La sostenida racha alcista de los precios internacionales de la soja y el maíz es un alivio para el país: genera movimiento económico interno y un jugoso ingreso de divisas, unos USD 10.000 millones, a través de ambos complejos exportadores. Pero para que la expectativa se realice, el primer paso es la comercialización interna, en la que el productor vende su producción.
Por eso, a algunas semanas de haber comenzado la campaña comercial de estos granos y teniendo en cuenta los incentivos y las limitaciones que pueden tener los agricultores o empresas a la hora de desprenderse de su cosecha por la incertidumbre económica, la brecha cambiaria, la inflación o la alta presión impositiva, se vuelve necesario un primer análisis sobre cuál es el ritmo de comercialización y qué se puede esperar para los próximos meses.
Según un informe de la consultora AZ Group, la comercialización de maíz es la que lleva mejor ritmo. La cantidad de grano comprometido de la campaña 2020/21 alcanzó las 22,6 millones de toneladas, unas 300.000 toneladas por debajo de lo registrado a la misma altura del año pasado. Pero si se toman los negocios que se realizaron con precio hecho y con precio fijado, el volumen comercializado ya alcanza las 18,4 millones de toneladas, versus 17,4 millones en el mismo lapso de la campaña anterior.La comercialización de soja (AZ Group)
Si se toma en cuenta la estimación de producción de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) de 50 millones de toneladas para esta campaña, ya se comprometió el 45,2% de la cosecha, casi al mismo nivel que el año pasado (44,5%). Pero si solo se toma los negocios con precio hecho o ya fijado, la cantidad vendida representa el 36,8% de la producción total estimada contra el 36,3% del ciclo anterior.
Los autores del informe, Jeremias Battistoni, Sebastián Salvaro y Carlos Pouiller, indicaron que “actualmente el productor de maíz está muy activo en la comercialización del cereal y genera el mercado de mayor volumen de operaciones” a raíz de “las buenas cotizaciones y para eludir el riesgo de aumento de retenciones o de restricciones a la exportación”.
“Los agricultores avanzan sobre ventas de grano disponible y para la posición Julio dejando abierta alguna ventana a la suba con compra de calls. Muchas ventas de maíz tienen como destino la compra de insumos aprovechando la buena relación con la atrazina, el glifosato y el gasoil. Otros están buscando cerrar alquileres, en el entendimiento que aumentarán con el avance del almanaque”, agregaron.
En cuanto a la soja, la comercialización viene más lenta y por detrás de los niveles exhibidos el año pasado. En este caso hay que tener en cuenta dos variables que influyen en la comercialización, sobre todo si se la compara con la del año pasado: en primer lugar, la campaña fue sumamente afectada por la falta de lluvias y se presume más de 5 millones de toneladas por debajo del ciclo anterior hasta las 45 millones según la BCR, aunque a medida que avancen las cosechadoras, ese número puede seguir cayendo. Y en segundo término, cabe mencionar el fenomenal retraso de la cosecha, que se ubica 35 puntos porcentuales con respecto a los progreso registrados en la trilla 2019/20.
Así, la cantidad de mercadería comprometida al 21 de abril según la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios era de 15,5 millones de toneladas, un 34,4% de la cosecha esperada, mientras que a la misma fecha del año pasado se habían negociado 20,26 millones, o sea, el 40% de la campaña anterior. De ese total se vendieron con precio 8,2 millones de toneladas (hecho y ya fijado), por debajo de los 10,7 millones del ciclo previo. Este volumen significa 19% de la cosecha total versus el 22,5% del año pasado.La comercialización de maíz (AZ Group)
En este sentido, remarcaron que “la conducta de los productores sería consecuencia de la tendencia alcista que muestra el producto en las últimas semanas y de que los productores lo consideran resguardo de valor a lo largo del año. Se sabe, además, que el mercado de la oleaginosa tiene menos riesgo de intervención que los de los cereales” y agregaron al respecto que “quienes venden, lo hacen para pagar canjes y forwards o para adquirir glifosato y gasoil, que aumentaron menos que la soja”.
Otros análisis
Para el director de la consultora Agritrend, Gustavo López, el buen ritmo que llevan las ventas de maíz está impulsado por los buenos precios internacionales (casi USD 280 la tonelada en Chicago y USD 215 la tonelada en Rosario) y los numerosos embarques para exportación debido a la menguante oferta mundial, en la que Argentina comienza a jugar su papel.
“Llamativamente lo que se observa es una comercialización muy acelerada con 22,5 millones ya compradas por la exportación y está casi toda declarada (DJVE). Se está, prácticamente, a la par con el año pasado pero con una menor producción”, explicó López. Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), la campaña pasada se cosecharon 51,5 millones de toneladas, mientras que para esta se esperan 46 millones.
En esta línea, López consideró que cómo seguirán las compras de aquí en adelante “es la preocupación de las autoridades porque si pensamos que hay un saldo exportable de 27 o 28 millones de toneladas, quedan solo 6 millones disponibles. Ahí se da la situación más compleja de cómo va a seguir de ahora en adelante, si puede existir algún tipo de restricciones para la exportación”.
Por el lado de la soja, explicó que la comercialización “es más lenta primero porque hay un 30% cosechado y a esta altura del año pasado ya había un 60%, lo cual significa un retraso bastante importante, y, también una situación de escasez en Estados Unidos que está llevando a sostenimiento de los precios (USD 342 soja disponible en Rosario)”.
Los productores de maíz aceleran sus ventas para aprovechar los buenos precios
“A casi fines de abril el ritmo de ventas sigue siendo más lento, pero está en función también de una producción que va a ser menor, se habla de 44 o 45 millones de toneladas para este ciclo (contra 49 millones del ciclo 2019/20 según la BCBA)”, remarcó López y agregó: “Hoy solo hay 15 millones de toneladas vendidas y el año pasado había 20 millones. Del punto de vista de las exportaciones, también está muy lento, con 1,8 millones versus 5,6 millones de DJVE del año pasado”.
Por su parte, el analista de mercados de la corredora Intagro, Enrique Sarthes, sostuvo que en el caso de la soja “el retraso de este año se debe fundamentalmente a que hubo poca venta de pre-campaña porque apretaba la seca, y entonces el productor no tenía certeza de qué rinde iba a tener y porque se dio una suba de los precios internacionales”.
“Entre estas dos cuestiones la gente le perdió un poquito de miedo a la caída de precios en el mercado interno de la cosecha nueva y va vendiendo a cuentagotas a medida que va teniendo certezas”, afirmó el especialista. De todas maneras, señaló que en los últimos días se aceleró “un poco” el ritmo de ventas por parte de los agricultores y consideró la posibilidad de que “en una semana se va a ver una diferencia de un millón de toneladas”.