Dos días turbulentos –que terminaron con cuatro muertos y más detenidos políticos– sumieron a Venezuela en el sopor del estancamiento. Juan Guaidó prefirió el refugio de las redes para hacer anuncios el jueves por la noche. Y Nicolás Maduro siguió con su agenda de gobierno como si nada. Y entonces ¿ahora qué?
El Grupo de Lima reunirá a sus cancilleres en el mediodía argentino de este viernes en una cumbre de urgencia. El bloque de países reconoce a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela.
La cita fue convocada de urgencia a pedido de Colombia el martes, cuando el colectivo se declaró “en sesión permanente” tras una videoconferencia entre los cancilleres de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Perú.
Tratarán a puerta cerradas la situación desde que Guaidó lanzó el martes la “Operación Libertad”, con la que busca que las fuerzas armadas quiten su respaldo al presidente Nicolás Maduro para obligar su dimisión, algo que no parece estar sucediendo.
Lo cierto es que la oposición y su principal apoyo, Estados Unidos, tienen pocas opciones luego de que Guaidó, que funge como presidente la Asamblea Nacional, se paró el martes en el exterior de una base militar y pidió a las fuerzas armadas que derrocasen a Maduro. El plan fracasó. En su lugar, el jefe del ejército venezolano juró lealtad a Maduro y cuatro personas murieron en choques entre manifestantes y policías luego de la arriesgada maniobra opositora para asumir el control.
Huelga general sin fecha y en duda
Las calles de Caracas recuperaron la tranquilidad el jueves tras la violencia de las dos jornadas previas. El nuevo plan de Guaidó es avanzar hacia una huelga general, para la que no se conoce fecha y cuya efectividad está en duda en un país con una economía destrozada y una población exhausta.
Un experto en Venezuela señaló que la oposición y Washington enfrentan ahora la difícil tarea de trazar una nueva salida tras ver como solo un pequeño contingente de las fuerzas armadas se unió a Guaidó en el exterior de la base, sin indicios de que otras unidades atendieron al llamado al alzamiento.
“Solo podés jugar esta carta una vez, y ahora que se jugó es complicado ver qué más se puede hacer“, dijo Fernando Cutz, quien hasta el pasado 28 de abril dirigió la política estadounidense para Venezuela en el Consejo de Seguridad Nacional, tanto como con el presidente Barack Obama como con Donald Trump.
Maduro, bajo presión
Al mismo tiempo, el gobierno de Maduro está sometido a una enorme presión y enfrenta el rechazo de gran parte de la población mientras intenta encaminar el rumbo de un país en descomposición. El hecho de que todavía no se haya arrestado a Guaidó tras acusarlo de intentar perpetrar un golpe de Estado sugiriere que no tiene seguridad suficiente para hacerlo y que se muestra cauto ante cualquier incremento en la presión diplomática y económica de Estados Unidos y de las docenas de países que reconocen a Guaidó como el presidente legítimo.
Cualquier intento de detener a Guaidó sería “altamente inflamatorio”, apuntó Eileen Gavin, analista para Latinoamérica de Verisk Maplecroft, una consultora de riesgo global.
“Desde la perspectiva de Maduro, podría ser mejor desacreditar a Guaidó como una simple molestia y un títere de Estados Unidos, lo que socavaría el vacilante movimiento de Guaidó y, una vez más, dividiría a la fracturada oposición venezolana”, señaló Gavin.
El gobierno empezó a actuar contra algunos tras la fracasada rebelión. El máximo tribunal del país ordenó el jueves la detención del mentor político de Guaidó, Leopoldo López, que se refugió en la embajada de España tras desafiar su arresto domiciliario y unirse a la intentona golpista. La corte también abrió una investigación por traición a Edgar Zambrano, vicepresidente de la Asamblea Nacional que también estuvo con Guaidó en el exterior de la base militar en Caracas.
Algunos analistas creen que las acusaciones estadounidenses de que de que tres altos cargos venezolanos participaron en la trama contra Maduro no dividirá al gobierno sino que los acercarán a él. Uno de los cargos de más peso en el ejecutivo, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, juró lealtad al dirigente e indicó que hubo intentos para atraer al ejército a la causa opositora.
En una advertencia a los posibles desertores, Padrino López señaló que intentaron comprarlos como a “mercenarios”.
EE.UU., sin plan
Estados Unidos impuso sanciones a la industria petrolera venezolana y a figuras clave del equipo de Maduro, que se está aferrando al poder pese a la grave situación económica y humanitaria que en los últimos años obligó a alrededor del 10% de la población a marcharse en la mayor crisis migrante de Latinoamérica.
Según Cutz, aunque es probable que Estados Unidos endurezca su retórica hacia Caracas, ya utilizó su arma más potente: las sanciones al petróleo. Sus últimas opciones incluyen la idea de una intervención militar, que se baraja desde hace tiempo y es poco probable, o centrarse en otra prioridad de política exterior, señaló.
“Parece más un enojo que un movimiento estratégico”, manifestó acerca de la retórica belicosa de la Casa Blanca. “Si yo fuese un coronel de bajo rango, ¿por qué arriesgaría mi vida compartiendo secretos con los estadounidenses si van a mantener la boca cerrada?”.
Trump indicó que, por el momento, Estados Unidos no se está centrando en una opción militar.
“Y estamos haciendo todo lo que podemos hacer sin llegar, ya sabe, a lo máximo”, declaró el presidente en una entrevista con Fox Business Network el miércoles. “Tenemos muchas opciones abiertas. Pero cuando vemos lo que está ocurriendo allí, es un desastre increíble“.
Trump apuntó que Maduro era “duro, pero creo que está perdiendo mucho control”.
Fuente: AP y AFP