimiento del pan. Por otro lado, envolverlo correctamente también es fundamental. El uso de papel de estraza o de bolsas de tela transpirables permite absorber el exceso de humedad, lo que ayuda a conservar la corteza crujiente mientras se mantiene la frescura interior.
Del lado contrario, la humedad es uno de los principales enemigos del pan, ya que fomenta la aparición de moho. Por tanto, se recomienda almacenarlo en recipientes herméticos o añadir algún elemento absorbente de humedad, como una bolsa de gel de sílice, especialmente en entornos húmedos.
Además, en los casos en los que se haya comprado mucha cantidad, la congelación es otra alternativa eficaz si no se planea consumir todo el pan de una vez. Si se opta por esta alternativa, es recomendable dividir el pan en porciones o rebanadas antes de congelarlo, envolviéndolo en papel de aluminio o plástico para congelación y etiquetándolo con la fecha. El pan congelado debería consumirse en un periodo máximo de tres meses.